San Miguel




"Hermano que lees estas páginas, comienza la lucha final, los tiempos ya llegaron… ¿no lo ves? ¿Del lado de quien quieres estar?

Si estas de lado de los Vencedores, de los que queremos entregar nuestra Alma a Dios Padre, entonces busca alianzas espirituales con "el cielo", en la Oración, los Sacramentos, en la entrega a los Sagrados corazones de Jesús Nuestro, Dios y la Santísima Virgen María nuestra Madre Celestial.



CONSAGRACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL


“¡Oh, nobilísimo Príncipe de la jerarquía angélica! Valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los ángeles justos, mi queridísimo Arcángel San Miguel, deseando formar parte del número de tus devotos y siervos, hoy a ti me consagro, me ofrezco y me entrego.

“Coloco mi persona, mi trabajo, mi familia y todo lo que me pertenece bajo tu poderosísima protección. Es pequeño el ofrecimiento de mi servicio, siendo yo un miserable pecador, pero acepta generosamente el ofrecimiento de mi corazón. Acuérdate de que de hoy en adelante estoy bajo tu amparo y que debes asistirme durante toda la vida. Alcánzame el perdón para mis numerosos y graves pecados; la gracia de amar a Dios con todo mi corazón, a mi muy querido Salvador Jesucristo, a mi Madre Santísima y a todos los hombres, mis hermanos, amados por el Padre y redimidos por el Hijo. Obtenme los auxilios necesarios para alcanzar la corona de la Eterna Gloria.

“Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la hora de mi muerte. ¡Oh, Príncipe gloriosísimo! Asísteme en la última lucha, arroja lejos de mí y precipita a los abismos del infierno al ángel soberbio y prevaricador que un día postraste en combate en el Cielo. En esa hora, San Miguel Arcángel, condúceme ante el trono de Dios para cantar contigo y con todos los ángeles la alabanza, honor y gloria de Aquel que reina por todos los siglos.

Amén”.


San Miguel Arcangel
Príncipe de la Milicia Celestial, el Ángel que por la Gracia de Dios precipitó a Satanás y a sus adláteres a los abismos del infierno. 

Al Grito:  "Quién cómo Dios"


San Miguel sigue luchando y es el defensor de nuestras almas, tesoro celestial, que el enemigo quiere poseer.
Satanás tiembla al escuchar su nombre, ya que le recuerda el grito de noble protesta que este arcángel manifestó cuando se rebelaron los ángeles. San Miguel manifestó su fortaleza y poder cuando peleó la gran batalla en el cielo. Por su celo y fidelidad para con Dios gran parte de la corte celestial se mantuvo en fidelidad y obediencia. Su fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles quienes se unieron a su grito de nobleza:


 "¿Quién como Dios?"

Desde ese momento se le conoce como el capitán de la milicia de Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los demás ángeles obedecen.
  
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San Miguel Arcángel
Tomado de la Enciclopedia Católica ONLINE http://ec.aciprensa.com

[(Hebreo “¿Quién como Dios?”)
San Miguel es uno de los principales ángeles; su nombre era el grito de guerra de los ángeles buenos en la batalla librada en el cielo en contra del enemigo y sus seguidores. Su nombre se encuentra cuatro veces en la Escritura:


(1) Daniel 10,13-21: Gabriel le dice a Daniel, cuando él le pide a Dios que le permita a los judíos volver a Jerusalén:





"El Ángel del Reino de Persia me ha hecho resistencia… pero Miguel, uno de los Primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda… Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe.”



(2) Daniel 12: el Ángel, hablando del fin del mundo y del Anticristo dice:
“En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo."

(3) En la epístola católica de San Judas 1,9: “En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, etc.” San Judas alude a la antigua tradición judía de una disputa entre San Miguel y Satanás sobre el cuerpo de Moisés, un relato de lo cual también se puede encontrar en el libro apócrifo de la asunción de Moisés (Orígenes, "De principiis", III.2.2).


San Miguel escondió la tumba de Moisés; sin embargo Satanás al destaparla, trató de seducir al pueblo judío al pecado del culto a los héroes. San Miguel también custodia el cuerpo de Eva, de acuerdo a la “Revelación de Moisés”
(“Evangelios Apócrifos”, etc., ed. A. Walker, Edimburgo, p.647).
(4) Apocalipsis 12,7: “Entonces se entabló una batalla en el cielo:


Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.” San Juan habla del gran conflicto al final de los tiempos, que refleja también la batalla en el cielo al principio de los tiempos. De acuerdo a los Padres a menudo hay controversia sobre San Miguel en la Escritura donde no se menciona su nombre. Dicen que él era el querubín que estuvo en la puerta del paraíso, “para guardar el camino del árbol de la vida” (Gén. 3,24), el ángel a través de quien Dios publicó el Decálogo para su pueblo escogido, el ángel que se puso en el camino para estorbarle a Balaam (Núm. 22,22 ss.), el ángel que puso en fuga al ejército de Senaquerib (2 Ry. 19,35).

Según estos pasajes bíblicos, la tradición cristiana le da a San Miguel cuatro oficios:
• Pelear contra Satanás.
• Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente a la hora de la muerte.
• Ser el campeón del pueblo de Dios: los judíos en la antigua Ley, los cristianos en el Nuevo Testamento; por lo tanto él era el patrón de la Iglesia, y de la orden de caballeros durante la Edad Media.
• Llamar de la tierra y traer las almas de los hombres a juicio (signifer S. Michael repraesentet eas in lucam sanctam, Offert. Miss Defunct. "Constituit eum principem super animas suscipiendas", Antiph. off. Cf. El Pastor de Hermas, III, Simil. 7, 3).

Las opiniones varían en cuanto a su rango en la jerarquía celestial.

San Basilio (Hom. de angelis) y otros Padres Griegos, también SalmeronBellarmine, etc., ubican a San Miguel sobre todos los ángeles; dicen que se le llama “arcángel” porque es el príncipe de los demás ángeles. Otros (cf. P. Buenaventura, op. cit.) creen que es el príncipe de los serafines, el primero de los nueve órdenes angélicos. Pero, de acuerdo a Santo Tomás (Summa, Ia:113:3) él es el príncipe del último y más bajo coro, los ángeles. La liturgia romana parece seguir a los Padres Griegos; lo llama Princeps militiae coelestis quem honorificant angelorum cives

El himno del Breviario Mozárabe ubica a San Miguel incluso sobre los veinticuatro ancianos. 
La liturgia griega lo llama Archistrategos, "general altísimo" (cf. Menaea, 8 nov. y 6 sept.).

