Dogmas Marianos
El
Concilio Vaticano I definió la palabra “dogma”: “Ha de
ser creído fide divina et catholica todo lo que está contenido en
la palabra de Dios escrita o transmitida y que ha sido proclamado por la
iglesia como algo que hay que creer como formando parte de la divina
revelación o con un juicio solemne o con el magisterio ordinario y universal”.
Con relación a
la Virgen, los dogmas
de FE definidos por la Iglesia a lo largo de la historia son cuatro:
1. LA
MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
Se definió del
dogma en el Concilio de Éfeso, celebrado el 22 de junio del 431, bajo el
pontificado del Papa Celestino I.
Se definió el
dogma en el Concilio de Letrán, celebrado en el 649, bajo el pontificado del
Papa San Martín I.
3. LA
INMACULADA CONCEPCIÓN
Lo proclamó el
Papa Pío IX en la plaza de San Pedro 8 de diciembre de 1854.
4. LA
ASUNCIÓN A LOS CIELOS
Lo proclamó el
Papa Pío XII en la plaza de San Pedro el 15 de agosto de 1950.
1. LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
Instalado el
Concilio de Éfeso el primer día de reuniones (22 de junio 431) se leyó la carta
doctrinal escrita por San Cirilo de Alejandría, dirigida a Nestorio, que
aprobada unánimemente definió a la Theotókos. La parte principal de la
declaración fue dada en estos términos:
“No decimos que
la naturaleza del Verbo, transformada se hizo carne; ni tampoco que se transmutó
en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; afirmamos, más bien, que el
Verbo, habiendo unido consigo, según hipóstasis o persona, la carne animada del
alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado
Hijo del hombre, no por sola voluntad o por la sola asunción de persona. Y
aunque las naturalezas sean diversas, juntándose en verdadera unión, hicieron un
sólo Cristo e hijo, no porque la diferencia de naturalezas fuese suprimida por
la unión, sino porque la divinidad y humanidad, por misteriosa e inefable unión
en una sola persona, constituyeron un solo Jesucristo e Hijo. Porque no nació
primeramente un hombre cualquiera de la Virgen María, sobre el cual descendiera
después el Verbo, sino que, unido a la carne en el mismo seno materno, se dice
engendrado según la carne, en cuanto que vindicó para sí como propia la
generación de su carne... Por eso (los santos Padres) no dudaron en llamar Madre
de Dios a la Santísima Virgen”.
(Theotókos D III a)
El Papa Pío XI, en
1931, al conmemorarse el XV Centenario del Concilio de Éfeso instituyó en su
honor la fiesta de María, Madre de Dios y determinó que su celebración sea el 11
de octubre .
2. LA VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE DE DIOS
En el Concilio
de Letrán celebrado en el año 649 se efectuó la solemne definición dogmática de
la VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE DE DIOS. Los Padres del Concilio inspirados
por el Espíritu Santo compusieron el canon tercero que declaraba este dogma:
“Si alguno, de
acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y
verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios
único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad-
en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su
virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”.
Hay un
personaje que resaltar y hacer justicia respecto a esta definición. Se trata de
Máximo de Turín, obispo de Turín ya en el año 398, (se cree que murió entre el
408 y el 423). Fue uno de los que prácticamente se anticipó a la definición del
dogma de la Perpetua Virginidad. En uno de sus sermones (5: PL 57, 235) se
expresó en estos términos:
“La Virgen
concibe sin la intervención de varón; el vientre se llena sin el contacto de
ningún abrazo; y el casto seno se acogió al Espíritu Santo, que los miembros
puros custodiaron y el cuerpo inocente albergó. Contemplad el milagro de la
Madre del Señor: es virgen cuando concibe, virgen cuando da a luz, virgen
después del parto. ¡Gloriosa virginidad y preclara fecundidad!”.
3. LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Es uno de los
excelsos privilegios que Dios ha concedido a la Virgen Santísima.
El 8 de
diciembre de 1854, el Papa Pío IX, en la Bula Ineffabilis Deus, proclamó
el dogma de la Inmaculada Concepción de María. En su parte medular manifiesta lo
siguiente:
“... Para
honor de la santa e indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen
Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la
religión cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los
bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra declaramos, proclamamos
y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue
preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de
su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención
a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios
y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles”.
Anteriormente
el Papa Alejandro VII en la Bula Sollicitudo omnium Eccl., del 8 de
diciembre de 1661, dejó consignado lo siguiente:
(§ 1) Existe
un antiguo y piadoso sentir de los fieles de Cristo hacia su madre beatísima, la
Virgen María, según el cual el alma de ella fue preservada inmune de la mancha
del pecado original en el primer instante de su creación e infusión en el
cuerpo, por especial gracia y privilegio de Dios, en vista de los méritos de
Jesucristo Hijo suyo, Redentor del género humano, y en este sentido dan culto y
celebran con solemne rito la festividad de su concepción; y el número de ellos
ha crecido [siguen las Constituciones de Sixto V, renovadas por el Concilio de
Trento 734 s y 792] … de suerte que… ya casi todos los católicos la abrazan...
(§ 4)
Renovamos las constituciones y decretos… publicados por los Romanos Pontífices
en favor de la sentencia que afirma que el alma de la bienaventurada Virgen
María en su creación e infusión en el cuerpo fue dotada de la gracia del
Espíritu Santo y preservada del pecado original…
Las Santas
Escrituras lo señalan:
“Toda hermosa
eres, amada mía, no hay tacha en ti”. (Ct 4, 7)
“Es un hábito
del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del omnipotente, por lo que
nada manchado llega a alcanzarla”. (Sb 5, 25)
“Pues hay en
ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz,
inmaculado,...”. (Sb 7, 22)
En la
Anunciación, cuando el ángel San Gabriel enviado por el Altísimo saluda a la
Virgen de parte del Señor:
“Y entrando,
le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor esta contigo”.
