martes, 19 de noviembre de 2024

.Santoral

San Edmundo

Mártir.


20 de noviembre


Fuente: Arquidiócesis de Madrid


Martirologio Romano: 

En Inglaterra, san Edmundo, mártir, que, siendo rey de los anglos orientales, cayó prisionero en la batalla contra los invasores normandos y, por profesar la fe cristiana, fue coronado con el martirio († 870).




Breve Biografía

Offa es rey de Estanglia. Un buen día decide pasar el último tramo de su vida haciendo penitencia y dedicándose a la oración en Roma. Renuncia a su corona a favor de Edmundo que a sus catorce años es coronado rey, siguiendo la costumbre de la época, por Huberto, obispo de Elman, el día de la Navidad del año 855.

Pronto da muestras de una sensatez que no procede sólo de la edad. Es modelo de los buenos príncipes. No es amigo de lisonjas; prefiere el conocimiento directo de los asuntos a las proposiciones de los consejeros; ama y busca la paz para su pueblo; se muestra imparcial y recto en la administración de la justicia; tiene en cuenta los valores religiosos de su pueblo y destaca por el apoyo que da a las viudas, huérfanos y necesitados.


Reina así hasta que llegan dificultades especiales con el desembarco de los piratas daneses capitaneados por los hermanos Hingaro y Hubba que siembran pánico y destrucción a su paso. Además, tienen los invasores una aversión diabólica a todo nombre cristiano; con rabia y crueldad saquean, destruyen y entran al pillaje en monasterios, templos o iglesias que encuentran pasando a cuchillo a monjes, sacerdotes y religiosas. Una muestra es el saqueo del monasterio de Coldinghan, donde la abadesa santa Ebba fue degollada con todas sus monjas.

Edmundo reúne como puede un pequeño ejército para hacer frente a tanta destrucción pero no quiere pérdidas de vidas inútiles de sus súbditos ni desea provocar la condenación de sus enemigos muertos en la batalla. Prefiere esconderse hasta que, descubierto, rechaza las condiciones de rendición por atentar contra la religión y contra el bien de su gente. No acepta las estipulaciones porque nunca compraría su reino a costa de ofender a Dios. Entonces es azotado, asaeteado como otro San Sebastián, hasta que su cuerpo parece un erizo y, por último, le cortan la cabeza que arrojan entre las matas del bosque.

Sus súbditos buscaron la cabeza para enterrarla con su cuerpo, pero no la encuentran hasta que escuchan una voz que dice: "Here", es decir, "aquí".

Este piadosísimo relato tardío colmado de adornos literarios en torno a la figura del que fue el último rey de Estanglia exaltan, realzan y elevan la figura de Edmundo hasta considerarlo mártir que, por otra parte, llegó a ser muy popular en la Inglaterra medieval. Sus reliquias se conservaron en Bury Saint Edmunds, en West Sufflok, donde en el año 1020 se fundó una gran abadía.

lunes, 18 de noviembre de 2024

+Santoral+







San Abdías


Santo, Profeta del Antiguo Testamento


19 de noviembre


Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: 

Conmemoración de san Abdías, profeta, quien, después del exilio del pueblo de Israel, anunció la ira del Señor contra las gentes enemigas 





Breve Biografía

El libro de Abdías es el más corto de los libros proféticos. Aparte de las discusiones entre exegetas, parece que se sitúa la vida y escrito de Abdías en el siglo V antes de Cristo. Esta profecía se desarrolla en dos planos: el castigo de Edom y el triunfo de Israel en el "Día de Yahvéh" que, como se sabe, es el día apocalíptico de la justicia de Dios. Ni que decir tiene que los edomitas son los enemigos de Israel que han aprovechado la ruina de Jerusalén y han invadido la Judea meridional. Contra su soberbia, despotismo y engreimiento dirá el Todopoderoso: "Aunque te encumbres como un águila, y pongas tu nido en las estrellas, de allí te haré bajar... te cubrirá la vergüenza y serás cercenado para siempre". Todo el libro es un grito apasionado de venganza que exalta la justicia terrible y el poder de Yahvéh.


