El Católico y la obediencia a Dios
La
obediencia es la verdadera prueba de nuestro amor por Cristo y el secreto para
descubrir la voluntad de Dios en nuestra vida. Algunas personas se muestran
renuentes a confiar a Dios completamente sus vidas, temiendo que Él pueda
cambiar sus planes.
Siervos
inútiles somos cuando hacemos solamente lo que debemos: Hay que dar más para
que los demás vean la Gloria de Dios en nuestras vidas.
Hoy
compartiremos algunos principios básicos, que nos van a ayudar a rendir nuestra
voluntad al misericordioso Padre Celestial.
Dios lo manda.
En Jeremías 7:23, Dios dice:
"Lo que si les ordené fue lo siguiente: Obedézcanme. Así yo seré su Dios,
y ustedes serán mi pueblo. Compórtense de acuerdo a todo lo que yo les ordene,
a fin de que les vaya bien ”.
Cuando el
rey Saúl desobedeció a Dios en nombre del sacrificio, el profeta Samuel dijo:
"¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y
sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el
sacrifico 1 Samuel 15:22
LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS
Por su revelación, «Dios invisible
habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos para
invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía» (DV 2). La
respuesta adecuada a esta invitación es la fe.
Por la fe, el hombre somete
completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre
da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5). La sagrada Escritura llama
«obediencia de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm
1,5; 16,26).
Del Catecismo de la Iglesia Católica:
La obediencia de la fe
Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse
libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios,
la Verdad misma.
De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
Abraham, «padre de todos los creyentes»
La carta a los Hebreos, en el gran
elogio de la fe de los antepasados, insiste particularmente en la fe de
Abraham: «Por la fe, Abraham obedeció y salió para el lugar que había de
recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba» (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-4).
Por la fe, vivió como extranjero y peregrino en la Tierra prometida (cf. Gn
23,4). Por la fe, a Sara se le otorgó el concebir al hijo de la promesa. Por la
fe, finalmente, Abraham ofreció a su hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17).
Abraham
realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos: «La fe es
garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Hb
11,1). «Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia» (Rm 4,3; cf. Gn
15,6). Y por eso, fortalecido por su fe , Abraham fue hecho «padre de todos los
creyentes» (Rm 4,11.18; cf. Gn 15, 5).
El Antiguo
Testamento es rico en testimonios acerca de esta fe. La carta a los Hebreos
proclama el elogio de la fe ejemplar por la que los antiguos «fueron alabados»
(Hb 11, 2.39). Sin embargo, «Dios tenía ya dispuesto algo mejor»: la gracia de
creer en su Hijo Jesús, «el que inicia y consuma la fe» (Hb 11,40; 12,2).
La Virgen María realiza de la
manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y
la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que «nada es imposible para
Dios» (Lc 1,37; cf. Gn 18,14) y dando su asentimiento: «He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Isabel la saludó: «¡Dichosa la
que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del
Señor!» (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán
bienaventurada (cf. Lc 1,48).
Durante toda su vida, y hasta su
última prueba (cf. Lc 2,35), cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no
vaciló. María no cesó de creer en el «cumplimiento» de la palabra de Dios. Por
todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe.
"Yo sé en quién tengo puesta
mi fe"(2 Tm 1,12)
Santiago 4: 7-8
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”
Versículos de la Biblia con respecto a la Obediencia a Dios
Éxodo
19:5
``Ahora pues, si en verdad
escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los
pueblos, porque mía es toda la tierra;
Jeremías
7:23
Sino que esto es lo que les mandé, diciendo:
``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y
andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien."
Éxodo
23:21
Sé prudente delante de él y obedece
su voz; no seas rebelde contra él, pues no perdonará vuestra rebelión, porque
en él está mi nombre.
2
Corintios 10:5
Destruyendo especulaciones y todo
razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo
todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo,
Romanos
1:5
Por medio de quien hemos recibido
la gracia y el apostolado para {promover la} obediencia a la fe entre todos los
gentiles, por amor a su nombre;
Romanos
6:17
Pero gracias a Dios, que {aunque}
erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma
de enseñanza a la que fuisteis entregados;
Romanos
10:16-17
Sin embargo, no todos hicieron caso
al evangelio, porque Isaías dice: SEÑOR, ¿QUIEN HA CREIDO A NUESTRO ANUNCIO?