VENERACION
Habría sido natural para San Miguel, defensor del pueblo judío, ser el defensor de los cristianos, dándoles la victoria en la guerra contra sus enemigos. Sin embargo, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires como sus patrones militares: San Jorge, San Teodoro, San Demetrio, San Sergio, San Procopio, San Mercurio, etc; pero a San Miguel le dieron el cuidado de sus enfermos. En Frygia, el lugar donde fue venerado por primera vez, su prestigio como sanador angelical obscureció su interposición en asuntos militares. Él fue desde los primeros tiempos el centro del verdadero culto a los santos ángeles. La tradición relata que en los primeros tiempos San Miguel hizo surgir un manantial medicinal en Chairotopa, cerca de Colosas, donde todos los enfermos que se bañaban allí, invocando a la Santísima Trinidad y a San Miguel, se curaban.

Más famosos aún son los manantiales que se dice San Miguel hizo surgir de la roca en Colosas (Chonae, la actual Khonas, en el Lico). Los paganos dirigieron un arroyo contra el santuario de San Miguel para destruirlo, pero el arcángel dividió la roca con un trueno, para darle un nuevo lecho a la corriente, y santificó para siempre las aguas que venían de la quebrada. Los griegos afirman que esta aparición tuvo lugar a mediados del siglo I, y celebran una fiesta en conmemoración de esto el 6 de septiembre (Analecta Bolland., VIII, 285-328). También en Pitia en Bitinia y en todas partes de Asia, los manantiales termales eran dedicados a San Miguel.

De la misma manera en Constantinopla, san Miguel era considerado el gran médico celestial. Su santuario principal, el Michaelion, estaba en Sosthenion, casi 50 millas al sur de Constantinopla; ahí se dice que el arcángel se le apareció al Emperador Constantino. Los enfermos dormían en esa iglesia de noche, esperando una manifestación de San Miguel; allí su fiesta se celebraba el 9 de junio. Otra famosa iglesia estaba dentro de los muros de la ciudad, en los baños termales del Emperador Arcadio; ahí la sinaxis del arcángel se celebraba el 8 de noviembre. Esta fiesta se propagó por toda la Iglesia Griega, y las Iglesias de Siria, Armenia y Alejandría también la adoptaron; ahora es la principal fiesta de San Miguel en el Oriente. Se pudo haber originado en Frigia, pero su estación en Constantinopla fue las Termas de Arcadio (Martinov, “Annus Graeco-slavicus”, 8 nov.). Otras fiestas de San Miguel en Constantinopla eran: 27 de octubre, en la iglesia “Promotu”; 18 de junio, en la iglesia de San Julián, en el Foro; y el 10 de diciembre en Athae.

Los cristianos de Egipto, pusieron al río que les daba la vida, el Nilo, bajo la protección de San Miguel; adoptaron la fiesta griega y la celebraban el 12 de noviembre; el día 12 de cada mes, celebraban una conmemoración especial al arcángel, pero el 12 de junio, cuando el río comenzaba a crecer, guardaban como feriado de obligación de la fiesta de San Miguel “por la crecida del Nilo”,euche eis ten symmetron anabasin ton potamion hydaton.
En Roma, el Sacramentario Leonino (siglo VI) tiene el "Natale Basilicae Angeli via Salaria", 30 de septiembre; de las cinco Misas para la celebración, tres mencionan a San Miguel. El Sacramentario Gelasiano (siglo VII) da la fiesta S. Michaelis Archangeli, y el Sacramentario Gregoriano (siglo VIII), Dedicatio Basilionis S. Angeli Michaelis, 29 de septiembre. Un manuscrito también añade aquí “via salaria” (Ebner, "Miss. Rom. Iter Italicum", 127). Esta iglesia de la Via Salaria estaba a seis millas al norte de la ciudad; en el siglo IX fue llamada Basilica Archangeli in Septimo (Armellini, "Chiese di Roma", p. 85), la cual desapareció hace doscientos años.  En Roma también se le dio a San Miguel el rol de médico celestial. De acuerdo a una leyenda (¿apócrifa?) del siglo X, él se apareció sobre los Moles Hadriani (Castel di S. Angelo), en el 650, durante la procesión que realizó San Gregorio en contra de la pestilencia, lo cual hizo cesar la plaga. El Papa San Bonifacio IV (608-15) construyó en los Moles Hadriani una iglesia en honor a él, a la que llamó St. Michaelis inter nubes (in summitate circi).



Bien conocida es la aparición de San Miguel (c. 494 o 530-40), como se relata en el Brevario Romano, el 8 de mayo, en su famoso santuario en el Monte Gárgano, donde le fue restaurada su gloria original como patrono de la guerra. Los lombardos de Sipontum (Manfredonia) le atribuyen su victoria sobre los griegos napolitanos, el 8 de mayo de 663, a su intercesión. En conmemoración de esta victoria la iglesia de Sipontum instituyó una fiesta especial en honor del arcángel, el 8 de mayo, que se ha esparcido por toda la Iglesia Latina, y ahora es llamada (desde el tiempo de Pío V) "Apparitio S. Michaelis", aunque originalmente no conmemoraba la aparición, sino la victoria.
En Normandía San Miguel es el patrón de los marineros en su famoso santuario de Mont-Saint-Michel, en la diócesis de Coutances.
Se dice que apareció ahí en el año 708, a San Auberto, obispo de Avranches. En Normandía su festividad "S. Michaelis en periculo maris" o "en Monte Tumba", se celebraba universalmente el 18 de octubre, el aniversario de la dedicación de la primera iglesia, 16 de octubre del 710; la fiesta luego se confinó a la Diócesis de Coutances.

En Alemania, luego de su evangelización, San Miguel reemplazó para los cristianos al dios pagano Wotan, a quien se consagraron muchas montañas, por ende las numerosas capillas de San Miguel en toda Alemania.

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San Miguel y la Eucaristía

 

Se nos enseña en la Tradición que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles, simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y está de pie ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios. 

En el Canon #1 de la Misa: "que tu ángel presente ante Ti las oraciones de tu Iglesia"
Es muy interesante notar en las apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, que su relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús Eucarístico y a la Santísima Trinidad:
Fátima: En 1916 se les aparece el ángel por primera vez. Se arrodilla en tierra inclina la frente hasta el suelo y pidió que oraran con el: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman".
Segunda aparición: "¡Rezad, rezad mucho! Los corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de misericordia. ¡Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!"
Tercera aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos sobre el cual esta suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores".
Después se levantó y dio la Hostia a Lucia, y el contenido del Cáliz a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: "Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.