Con todas las matizaciones precisas y, sin sacar de su contexto histórico este breve escrito veterotestamentario que está suficientemente cumplido no ya sólo por la acción bélica, conquista y sometimiento de los edomitas en el año 312 a. C. por parte de los nabateos, sino por toda la ulterior profundización "del día de Yahvéh" que se sitúa al final de los tiempos, podría hacer mucho bien a determinadas personas individuales, colectividades y naciones la lectura reposada de los 21 versos que contiene la inspiración de Abdías puesta por escrito para tomar el pulso a sus responsabilidades propias. Porque a la postre, guste o no, será Dios mismo quien "mida" a cada cual en "su Día" e importa mucho no encontrarse "falto de peso".

Como reclamaba justicia divina el ultraje que sufría Israel -el pueblo de Dios- en el tiempo de esta profecía, hoy siguen postulando la misma justicia cantidad innumerable de ultrajes cuyos responsables habrán de responder en el "Día de Yahvéh". ¿No estarán llegando a los oídos de Dios los gritos de los millones de famélicos que hay en el mundo? ¿Y los de las víctimas de quienes promueven las guerras? ¿Y las quejas de los ignorantes? ¿Desoirá Dios el quejido mudo de los no-nacidos porque se les privó aberrantemente de su primer derecho con el aborto? ¿Tendrá sordera Dios para las protestas de los que soportan leyes inicuas? ¿Se habrá tapado los oídos para no escuchar la indecible algarabía que forman los lamentos de los parados, de los sin-techo, de los que contemplan el despilfarro irresponsable de otros?

Yahvéh sigue hoy viendo a los prepotentes, a los que explotan, a los que impulsan al destierro, a los que hacen trata de blancas, a los orgullosos y a los soberbios, a los que calumnian, a los que causan el desprecio, a los que insultan y maldicen, a los que humillan, a los que roban lo ajeno... y a los que se venden por dinero.



Todo "machacado" por la malicia del hermano vive en tierra suya, habita en su dominio, le pertenece ¡Es su pueblo!

¡Gracias, Abdías, tú fuiste bueno y avisaste a tiempo!

sábado, 31 de agosto de 2024

SantodelDia


San Ramón Nonato

Cardenal


31 de agosto


Fuente: 
  Archidiócesis de Madrid


Martirologio Romano: 

En Cardona, de Cataluña, san Ramón Nonato, que fue uno de los primeros socios de san Pedro Nolasco en la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, y es tradición que, por el nombre de Cristo, sufrió mucho para la redención de los cautivos (c. 1240).

Fecha de canonización: Su culto fue confirmado en 1657 por el Papa Alejandro VII

Patronato: mujeres embarazadas, de las parturientas, madres que dan de lactar, de los niños, de los inocentes.




Breve Biografía

Nació en los mismos comienzos del siglo XIII. Su nombre deja boquiabierto a quien lo oye o lo lee por primera vez. Nonnato -Nonato por más breve- sugiere a un santo sólo potencial; como si la palabra fuera un slogan publicitario que estuviera invitando a quien lo lee o escucha a que se decidiera a iniciar una programa que acabara con la santidad del guión preestablecido. De hecho, significa no-nacido. ¿Pretenderá decir el extraño nombre que, por no haber nacido todavía el santo que rellene el expediente completo de sus cualidades y virtudes, está como esperando la Iglesia a que haya uno que se decida de una vez a reproducirlas? Eso sería, lógicamente, confundir la santidad como algo que brota de la voluntad y decisión humana, cuando ella es en verdad el resultado de la acción del Espíritu Santo con quien se coopera libremente. Sería sencillamente pelagianismo.

El calificativo -que ha pasado ya a ser nombre- le viene a Ramón por el hecho de haber sido sacado del claustro materno, por medio de una intervención quirúrgica, cuando ya había muerto su madre. Por eso no nació como nacen normalmente los niños, lo extrajeron. Fue en Portell, en Lérida, cuando se iniciaba el siglo XIII.

La buena y alta situación de su padre le posibilitó crecer en buen ambiente y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de su primera juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen que le llevaba con frecuencia a visitar la ermita de san Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban. Luego su padre quiso irlo incorporando poco a poco a las tareas de administración de sus posesiones y esa fue la razón por la que se le encuentra en Barcelona en el intento de aprender letras y números. Allí tuvo ocasión de trabar amistad con Pedro Nolasco -que por aquel entonces era comerciante- y de compartir mutuamente los deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso a considerar la posibilidad de entrar en el estado clerical.