Así que la fe {viene} del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
Romanos
13:1
Sométase toda persona a las
autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que
existen, por Dios son constituidas.
1
Samuel 15:22
Y Samuel dijo: ¿Se complace el
SEÑOR {tanto} en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del
SEÑOR? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, {y} el prestar
atención, que la grosura de los carneros.
1
Pedro 1:14
Como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes {teníais} en vuestra ignorancia,
1
Pedro 1:2
Según el previo conocimiento de
Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo
y ser rociados con su sangre: Que la gracia y la paz os sean multiplicadas.
Jeremías
26:13
Ahora bien, enmendad vuestros
caminos y vuestras obras, y oíd la voz del SEÑOR vuestro Dios, y el SEÑOR se
arrepentirá del mal que ha pronunciado contra vosotros.
Jeremías
38:20
Pero Jeremías dijo: No te
entregarán. Te ruego que escuches la voz del SEÑOR en lo que te digo, y te irá
bien y vivirás.
Deuteronomio
11:13
Y sucederá que si obedecéis mis
mandamientos que os ordeno hoy, de amar al SEÑOR vuestro Dios y de servirle con
todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
Salmos
18:44
Al oírme, me obedecen; los
extranjeros me fingen obediencia.
Isaías
1:19
Si queréis y obedecéis, comeréis lo
mejor de la tierra;
Josué
22:2-3
y les dijo: Habéis guardado todo lo
que Moisés, siervo del SEÑOR, os mandó, y habéis escuchado mi voz en todo lo
que os mandé. Hasta el día de hoy no habéis abandonado a vuestros hermanos
durante este largo tiempo, sino que habéis cuidado de guardar el mandamiento
del SEÑOR vuestro Dios.
Deuteronomio
28:14
No te desvíes de ninguna de las
palabras que te ordeno hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras
otros dioses y servirles.
Filipenses
2:12
Así que, amados míos, tal como
siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor
ORACION PIDIENDO OBEDIENCIA A DIOS
Dios de amor y misericordia
vengo a ti en esta hora, alabando y bendiciendo tu Nombre, Rey de Gloria. Sin
igual Dios que todo lo puedes, que todo lo ves, y que todo lo haces.
Bendecido sea tu glorioso Nombre. Te bendigo y exalto.
Te pido que me perdones por
mis frecuentes desobediencias a ti Señor. Perdóname mi Dios. A veces soy
difícil para hacer caso a tus indicaciones y exigencias espirituales.
Perdóname Señor y dame fuerzas para obedecerte por favor. Gracias mi Dios.
Y yo perdono a todos
aquellos que me deben obediencia y no me obedecen Señor. Los perdono y te pido
que les fortalezcas y renueves en este momento. Gracias Señor.
Y conforme a tu
misericordia, te pido por todas mis necesidades. Te pido que me fortalezcas en
la obediencia, sabiendo que la obediencia lleva a la bendición oh Dios.
Bendíceme con obediencia a ti, a tus directivas Señor y a las directivas de
los hombres a los que debo obediencia. Amén.
Te ruego mi Dios que
bendigas a todas las personas que amo, mi familia, mis familiares, mis hermanos
en la fe, mis compañeros de trabajo, de estudio, que tu mano de gloria y
poder se muevan sobre sus vidas. Derramando bendición y vida eterna, para
que ellos puedan obedecerte y ser bendecidos también.
Y en tu Nombre Señor, ato y
reprendo a todo espíritu de desobediencia, de rebeldía y de endurecimiento
espiritual que quiere gobernar mi vida. Satanás suelta mi vida en el
Nombre de Jesús, porque yo fui llamado a obediencia a Dios, a Jesús y al
Espíritu Santo. Amén.
Querido Jesús, te pido,
conforme a tu palabra, que me hagas obediente en todo, como es de esperar de un
hijo/a de Dios.
Ayúdame, porque la carne es
débil, la lucha es grande, y las angustias me golpean día a día Señor Jesús.
Te doy gracias mi Dios,
porque me has fortalecido y me vas a ayudar a andar como a ti te agrada Señor.
Bendigo y Enaltezco tu glorioso Nombre, porque sé que tengo la victoria en
Cristo Jesús cuando a ti clamo Señor. Amén.