Se dice que los himnos del Oficio Romano fueron compuestos por Rábanus Mauro de Fulda (m. 856). 
En el arte San Miguel es representado como guerrero angélico, armado con un casco, espada y escudo (frecuentemente la armadura presenta la inscripción en latín: Quis ut deus), parado sobre el dragón, a quien a veces clava con una lanza.
También sostiene un par de balanzas en donde pesa las almas de los difuntos (cf. Rock, “The Church of Our Fathers”, III, 160), o el libro de la vida, para demostrar que él toma parte en el juicio. Su fiesta (29 de septiembre), en la Edad Media era celebrada como un feriado de precepto, pero junto con otras fiestas fue gradualmente abolida desde el siglo XVIII (ver fiestas eclesiásticas). El Día de San Miguel, en Inglaterra y otros países, es uno de los días trimestrales regulares para el ajustamiento de rentas y cuentas; pero ya no es notable por la hospitalidad con que se celebraba antes. En algunas parroquias (Isle de Skye) tenían una procesión en este día y preparaban un pastel, llamado la hogaza de San Miguel.



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Aparición de San Miguel en Garabandal, España


Las apariciones
Así relata Conchita (Una de las niñas videntes) la primera aparición:
"Ahora que cogimos las manzanas que no eran nuestras, el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste. Entonces empezamos a coger piedras y a tirárselas con todas nuestras fuerzas al lado izquierdo. Decíamos ahí estaba el demonio. Empezamos a jugar a las canicas con piedras. De pronto se me apareció un figura muy bella con muchos resplandores que no me lastimaban nada los ojos. Las otras niñas al verme en este estado creían que me daba un ataque, cuando ellas ya iban a llamar a mi mamá se quedaron en el mismo estado que yo y exclamamos a la vez: "¡Ay, el Ángel!".
Luego el ángel se identificaría como San Miguel Arcángel.




Sobre San Miguel y Garabandal: 
San Miguel Arcángel se aparece 8 veces y les anuncia la próxima aparición de la Virgen del Carmen. El 18 de julio 1962, de manos de San Miguel, Conchita recibe la Sagrada Eucaristía en la boca, a la vista de todos los presentes. Este era un milagro para prueba de autenticidad de los sucesos. San Miguel explicó que era un milagro para llamar la atención sobre la real presencia de Nuestro Señor en la Santa Eucaristía.
No fue hasta el 1ro de julio que San Miguel le habló y les dijo: "Sabéis por qué he venido? -Para anunciaros que mañana, domingo, la Virgen María se os aparecerá como Nuestra Señora del Carmen".
El domingo, día 2, sobre las 6 de la tarde, las niñas fueron hacia la calleja que conduce a los nueve pinos. Se trata de un solitario pinar que se destaca en un elevado junto al pueblo. Eran seguidas por una gran multitud, entre ellos, varios sacerdotes y médicos. Nada más de acercarse al lugar, las videntes, asombradas, se encuentran con la aparición de la Santísima Virgen que venía acompañada de dos ángeles, uno de ellos San Miguel y el otro desconocido.
Describieron a la Santísima Virgen: "Viene con un vestido blanco, el manto azul, la corona de 12 estrellas doradas, las manos extendidas, con un escapulario marrón, salvo cuando  lleva al niño en brazos: el pelo largo castaño oscuro, con raya en medio; la cara alargada con nariz muy fina; la boca muy bonita, con labios un poco gruesos. Aparenta unos 17 años y es más bien alta".



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Francia: El Monte Consagrado a San Miguel Arcángel. 

Le Mont-Saint-Michel
El Arcangel Miguel


En Daniel 12:1 se menciona otra vez al arcángel Miguel en un contexto dramático relacionado con los últimos tiempos:
“Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo […]”.
Podemos comparar este versículo con Isaías 9:6, donde se alude a Jesucristo:
“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado […] Y por nombre se le llamará […] Príncipe de Paz”.
Pues bien, en otras partes de la misma profecía, el término ‘ponerse de pie’ significa que la persona asume autoridad para gobernar como rey (Daniel 11:3, 4, 7, 20, 21). Por consiguiente, cuando Miguel ‘se pone de pie’, él, también, comienza a gobernar como rey.
En el capítulo 7 de Daniel hay otra profecía acerca de la marcha de las potencias mundiales que tiene características paralelas a la del capítulo 11 de Daniel. Sin embargo, en la culminación de esa profecía se nos dice que a “alguien como un hijo del hombre” le “fueron dados gobernación y dignidad y reino” (Daniel 7:13, 14). Por todas partes se reconoce que el que es “como un hijo del hombre” es Jesucristo (Mateo 10:23; 26:64; Revelación 14:14). Por consiguiente, en la culminación de una profecía Jesús llega a ser rey. En la otra profecía de Daniel, Miguel llega a ser rey. Puesto que ambas profecías tratan sobre el mismo tiempo y el mismo acontecimiento, seguramente es razonable concluir que se están refiriendo también a la misma persona. 

Le Mont-Saint-Michel 
El Monte consagrado a Saint-Michel en 708 fue, con el Monte Gargano en Italia del Sur, uno de los primeros lugares del culto del Arcángel San Miguel.
Le Mont-Saint-Michel "Maravilla del Occidente", el Mont-Saint-Michel se erige en el centro de una inmensa bahía invadida por las mayores mareas de Europa.
A petición del Arcángel Miguel, "jefe de las milicias celestiales" el obispo de Avranches, Saint Aubert, construyó y consagró una primera iglesia el 16 de octubre de 709. En el año 966, a petición del duque de Normandía una comunidad de benedictinos se establece en el peñón. Durante ocho siglos no paran de construir, agrandar y embellecer su Abadía, hasta tal punto que en el siglo 13 se le asignará el nombre de "Maravilla".
Obra maestra de la Arquitectura de las Arquitecturas podríamos decir; permite al hombre del siglo XX meditar en la cripta prerromana, admirar en ella la potencia y majestad del arte romano; dejarse llevar por la belleza de las partes góticas.
Este gran hogar espiritual e intelectual fue con Roma y Santiago de Compostela uno de los más importantes centros de peregrinación del Occidente medieval. Desde hace cerca de mil años hombres, mujeres y niños vienen, por carreteras llamadas "caminos del Paraíso", a buscar ante el Arcángel del juicio, pesador de las almas, la seguridad de la eternidad.
Convertida en prisión durante la Revolución y el Imperio, el estado de la Abadía requerirá importantes trabajos de restauración a partir de finales del siglo XIX. La celebración del milenio monástico en 1966 precedió la instalación de una comunidad religiosa en el antiguo hogar abacial perpetuando la primera vocación de este sitio: el REZO y la ACOGIDA.
En paralelo al desarrollo de la Abadía, un pueblo se organiza y prospera al pie de sus murallas: Pegado al lado sureste del peñón, tiene desde siempre una vocación comercial afirmada de restauración, hostelería y tiendas de recuerdos.
Inscrito al "Patrimonio mundial" por la UNESCO, este alto lugar turístico recibe hoy más de tres millones de visitantes por año.