Como el padre disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al terruño de Portell y le encarga la explotación de varias de sus fincas. Pero, sigue diciendo la antigua crónica, que la misma Virgen María le comunica su deseo de que ingrese en la recién fundada Orden de la Merced y allí está de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en las manos de su antes amigo Pedro Nolasco.

Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en el hospital de santa Eulalia se suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los cautivos y servir de rehén en su lugar si procede.

En el norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece, atiende y transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos; comprende bien su situación y se hace cargo de que están rodeados de todos los peligros para su fe. Incluso él mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura de que sellaran sus labios por ocho meses con un candado para impedirle la predicación.

A su vuelta a España entre el clamor de las multitudes, lo nombra Cardenal de la Iglesia el papa Gregorio IX, reconociendo sus méritos y virtud de la caridad practicada de modo heroico; pero no le dio tiempo a llegar a Roma por morir, antes de cumplir los cuarenta años, cuando se disponía a hacerlo.

Por el empeño de hacerse cargo de su cuerpo tanto los frailes mercedarios como los nobles señores de Cardona, decidieron de común acuerdo darle sepultura allá donde lo decidiera una mula ciega que lo llevó a lomos hasta que quiso pararse ante la ermita de San Nicolás, de Portell.

Desaparecieron las reliquias, irrecuperables ya para la veneración, en el año 1936.

Lo que no ha sido relegado al olvido por sus paisanos es la figura del santo y su acción caritativa. Esa devoción secular que se refleja incluso en las fiestas y en el folklore. No digamos nada sobre la devoción que le profesan todas las parturientas que lo tienen como especial patrón para su trance.

Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra con la Custodia en la mano derecha expresando así la fuente de su caridad con los hombres.

sábado, 18 de abril de 2015

VideoViolencia



Los Vídeo-Juegos violentos son muy

 dañinos para la mente del Niño


Muchos Padres a veces por ignorancia, o comodidad dejan a sus hijos horas frente al Televisor o en la Consola de Juegos, contentos porque los ven absortos y “tranquilos”, mientras su mente, pensamiento, personalidad está siendo entrenada para aceptar la cultura de la Muerte y la Violencia, como algo Natural. Literalmente se entrenan para matar, y ver la muerte del hombre por el hombre como cotidiano.

Los vídeo-juegos violentos están a la orden del día. Parece que cuanto más sangrientos o más crueles son, más éxito tienen.

Los estudios demuestran que los medios de comunicación violentos fomentan la conducta agresiva en niños y adultos susceptibles.  ¡Los niños “susceptibles” son los más vulnerables a hacerse agresivos cuando son expuestos a la violencia!

Los video juegos que son dañinos para los niños son aquellos en los que el niño pretende tener un arma y/o disfruta atacar a otras personas. Esto es así aún si las otras personas supuestamente son “los malos”. Algunos de los juegos también sancionan que los personajes masculinos ataquen a los personajes femeninos.  ¿Quiere usted que su niño piense que está bien lastimar a cualquiera que supuestamente sea “malo”?
Lo que hace daño a los niños es que aprenden a disfrutar la violencia.  Este aprendizaje trastorna el balance interior relacionado al placer de los niños. Cuando el balance de placer es alterado, los niños no disfrutan lo que deberían disfrutar.  ¡Algunos niños hasta se rehúsan a salir afuera a jugar!