(Lc 1, 28)
Desde los
comienzos de la Iglesia, los Santos Padres se pronunciaron sobre tan admirable
privilegio. Citemos algunos:
San Efrén
y San Basilio fueron los primeros en llamarla con el título de “Virgen
siempre pura, siempre inmaculada”.
“Inmaculada e
inviolada, incorrupta y totalmente púdica alejada del todo de la corrupción y
mancha del pecado”. (San Efrén)
“Virgen
preservada por gracia de toda mancha de pecado”. (San Ambrosio)
“Se la llama
Inmaculada porque no sufrió corrupción alguna”. (San Jerónimo)
“En lugar de
Eva, instrumento de muerte, se eligió a una virgen agradable a Dios y llena de
su gracia, como instrumento de vida. Una Virgen parecida en todo a las demás
mujeres pero sin participar en sus defectos: inmaculada, libre de culpa,
limpísima, sin mancilla, santa en cuerpo y alma, una azucena entre espinas”.
(Teodoto de Oriente † 430)
“Santa,
Inmaculada de alma y cuerpo y libre completamente de todo contagio”. (San
Sofronio)
“Inmune de
toda mancha y caída, la única inmaculada, toda sin mancha, sola sin mancha
alguna”. (San José el Himnógrafo)
“Desde su
concepción fue prevenida en bendiciones de dulzura y ajena al decreto o
escritura de condenación. Era totalmente inmune de la corrupción de la carne y
extraña también a toda mancha de pecado”. (San Lorenzo Justiniano)
“Era necesario
que la Madre de Dios fuese también purísima, sin mancha, sin pecado. Y así, no
sólo de doncella, sino también de niña fue santísima, y santísima en el seno de
su madre, y santísima en su concepción; pues no convenía que el santuario de
Dios, la mansión de la Sabiduría, el relicario del Espíritu Santo, la urna del
maná celestial, tuviera en sí la más mínima tacha. Por aquella alma santísima, fue
completamente purificada la carne hasta del residuo de toda mancha, y así, al
ser infundida el alma, ni heredó ni contrajo por la carne mancha alguna de
pecado, como está escrito: “Fijó su habitación en la paz” (Sal 75, 3), es decir,
la mansión de la divina sabiduría fue construida sin los fomes del pecado”.
(Santo Tomás de Villanueva)
FRUTOS DEL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
El Papa San
Pío X con motivo del 50º Aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción
(1904) escribió la Encíclica “AD DIEM ILLUM LAETISSIMUN” y proclamó un
Jubileo extraordinario por este hecho. En esta Encíclica afirmó el Papa que “el
dogma de la Concepción Inmaculada ayuda a conservar y aumentar las virtudes”, y
más adelante: “por la Concepción Inmaculada se confirma la fe, se excitan la
esperanza y la caridad”.
BEATO JUAN DUNS ESCOTO: EL ADALID DE LA INMACULADA
Finalmente hay
que destacar que el gran defensor y propagador de la Concepción Inmaculada de
María, que facilitó la definición del Dogma, fue el Beato Juan Duns Escoto,
Doctor Sutil, llamado también Doctor Mariano, Doctor de la Inmaculada.
Su célebre
argumento se resume en tres palabras: PUDO, CONVENÍA, LUEGO LO HIZO:
“PUDO
Dios preservar a la Virgen de contraer la mancha original, porque es
omnipotente.
CONVENÍA
que lo hiciera, pues se trataba de la excelsa dignidad de su Madre.
LUEGO LO
HIZO, pues Dios hace
siempre lo más conveniente”.
4. LA ASUNCIÓN A LOS CIELOS
El 1 de noviembre
de 1950,
día de todos los Santos, en la Plaza de San Pedro en Roma, el Papa Pío XII,
mediante la constitución apostólica “Munificentissi Deus”, hizo la
proclamación dogmática de LA ASUNCIÓN A LOS CIELOS con estas emotivas palabras:
“PROCLAMAMOS, DECLARAMOS Y
DEFINIMOS SER DOGMA DIVINAMENTE REVELADO QUE LA INMACULADA MADRE DE DIOS,
SIEMPRE VIRGEN MARÍA, ACABADO EL CURSO DE SU VIDA TERRENA, FUE ASUNTA
EN CUERPO Y ALMA A LA GLORIA CELESTIAL”.
De todo lo que
se ha escrito sobre la Asunción de la Virgen a los cielos, antes de la
proclamación del dogma, impresiona leer un párrafo de San Antonio de Padua, en
un sermón que dirige en la festividad de la Asunción. Guiado por el Espíritu
Santo, con un discernimiento asombroso y apoyado en las Escrituras, manifiesta
con autoridad reverente:
“la
Bienaventurada Virgen María fue asunta con el cuerpo que había sido tabernáculo
del Señor. Por eso dice el salmista: ¨Ven, Señor a tu reposo. Tú y el Arca de
tu santificación¨. Como Jesucristo resurgió de la muerte de la muerte
vencida y subió a la diestra del Padre, así también resurgió el arca de su
santificación, porque en este día la Virgen Madre fue asunta al tálamo
celestial”
María... ¿Corredentora? | |||
¿Qué significa "corredención"? María Corredentora ¿Cuál es la doctrina de la Iglesia respecto a este tema?... | |||
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