La Abadía
El Monte consagrado a San Miguel en 708, fue, con el Monte Gargan, en Italia del Sur, uno de los primeros lugares del culto del Arcángel San Miguel. La Abadía ofrece un panorama completo de la arquitectura medieval: de los siglos XI al XVI.
Uno de los santuarios más importantes dedicados a San Miguel está en Francia






San Miguel en las Sagradas Escrituras
En el Antiguo Testamento

San Miguel aparece como el guardián de la nación hebrea.
En el libro de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección.
"Y ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia...Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme." -Daniel 10:13.
"En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" -Daniel 12:1
El pueblo del profeta eran los judíos. Por lo tanto, es aceptado que el ángel que el Señor había asignado a los Israelitas en los días de Moisés, para guiarles a través del desierto y llevarlos por las naciones idólatras que destruiría por medio de ellos, es el mismo San Miguel.

En el libro del Éxodo el Señor dijo a los Israelitas:
He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas rebelde, que no perdonara vuestras transgresiones, pues en el está mi Nombre, si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios". -Ex 23:20.
Después de la muerte de Moisés, según la tradición judía (referida en Judas 9) San Miguel altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés. En obediencia al mandato de Dios, San. Miguel escondió la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás querían exponerla para llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.
San Miguel recibió de Dios el encargo de llevar a término sus designios de misericordia y justicia para su pueblo escogido. Vemos como Judas Macabeos antes de iniciar cualquier batalla en defensa de la ley y del Templo clamaba la ayuda de San Miguel y le confiaban su defensa:
En cuanto los hombres de Macabeos supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lágrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel.... Cuando estaban cerca de Jerusalén apareció poniéndose al frente de ellos un jinete vestido de blanco, blandiendo armas de oro. Todos a una bendijeron entonces a Dios misericordioso y sintieron enardecerse sus ánimos -2 Mac 11:6
Tu, soberano, enviaste tu ángel a Exequías, rey de Juda, que dio muerte a cerca de ciento ochenta y cinco mil hombres del ejercito de Senaquerib. Ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto. ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando a atacar a tu pueblo santo! -2 Mac 15:22.
En la actualidad, los judíos invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y como protector contra sus enemigos. En la fiesta de la expiación concluyen sus oraciones diciendo: "Miguel, príncipe de misericordia, ora por Israel".

En la Nueva Alianza 
La posición de San Miguel es también muy importante en el N.T. donde continúa su poderosa defensa.  Con sus ángeles, el libra la batalla victoriosa contra Satanás y los ángeles rebeldes, los cuales son arrojados del infierno.  


Es por eso venerado como guardián de la Iglesia.
"Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Angeles combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero"   -Apocalipsis 12,7-9
La carta de Judas se refiere a San Miguel en batalla contra Satanás.

El honor y la veneración a San Miguel, como testifican los padres de la Iglesia, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus  inicios. Se le han atribuido un sin numero de beneficios espirituales y temporales. El emperador Constantino, atribuyó a este arcángel, las victorias sobre sus enemigos y por ello le construyo cerca de Constantinopla una magnifica iglesia en su honor. Esta se convirtió en lugar de peregrinación y muchos enfermos recibieron sanación gracias a la intercesión de San Miguel.


San Miguel y la Eucaristía
Se nos enseña en la Tradición que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles, simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y está de pie ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios.
En el Canon #1 de la Misa: "que tu ángel presente ante Ti las oraciones de tu Iglesia"
Es muy interesante notar en las apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, que su relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús Eucarístico y a la Santísima Trinidad:
Fátima: En 1916 se les aparece el ángel por primera vez. Se arrodilla en tierra inclina la frente hasta el suelo y pidió que oraran con el: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman".
Segunda aparición: "¡Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!"
Tercera aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos sobre el cual esta suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces: "Santísima Trinidad, Padre , Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores".
Después se levantó y dio la Hostia a Lucia, y el contenido del Cáliz a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: "Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.




San Miguel, defensor de los moribundos:

San Miguel continua su ministerio angélico en relación a los hombres hasta que nos lleva a través de las puertas celestiales. No solo durante la vida terrenal, San Miguel defiende y protege nuestras almas, el nos asiste de manera especial a la hora de la muerte ya que su oficio es recibir las almas de los elegidos al momento de separarse de su cuerpo.
En la liturgia la Iglesia nos enseña que este arcángel está puesto para custodiar el paraíso y llevar a el a aquellos que podrán ser recibidos ahí. A la hora de la muerte, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con Dios. Por eso es que en estos momentos se libra una gran batalla espiritual por nuestras almas. San Miguel, está al lado del moribundo defendiéndole de las asechanzas del enemigo.
Anécdota: San Anselmo cuenta de un religioso piadoso que a punto de morir recibía grandes asaltos de demonio. El demonio se le apareció acusándole de todos los pecados que había cometido antes de su bautismo (tardío). San Miguel se aparece y le responde que todos esos pecados quedaron borrados con el Bautismo. Entonces Satanás le acusa de los pecados cometidos después del Bautismo. San Miguel le contesta que estos fueron perdonados en la confesión general que hizo antes de profesar. Satanás, entonces, le acusa de las ofensas y negligencias de su vida religiosa. San Miguel declara que esos han sido perdonados por sus confesiones y por todos los buenos actos que hizo durante su vida religiosa, en especial la obediencia a su superior, y que lo que le quedaba por expiar lo había hecho a través del sufrimiento de su enfermedad vividos con resignación y paz.

En los escritos de San Alfonso de Ligorio encontramos: "Había un hombre polaco de la nobleza que había vivido muchos años en pecado mortal y lejos de la vida de Dios. Se encontraba moribundo y estaba lleno de terror, torturado por los remordimientos, lleno de desesperación. Este hombre había sido devoto de San Miguel Arcángel y Dios en su misericordia permitió que este arcángel se le apareciera.   San Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había orado por él y le había obtenido más tiempo de vida para que lograra la salvación. Al poco rato, llegan a la casa de este hombre 2 sacerdotes dominicos, que dijeron se les había aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver a este hombre moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado con Dios.