ESTAMOS HABLANDO DE UNA EMPRESA QUE PRODUCE MILES DE MILLONES DE DOLARES. ES EL NEGOCIO DE ENTRAR EN LAS MENTES DE NUESTROS HIJOS

Consejos para los Padres 

Los padres pueden ayudar a sus niños a disfrutar de estos juegos y evitar los problemas mediante:
·         cotejar la evaluación del Consejo de Clasificación de Software de Entretenimiento [Entertainment Software Rating Board (ESRB)] en la caja de juegos para conocer el contenido del juego
·         seleccionar los juegos apropiados—tanto en contenido como en el nivel de desarrollo
·         jugar los juegos de vídeo con sus hijos, para experimentar el contenido del juego
·         establecer reglas claras acerca del contenido de los juegos y del tiempo que pueden dedicarle a jugarlos, ya sea dentro o fuera del hogar
·         advertirles claramente a los niños sobre el potencial de peligro serio de los contactos y relaciones en la Internet mientras están jugando juegos en línea
·         hablando con otros padres acerca de las reglas de su familia sobre los juegos de vídeo
·         recordando que usted es el modelo para su niño—incluyendo los juegos de vídeo que juega como adulto.
·         Replantee nuevas actividades con su hijo que le hagan apreciar las Artes, La Buena Música, La Naturaleza, La Sanas Relaciones Humanas, La Espiritualidad…



viernes, 17 de abril de 2015

MadreIglesia



La santa madre Iglesia

 Después de afirmar la fe en Dios uno y Trino el Credo da un salto cualitativo cuando afirma: “creo en la Iglesia…” El misterio de la Iglesia aparece insertado dentro del misterio de Dios-trino, ya que éste es su fuente y origen. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son garantes de la Iglesia, pues donde están los tres, allí también se encuentra la Iglesia que es el cuerpo de los tres (Cfr. Tertuliano) La Iglesia hace visible el misterio trinitario.

Una, santa, católica y apostólica son las notas esenciales de la Iglesia proclamadas en el credo. Pero creer en la Iglesia no es creer en una doctrina, un concepto, una idea, sino que es una experiencia vital. Por eso la expresión de “madre Iglesia” supera a todas por ser la imagen más bella, repetida y entrañable. Es la que mejor expresa su naturaleza, lo que es en realidad, pues realiza las funciones de madre espiritual a imagen de la madre natural. Es contundente la expresión de San Cipriano (s.III): “No puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia por madre” (Sobre la unidad de la Iglesia, 6).

“La santa madre Iglesia” es la expresión más antigua usada por los santos padres, los concilios, sínodos y la predicación. Esta idea de “madre Iglesia” debe estar presente a lo largo de estas reflexiones como clave, prisma de visión o idea transversal que enfoca todo comentario. El Papa Francisco repite constantemente que la “Iglesia es nuestra madre y todos somos parte de ella; una madre misericordiosa, que comprende, que intenta ayudar, que no juzga sino que ofrece el perdón de Dios” (Audiencia General 11.09.13).

Hay ideas erróneas que se van propagando tendenciosamente fijándose sólo en lo exterior de una institución humana imperfecta y pecadora que aplica normas frías y exigentes, juzga y condena. Otros propagan la expresión más absurda que se puede pensar: “Cristo sí, Iglesia no”. Un cristiano que dijera eso se niega a sí mismo. La Iglesia es la prolongación de Cristo en el tiempo y la formamos todos, desde el Papa hasta el último recién bautizado. Es fundamental, pues, definir qué es la Iglesia.

QUÉ ES LA IGLESIA

La iglesia la fundó Jesucristo y la puso a andar en la historia el día de Pentecostés (Hch 2, 1ss). Aparece como la larga mano o prolongación de la acción de Cristo, guiada por el Espíritu Santo, caminando hacia la casa del Padre. Es el sacramento de Cristo y del Espíritu (CEC 738).

Para algunos la Iglesia es una estructura, una institución, un conjunto de leyes, una jerarquía. Estos se quedan sólo en lo exterior y en la periferia del ser de la Iglesia. La Iglesia no son unos muros fríos, ni unos despechos de administración, ni un parlamento de leyes. Sin duda que para funcionar necesita unas normas y unas estructuras, pero muy distintas de las del mundo, pues la única y gran ley que la conduce es la caridad.

Está compuesta por personas. Dice San Pedro: “También vosotros, como piedras vivas, sois edificados como edificio espiritual para un sacerdocio santo… vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa” (1P 2, 4-9).

Muchas figuras de diversos órdenes enriquecen la definición de Iglesia: madre, esposa de Cristo, pueblo de Dios (LG 9), sacramento y cuerpo de Cristo, sacramento de salvación universal, casa o familia de Dios edificación de Dios, maestra, luz de las gentes, labranza, viña, redil, grey de Dios, Jerusalén del cielo. Todas estas imágenes ayudan a ahondar lo que hay de invisible y misterio en la Iglesia, pues es, a la vez, una institución humana y divina. Está en el mundo pero lo trasciende. Su origen es divino y sólo lo podemos captar desde la fe. Dice San Ireneo: “Donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y toda la gracia” (Trat. contra las herejías, 3,24).

Se descubre el misterio de la Iglesia a través de sus acciones que prolongan la salvación de Cristo. Está en el mundo para proclamar el Reino de Dios anunciando el Evangelio, distribuyendo el depósito de la gracia por medio de los sacramentos; educa, ora, celebra, vive, renueva la humanidad. Está al servicio de la humanidad entera de quien recibe como pueblo de Dios sus hijos. Ejerce de buena samaritana del mundo, como Jesús, sirviendo a los más necesitados. Éste es el rostro auténtico y amable de la Iglesia madre.

Los santos, los mártires, los misioneros, que son los mejores hijos de la Iglesia exclamaban: amo a mi madre la Iglesia, creo en ella, entrego mi vida para ella. Entendían que así como a la madre se le quiere a pesar de sus arrugas, así mismo se ama a la Iglesia que durante siglos ha sufrido los avatares de la historia y se le ha pegado el polvo de mil caminos del mundo.

A pesar de los pecados de los miembros de la Iglesia, de las tensiones que siempre ha habido y habrá, a pesar de los defectos el fiel creyente siempre ama a la Iglesia. Ella nos ha engendrado para la vida de la fe, nos alimenta en sus sacramentos con la gracia de Dios, nos acompaña en el camino de la vida, nunca deja de acoger y perdonar. La Iglesia, según la expresión de los Padres, es el lugar “donde florece el Espíritu” (San Hipólito Romano, Traditio apostolica, 35).

Nuestra actitud es siempre la de aceptarla, amarla, comprenderla, colaborar con ella, sentirnos a gusto en su seno, mejorarla y rejuvenecerla con nuestra conversión continua para ser cada día más fieles a su misión. Es que cuando hablamos de Iglesia debemos pensar que la formamos todos los bautizados y todo lo que se pueda llamar pueblo de Dios. El Concilio Vaticano II enriqueció la definición del misterio de la Iglesia con la hermosa expresión de “Pueblo de Dios”.“Así, pues, de todas las gentes de la tierra se compone el Pueblo de Dios, porque de todas recibe sus ciudadanos, que lo son de un reino, por cierto no terreno, sino celestial” (LG 13). Así, la Iglesia es y está llamada a ser más plenamente misterio de amor, comunión, misión y unión.

LOS 5 MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

Según el Catecismo de la Iglesia Católica #2041-2043
Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. Los mandamientos más generales de la Santa Madre Iglesia son cinco:

El primer mandamiento (oír misa entera los domingos y fiestas de precepto) 
Exige a los fieles participar en la celebración eucarística, en la que se reúne la comunidad cristiana, el día en que conmemora la Resurrección del Señor, y en aquellas principales fiestas litúrgicas que conmemoran los misterios del Señor, la Virgen María y los santos. 
El segundo mandamiento (confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar)
Asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo.

El tercer mandamiento (comulgar por Pascua de Resurrección) 
Garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en relación con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana.

El cuarto mandamiento (ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia) 
Asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas; contribuyen a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad del corazón.

El quinto mandamiento (ayudar a la Iglesia en sus necesidades) 
Señala la obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades materiales de la Iglesia.


Oración por la Santa Iglesia y por los sacerdotes


Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia:
concédele el amor y la luz de tu Espíritu
y da poder a las palabras de los sacerdotes
para que los corazones endurecidos
se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos;
Tú mismo consérvalos en la santidad.
Oh Divino y Sumo Sacerdote,
que el poder de tu misericordia
los acompañe en todas partes y los proteja
de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes.
Que el poder de tu misericordia,
oh Señor, destruya y haga fracasar
lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes,
ya que tú lo puedes todo.
Oh mi amadísimo Jesús,
te ruego por el triunfo de la Iglesia,
por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos.
Te pido, Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes,
ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.
(Santa Faustina Kowalska)