Aparición de San Miguel en México

El 25 de abril de 1631 San Miguel Arcángel se apareció al indio adolescente Diego de San Lázaro, uno de los primeros convertidos en la zona, para que avisara al pueblo que en una barranca habría una fuente de agua milagrosa que sanaría todas las enfermedades. Esa fuente ha subsistido hasta nuestros días, aunque con un caudal de agua variable.  

EL ENTORNO
Tlaxcala es el más pequeño Estado de México, queda a 120km de Ciudad de México. Fue de los primeros lugares en el Nuevo Mundo en escuchar la Palabra de Dios y en producir grandes hombres de fe y mártires.
La zona ha sido de gran batalla espiritual por siglos. Allí hay pirámides donde los indios tenían sus ritos religiosos y donde han existido cultos satánicos. Pero donde abundó el pecado también abunda la gracia. Tlaxcala ha sido bendecida por extraordinarias manifestaciones de María Santísima la Madre de Dios en Ocotlán y de San Miguel en San Miguel del Milagro.
San Miguel Arcángel es el gran guerrero de las huestes celestiales que expulsó a Satanás del cielo. Es de notar que el auxilio de La Virgen Santísima y de San Miguel es de suma importancia en la actual batalla espiritual en que todo ser humano se juega la vida eterna.
Las festividades en san Miguel de Milagro relacionadas con San Miguel Arcángel son 29 de septiembre, Fiesta de San Miguel Arcángel, 25 de abril y 8 de mayo, fecha de las apariciones de este arcángel respectivamente en Tlaxcala (México) y el monte Gargano (Italia).

PRIMERA APARICIÓN
Por el siglo XVII, en el año 1631, un 25 de abril, el joven indígena Diego de San Lázaro, de unos 17 años de edad, y que era de los primeros de la zona convertidos al cristianismo, estaba en una procesión por el día de San Marcos que iba del pueblo de San Bernabé a Nativitas y se le apareció el Arcángel Miguel a él solo, sin que nadie más lo notara, y le dijo:  “Yo Soy San Miguel Arcángel y he venido a decirte que es Voluntad de Dios y Mía que le digas a los habitantes de esta villa y de sus alrededores que en la barranca compuesta de dos montañas y frente a ese lugar encontrarán una fuente milagrosa de agua que sanará todas las enfermedades. Está debajo de un gran peñasco. No dudes lo que te digo y no olvides lo que te mando hacer”.
Diego Lázaro, pensando que nadie le iba a creer, lo mantuvo en secreto, pero unos días más tarde se enfermo de gravedad. Al principio no pensó que su enfermedad se debía a su desobediencia.

SEGUNDA APARICIÓN
A los días se enfermó de “cocolixtli”, palabra que significa “la gran plaga”. Ésta era una enfermedad mortal llamada también “tabardillo” que provocaba una fiebre muy fuerte, dolor de cabeza, de tórax y abdomen, ansiedad y vómitos. A los que les daba casi siempre se morían, se ponían amarillos, comenzaban a enloquecer y les salían úlceras por todo el cuerpo que les hacían sangrar. Tan mal estaba el indio Diego Lázaro que se moría y no sabía las razones por las que le había dado ese mal. Sus familiares al verlo así, se trasladaron al Monasterio de Santa María Nativitas por un sacerdote para que le diera los santos óleos.
Mientras tanto y en esas circunstancias, llegó al pueblo un joven con apariencia de extranjero, quien se acercó a la vivienda de Diego Lázaro y pidió a la gente que le dejaran sólo con el enfermo; una vez estando con él, se manifestó como el Arcángel San Miguel y le dijo que le daría una segunda oportunidad para llevar el mensaje que le había pronunciado; en tanto eso sucedía en el interior del jacal, los pobladores presenciaban el repentino incendio de la vivienda del indígena; instantes después las llamas cesaron y la gente ingresó a ver qué había ocurrido? “Diego Lázaro se encontraba sólo y en buenas condiciones de salud, ante el gesto de sorpresa de los vecinos les comentó que el Arcángel San Miguel había estado con él y que había regresado para pedirle que cumpliera con un mandato, haciendo público el mensaje”,
El Arcángel Miguel  tomó del brazo al indio Diego Lázaro y lo llevó a la barranca, a un lugar que es donde hoy en día está el pozo, y allí le dijo: “Aquí, donde toqué con mi callado, está la fuente de la cual te hablé durante la procesión. Debes darla a conocer o serás gravemente castigado”. Según palabras del indio Diego de San Lázaro este cayado que el Arcángel Miguel llevaba en la mano era de oro rematado por una cruz.
Y en ese lugar cayó un fulminante rayo, marcando el lugar de la fuente milagrosa, y le recalcó: “La luz que ves desciende del cielo y es el poder que Dios está dando a esta fuente de agua para la sanación de todas las enfermedades y necesidades espirituales. Hazlo saber a todos”. En ese mismo momento al indio se le sanaron todos sus males.
Pero solo la familia del indio le creyó su historia y se fueron con él a excavar el pozo en el lugar que había señalado el Arcángel Miguel.
En la barranca Zotiloac -sitio donde brotaría el manantial milagroso- se decía era habitada por los demonios, motivo por el cual los pobladores no se acercaban a ella; no importando esa creencia, la familia se aglutinó para retirar una enorme roca que obstruía el paso del manantial; sin embargo el intento por quitarla fue en vano, pues la fuerza no era suficiente, fue entonces cuando apareció San Miguel Arcángel representado por el joven extranjero, quien sin mayor esfuerzo con su estandarte golpeó el piso e hizo rodar la roca cuesta abajo; de inmediato, el agua comenzó a brotar y los enfermos la comenzaron a beber. “La pintura barroca de Luis Berruecos plasma el milagro descrito y la presencia de demonios despavoridos, que huían de su refugio”.


TERCERA APARICIÓN
  Pasaron seis largos meses y el 13 de noviembre del mismo año cuando, al regreso de la Misa de fiesta en honor a San Diego, muy probablemente en el pueblo de Xocoyucan, al indio Diego de San Lázaro le atacó de nuevo un dolor terrible que no lo aguantaba junto con una golpiza que le daba una mano invisible hasta que lo dejo descoyuntado.
El indio Diego de San Lázaro como pudo se fue a su casa porque creyó que iba a desencarnar, y de nuevo se le apareció el Arcángel Miguel, pero esta vez un poco disgustado, y le dijo con mucho carácter: “¿Por qué eres tan cobarde y negligente en cumplir lo que te he encomendado hacer?, ¿Deseas que vuelva a castigarte por tu desobediencia? Levántate y da a conocer lo que te he pedido”.
Allí el indio Diego de San Lázaro se dio cuenta porqué le había dado “cocolixtli” de nuevo, así que ni corto ni perezoso se levantó de inmediato de la cama donde se estaba muriendo fue a la fuente, recogió agua en unos jarrones y fue a donde estaba el obispo y le contó todo lo que le había pasado y lo que le había dicho el Arcángel Miguel. El obispo hizo repartir el agua a los enfermos, y el que la tomaba se sanaba y hasta el momento allí se han producido milagros extraordinarios realizados por el Arcángel Miguel.
Fue así como se iniciaron los eventos milagrosos que continúan hasta hoy.

La fuente se ha secado en varias ocasiones y se piensa que ha sido por la falta de reverencia con que algunas personas la toman.



ÚLTIMOS DÍAS DE DIEGO  DE SAN LÁZARO

Después de este acontecimiento, Diego de San Lázaro vivió al cuidado del manantial; tiempo más tarde, Juan de Palafox, obispo de Puebla mandó a construir el santuario de San Miguel del Milagro, terraplenando la barranca y dando pie a la construcción de viviendas a su alrededor. .
El Indio Diego de San Lázaro aprendió muy bien su lección corrigió su error y la Misericordia Divina se apiado de él Perdonándolo. Dios siempre perdona al humilde y la vida siempre castiga al soberbio. El Indio Diego de San Lázaro era de naturaleza humilde y callada de vida austera y penitente. Después de las apariciones, pasaba largas horas en oración, su vida la consagro al Arcángel Miguel cuidando la capilla que se hizo en el lugar del pozo y a los enfermos que venían buscando curación en el pozo los cuidaba con especial devoción.

Su cuerpo se encuentra enterrado al pie de una bellísima estatua barroca del Arcángel Miguel considerada la más bella talla del Siglo XVIII en México y que se encuentra en el ábside  de la iglesia. Una placa tallada señala el lugar diciendo: “Aquí espera el día de la resurrección Diego de San Lázaro, varón amadísimo del príncipe celeste del Ejercito de los Ángeles”.
     
     

San Miguel arcángel, general de la milicia celestial, el primero de los bienaventurados espíritus que asisten continuamente al trono de Dios, y componen el coro octavo en la jerarquía del Cielo, siempre fue venerado en la Iglesia de Dios como el protector especial de los cristianos, del mismo modo que antes de fundarse el Cristianismo lo había sido del pueblo judío.
Aquel Ángel que el Señor envió al profeta Daniel para informarle del tiempo preciso en que había de nacer el Mesías, y para instruirle en otros grandes misterios de la religión, hablando con él de lo que al fin de los tiempos había de suceder para probar la fidelidad de los escogidos de Dios, le dijo que entonces se levantaría el gran príncipe Miguel, protector de los hijos del pueblo del Señor. (Dan.12)

Habiendo, pues, señalado Dios por protector de su Iglesia al mismo que lo había sido de la sinagoga, quiso manifestar a los fieles con señales sensibles cuánto valía esta protección, y por medio de diferentes apariciones del Arcángel San Miguel moverlos a que le profesasen la más tierna devoción, y a que le rindiesen el más solemne y más religioso culto.

Aparición de Monte Gargano


De todas las apariciones de San Miguel, la más célebre es la que se hizo en el Monte Gárgano, llamado hoy Monte del Santo Ángel, en la provincia Capitanata del reino de Nápoles.

Fueron 4 apariciones a través de los siglos.

PRIMERA APARICIÓN  DE SAN MIGUEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 8 DE MAYO DEL AÑO 490

Poderosa y majestuosa se eleva hacia el cielo luminoso la cima rocosa del Monte Gargano, dominado con soberbia las colinas que le rodean. A sus pies ondea el Mar Adriático, con su inmensa belleza azul.  Hasta el siglo quinto, la cima estaba recubierta de un bosque tupido e ignorada por todo el mundo. Pero en el año 490 nació la aurora de su inmortal gloria, Su fama sobrepasó los confines de Italia, resonó en todo el mundo y comenzó a atraer a sí Papas, Emperadores, Príncipes reinantes, nobles y pueblo de todas las naciones. ¿Qué sucedió?
Leamos la narración original del antiguo libro del “Liber pontificalis” de la Curia Romana.
Bajo el gobierno del Papa Felice y del Emperador Zeno, un día de aquel siglo tan lejano, a un noble y muy rico señor del Monte Gargano, que se llamaba también Gargano y era el propietario de aquella montaña, desapareció su toro más bello de grandeza superior. Después de tres días de búsqueda, decidió ir personalmente a buscarlo. Después de algunas horas de una búsqueda angustiosa, con gran estupor encontraron a la bestia de rodillas en la entrada de una caverna inaccesible. El patrón, viendo la imposibilidad de salvarlo, quiso matarlo con una flecha envenenada. Pero ante la maravilla de todos, la flecha regresó e hirió a quien la había lanzado. El patrón cayó sangrando al suelo y los siervos asustados lo fajaron de prisa y lo llevaron a su casa en Siponto, que actualmente es una fracción de Manfredonia.
La noticia de lo ocurrido se divulgó rápidamente en el pueblo y se convirtió en el único objeto de las conversaciones. Bajo la impresión de este extraño hecho, todos fueron a visitar al Obispo San Lorenzo Maiorano, primo del emperador Zanone, para consultarle.
El Santo Obispo, después de una breve reflexión ordenó que toda la población haga ayuno y oraciones durante tres días, para encontrar gracia ante Dios y para conocer el significado de dicho prodigio. Al alba del tercer día, que fue precisamente el 8 Mayo del año 490, el santo prelado, sumergido en su oración nocturna, de repente vio ante sí a un Ángel más esplendoroso que el Sol que iluminó el ambiente y le dijo:
“Yo soy el Arcángel Miguel que continuamente está la presencia de Dios. Deseando que este lugar se venere en toda la tierra y sea privilegiado, quise probar con ese acontecimiento insólito, que todo lo que se obra en este lugar, sucede por Voluntad Divina. Es Dios que me ha constituido PROTECTOR y DEFENSOR de este lugar”.
A la mañana siguiente el Obispo comunicó el celestial mensaje a los habitantes de Siponto. El pueblo, lleno de alegría y de gratitud por dicha aparición, bajo la guía de San Lorenzo Maiorano se encaminó en una devota procesión hacia la cima del Gargano para venerar la caverna milagrosa. Cuando regresaron a Siponto veían con alegría la prodigiosa curación del Señor Gargano y se congratulaban con él por el santo privilegio concedido por el Cielo, de tener en sus tierras el Palacio Real terrenal del Gran Príncipe San Miguel Arcángel.
El Santuario de San Miguel en el Monte Gargano se convirtió en una importante meta de peregrinación y contribuyó a la difusión de la devoción al Arcángel y tuvo ecos en otros lugares de la Cristiandad.
En Roma, por ejemplo, cien años después de la aparición en el Gargano, el papa San Gregorio I atajó la peste que se había declarado mediante la invocación de San Miguel, a quien había visto en lo alto del mausoleo de Adriano blandiendo una espada.
En la Edad Media el lugar se convirtió en fortaleza: el famoso e inexpugnable Castel Sant’Angelo. En el siglo VIII, el obispo de Avranches en Normandía hizo construir un santuario después de tener también por tres veces la visita de San Miguel. También fue escogido un promontorio: el que se alza frente a la costa normando-bretona y se convierte en isla debido al fenómeno de la pleamar, llevando el célebre nombre de Mont Saint-Michel, que alberga aun hoy una magnífica abadía con su imponente castillo.
El monte Gargano fue aún escenario de prodigios al aparecerse nuevamente el Arcángel para detener una terrible plaga desatada en 1656. Foco de gran espiritualidad, no es casual que en sus proximidades se erija el convento de San Giovanni Rotondo, donde se santificó el Padre Pío de Pietrelcina.
La gran sueca, Santa Brígida visitando la Gruta de San Miguel, en uno de sus éxtasis oyó el canto celestial de los Ángeles, el cual terminó con la dolorosa y profética visión de la decadencia de su culto.
Transcribo fielmente las palabras angélicas:
“Bendito seas oh Señor
Por habernos creado como vuestros mensajeros
Y como apoyo del hombre
Del cual nos confiaste la custodia.
¡Hacia el hombre Tú nos enviaste
Sin ni siquiera privarnos de Vuestra Visión!
Haz visible la dignidad
Con la cual Tú nos has revestido
Para que se aprenda a tomar en cuenta nuestro ministerio:
¡aunque aquí, también hoy este Santuario declina
Y los del lugar parece que prefieren, en vez de nosotros, a los ángeles sin luz!”.
Una aguda tristeza llenó el corazón de Santa Brígida que aumentó desmesuradamente cuando, apareciéndosele Jesús le dijo:
“Los ingratos se darán cuenta de la pérdida que hacen al olvidarse de los Ángeles, en la hora de la prueba”.


La misa del 8 de mayo en honor a la Aparición del Arcángel San miguel en el Monte Gargano es otra de las ilustres víctimas de la primera poda que sufrió el Misal Romano ya antes de las reformas post-conciliares. 

El nuevo código de rúbricas de Juan XXIII la relegó al apartado de las misas pro aliquibus locis al igual que la misa de la Invención de la Cruz (3 de mayo) y la de San Juan ante Portam Latinam (6 de mayo), que abrían espléndidamente el mes de las flores. 

El motivo era la duplicación de fiestas de un mismo titular. El Arcángel San Miguel, en efecto, es conmemorado también el 29 de septiembre. Sin embargo, mientras esta fiesta recuerda también a todos los espíritus angélicos, la del 8 de mayo era peculiar del gran príncipe de las huestes celestiales


SEGUNDA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO,19 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 492

Odoacre, rey de los Erulos, viendo la paz y el bienestar tranquilo de Sipondo bajo el sabio gobierno del Santo Obispo San Lorenzo Maiorano, decretó soberbiamente la conquista. Los habitantes de Siponto recurrieron nuevamente al consejo de su Obispo.  Lleno de confianza con la ayuda del Príncipe Celestial, San Lorenzo ascendió nuevamente al Monte sagrado.

Entre lágrimas y gemidos suplicó a San Miguel por su protección. Llegó el mes de Septiembre: los godos, seguros de su propia fuerza, intimidan a los sipontines para que se rindan. Entonces San Lorenzo ordenó nuevamente tres días de ayuno y de oración. Aconsejó a sus Capitanes que obtengan del Rey Odoacre tres días de tregua. Todos redoblaron las súplicas y penitencias en honor de San Miguel.

Al alba del 19 de Septiembre, San Lorenzo fue a la Iglesia de Santa María, antigua catedral de Siponto. Sumergido en una profunda oración, vio que se le apareció nuevamente el Príncipe Miguel, que ordenó al santo Obispo que ataque a los godos en la hora cuarta del día. Diciendo esto, desapareció. En la hora establecida, rayos, truenos, terremotos, obscuridad impidieron la avanzada del enemigo. Los godos, temblorosos, sin perder un minuto, buscaron la salvación en la fuga, abandonando todo en el campo.

Los pocos que escaparon a los flagelos del Cielo fueron perseguidos y vencidos por los sipontines. Para agradecer convenientemente por esta estrepitosa y milagrosa victoria, San Lorenzo dirigió una nueva procesión a la sagrada Caverna sobre la cima del Monte Gargano.


TERCERA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 29 DE SEPTIEMBRE DEL 493

Para festejar devotamente el tercer aniversario de la aparición de San Miguel, el santo prelado subió en una alegre procesión con todos los fieles a la cima del Gargano. Cuando llegaron a la Gruta, nadie se atrevía a entrar por santo temor y reverencia, y después de un breve descanso, todos regresaron a Siponto. Para actuar en todo según el plan del Cielo, San Lorenzo decidió pedir consejo al Santo Padre Gelasio I sucesor del Padre Felice por la cuestión de la consagración de la gruta.

El Papa Gelacio I dio orden a siete Obispos de los alrededores que se reúnan en Siponto y que con tres días de oraciones comunitarias y ayuno, suplicaran al Arcángel Miguel que se digne manifestar la Voluntad de Dios con respecto a la consagración de la Sagrada Gruta.

San Miguel acogió dichas súplicas humildes y confiadas y en la noche del tercer día, rodeado de una luz radiante, el Príncipe Celestial se apareció por tercera vez a San Lorenzo y dijo:
“No es necesario que ustedes consagren esta gruta, porque yo elegí a mi palacio real, yo mismo lo he consagrado con asistencia,  elevadas oraciones y celebrado el santo sacrificio, para comunicar al pueblo. Es a mí que me corresponde manifestar como he consagrado este lugar”.

A la mañana siguiente San Lorenzo narra a los Obispos y al pueblo la nueva visión y el mensaje celestial del Arcángel. Con el corazón lleno de júbilo, Obispos y fieles entre oraciones y cantos, van en procesión hacia la cima, como cuenta el Código Vaticano. Algunos de los Obispos tenían una edad muy avanzada y San Miguel quiso ir al encuentro de ellos con un gesto de exquisita cortesía. Por lo tanto mandó a cuatro águilas de una grandeza desmesurada: dos de ellas con las alas desplegadas defendían a los peregrinos de los rayos del sol, y las otras agitaban como si fueran un abanico las alas procurándoles una agradable frescura a los Obispos y al pueblo.

Pero otros grandes y nuevos prodigios esperaban a los santos Obispos en el ingreso de la Caverna sagrada. En la gruta sobre un bloque de piedra encontraron una huella de San Miguel Un altar preparado por San Miguel y recubierto con un palio purpurino. El altar tenía en el centro una cruz de un cristal purísimo. Todo testimoniaba en la gruta que su consagración fue hecha divinamente. Entonces San Lorenzo presentó a Dios el primer Santo Sacrificio en presencia de todos los Obispos y de todo el pueblo.

Podemos creer plenamente que en esta solemnidad estuvo presente también la gloriosa Reina de los Ángeles para renovar su ofrecimiento al Eterno Padre, como hacía en aquel siglo tan lejano sobre el Monte Calvario. Quien mejor que Ella podía agradecer a la Santa Trinidad por los favores concedidos a esta parte de la tierra, unidos con las olas del mar en la tierra Santa.

LA CUARTA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 22 DE SEPTIEMBRE DE 1655

En el año 1655 se desató la peste en todo el Reino de Nápoles. Foggia casi se despobló y la muerte negra cobró despiadadamente también entre los habitantes del Monte Gargano. El peligro para Manfredonia y en Monte S. Angelo fue grande. El Obispo, Mons. Giovanni Alfonso Puccinelli, constatada la ineficacia de los medios humanos, recurrió a la poderosa protección e intercesión de San Miguel Arcángel.


Por lo tanto fue en un devoto peregrinaje penitencial con el clero y con el pueblo a la Sagrada Gruta. Después de largas oraciones, lágrimas y gemidos, al alba del 22 de Septiembre, el Obispo vio aparecer al Arcángel en un enceguecedor esplendor, y dijo al Obispo:
“Sepa oh pastor de estas ovejitas, que he obtenido de la Santísima Trinidad que cualquiera que utiliza con verdadera devoción las piedras de mi gruta, alejará de su casa, de la ciudad y de cualquier lugar la peste, narrad a todos esta gracia divina. Vosotros bendeciréis las piedras, esculpiendo sobre ellas la señal de la cruz con mi nombre”.
Como perpetúa memoria de este grande y nuevo prodigio y como perenne gratitud a San Miguel el pueblo del Monte S. Angelo erigió un obelisco sobre la antigua plaza de la ciudad, que todavía existe, como recuerdo de este hecho histórico, con la siguiente inscripción:

“Al Príncipe de los Ángeles, vencedor de la peste, patrón y tutelar
monumento de eterna gratitud Alfonso Puccinelli”.




Coronilla al arcángel Miguel

La coronilla fue revelada en Portugal a la sierva de Dios Antónia de Astónaco aproximadamente en el año 1750. El arcángel Miguel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la recitación de nueve salutaciones a través de las cuales se invoca la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial correspondiente, rezando un padrenuestro y tres avemarías en cada salutación.

Esta devoción se propagó a lo largo de otros países. El papa Pío IX concedió las siguientes indulgencias a quienes recen la coronilla:

  • Indulgencia parcial, a los que recen esta Corona con el corazón contrito.
  • Indulgencia parcial, cada día que lleven consigo la Corona o besaren la medalla de los Santos Ángeles que cuelga de ella.
  • Indulgencia plenaria, a aquellos que la rezaren una vez al mes, el día que escogieren, verdaderamente contritos, confesados y comulgados, rogando por las intenciones de su Santidad.
  • Indulgencia plenaria, con las mismas condiciones, en las fiestas de la Aparición de San Miguel Arcángel (8 de mayo); de su Dedicación (29 de septiembre); y de los Santos Ángeles Custodios (2 de octubre).

Promesas y Beneficios

El arcángel Miguel prometió a quien rece la coronilla:
  • Enviar un ángel escogido de cada coro angelical para acompañar a los devotos a la hora de la comunión.
Y a quienes reciten estas nueve salutaciones todos los días les asegura que:
  • Disfrutarán de su asistencia continua durante esta vida y también después de la muerte.
  • Serán acompañados de todos los ángeles y con todos sus seres queridos, parientes y familiares serán librados del Purgatorio.

Se comienza la Corona rezando la siguiente invocación:
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dios mío, ven en mi auxilio.  Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén  (Hacer Petición o Agradecimiento).
.
I. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Serafines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas y así recibir dignamente en nuestros corazones, el fuego de la Caridad Perfecta. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

II. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Querubines, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado, y seguir el camino de la Perfección Cristiana. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

III. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Tronos, que Dios Nuestro Señor derrame en nuestros corazones, el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

IV. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Potestades, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras pasiones. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

V. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Dominaciones, que Dios Nuestro Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VI. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de las Virtudes, que Dios Nuestro Señor nos conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Principados, que Dios Nuestro Señor se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de obediencia. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VIII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Los Arcángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de la perseverancia final en la Fe, y en las buenas obras, y así nos lleve a la Gloria del Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
IX. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Ángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante esta vida mortal, y nos guíen a la Gloria Eterna. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

Conclusión
En honor a San Miguel.  (1 Padre Nuestro)
En honor a San Gabriel.  (1Padre Nuestro)
En honor a San Rafael.  (1 Padre Nuestro)
En honor a nuestro ángel de la Guarda.  (1 Padre Nuestro)

O Glorioso Príncipe San Miguel, Jefe Principal de la Milicia Celestial, Guardián fidelísimo de las almas, Vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel Servidor en el Palacio del Rey Divino,…Sois  nuestro admirable Guía y Conductor.
Vos brilláis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable protección para que seamos mas y mas fieles al servicio de Dios todos los días de nuestra vida.
V. Rogad por nosotros, O Glorioso San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Jesucristo….
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor.
Omnipotente y Eterno Dios, os adoramos y bendecimos. En vuestra  maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al Glorioso Arcángel, San Miguel, como Príncipe de Vuestra Iglesia.
Humildemente os suplicamos, Padre Celestial, que nos libréis de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque, para perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor Nuestro, guiadnos por medio de este mismo Arcángel. Enviadle que nos conduzca a la Presencia de Vuestra Excelsa y divina Majestad. Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo, Nuestro Señor. 
Amén.