SangredeCristo



Devoción de la Preciosísima Sangre de Cristo


Cristo Milagroso. Santuario de San Damián. Asís. It.


El Beato Juan XXIII, “el treinta de junio de 1959, vigilia de la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, segundo año de nuestro Pontificado” publicó la carta apostólicaInde a primis “sobre el fomento del culto a la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo”

Allí decía:
“… Asimismo la devoción a la Preciosísima Sangre, cuyo propagador admirable fue, en el siglo pasado, el sacerdote romano San Gaspar del Búfalo, obtuvo merecido asentimiento de esta Sede Apostólica.

En la misma carta había anotado el Papa: “Nos parece muy oportuno llamar la atención de nuestros queridos hijos sobre la conexión indisoluble que debe unir a las devociones, tan difundidas entre el pueblo cristiano, a saber, la del Santísimo Nombre de Jesús y su Sacratísimo Corazón, con la que tiende a honrar la Preciosísima Sangre del Verbo encarnado "derramada por muchos en remisión de los pecados".

El Papa aprobó la Letanía a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo (1960).

Lamentablemente en el Calendarium Romanum revisado tras el Concilio [el año 1969] esta Solemnidad “queda suprimida, dado que la Preciosísima Sangre de Cristo Redentor, ya se venera en las solemnidades de la Pasión, de la Santísima Eucaristía y del Sacratísimo Corazón de Jesús y también en la fiesta de la Exaltación de la Cruz.

La Misa de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo se vuelve a poner entre las Misas votivas”

LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO: IMPORTANCIA Y URGENCIA DE SU DEVOCIÓN, POR SAN GASPAR DE BÚFALO

El abuso de hoy en día, mostrado hacia el precio de nuestra Redención invita con urgencia a las almas a hacer una continua reparación al Divino Redentor por todas las ingratitudes demostrada por las personas, esto exige también que los amantes y devotos de Jesús se ocupen en la promoción de la perpetua adoración a la Preciosísima Sangre de nuestro Salvador.

Mis queridas almas, la adoración a la Preciosísima Sangre de Jesús, precio de nuestra Redención, es el más cariñoso obsequio que podemos ofrecerle a Dios. A través de esta adoración, nos convertimos en receptores de los tesoros de Sabiduría y Santificación. A través de ella, somos liberados de las penas del infierno en proporción a nuestro Amor de Jesús. A través de ella, tomamos posesión de la Santa Gloria del Cielo: ¡en virtud de la Divina Sangre! Por lo tanto, almas queridas, es muy justo que, por la ingratitud de tantas otras almas, consagrar el presente mes a la Adoración de la Divina Sangre y de esta manera restablecer la Ternura y Amor Divino en nuestros corazones.

Gracias a la aplicación de este precio incalculable que nos redimió, las almas pecadoras descubrirán en nuestra sagrada Religión la motivación para tener esperanza en la Infinita Misericordia y el perdón. El penitente encontrará en ella un estímulo para crecer en la virtud y la santidad. Por último, los justos serán transportados a un ardiente entusiasmo por salvar el mayor número de almas para el Señor.

Mientras que el demonio, enemigo de todos los buenos, trata de hacer que la gente siga teniendo lejano el recuerdo del Amor de Dios, la devoción a la Divina Sangre nos pondrá cerca de su Divino Corazón. Si nuestra mente está siempre ocupada con el pensamiento de los misterios de su Amor, nuestros corazones podrán estar deseosos de aplicar este Amor, y lograr así que nuestros sentimientos corporales estén conscientes de nuestra propia santificación y la de los demás. Con este recuerdo del incalculable Precio de la Sangre de Jesús, por la cual hemos sido redimidos, permanecerá esta Sangre Preciosísima como sello imborrable en nosotros.

¡Que grande era el deseo que Jesús tenía a lo largo de su vida mortal por derramar su Sangre por la Redención del mundo! Igualmente fue de ardiente el deseo de que todos se beneficiaran de Ella, que cada alma participara de sus infinitos Dones. Por lo tanto, nos invitó a esta Fuente de la Misericordia, diciendo: “Beban de este Cáliz”. El abrió para nosotros en su Sagrado Corazón herido cuatro fuentes, como dice San Bernardo: una fuente de la Misericordia, una fuente de la Paz, una fuente de Devoción y una fuente del Amor y llama a todas las almas a saciar su sed allí. “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Cfr. Jn 7,37). Que, de hecho, fue la razón por la que instituyó los sacramentos que son los canales por los que las riquezas de la Preciosísima Sangre se comunican a nosotros. Esa es la razón por la que continuamente se ofrece a su Eterno Padre arriba en el Cielo. Esa es la razón por la que desea que cada día lo busquemos sin cesar. ¿Por qué Jesús ha despertado en los corazones de muchos de los fieles de nuestro tiempo esta devoción? Es sin duda por la única razón de que su Corazón, profundamente consumido por el Amor de las almas, quiere llevarlas a las Fuentes sagradas de sus Heridas y recibir allí, a través de su Sangre, las aguas de su Gracia.

¿Quién podrá contar todos los planes que el Corazón de Jesús tuvo el derramamiento de su adorabilísima Sangre? A través de Ella, tenía la intención de: aplacar la Divina Justicia para reconciliar a las almas con su Padre, limpiar el alma de cada pecado para que cada alma obtenga la poderosa ayuda de su Gracia; abrir para nosotros una entrada y un lugar de estancia en el bendito Cielo.

Bienaventurados a los que se les concede beber un poco de gota de ese Cáliz amargo, que bebió Jesús por amor de nosotros hasta la última gota. La recompensa para nosotros en el Cielo es grande, la vida es muy corta. Por eso, en la elevación del Cáliz, le recomendamos nuestras almas al Padre Eterno. No debemos dejar de ofrecer el precio de nuestra Redención por la Santa Iglesia y para la salvación eterna de nuestras almas.

Si las personas se arrojaran a los brazos de la Infinita Misericordia de Dios, todo lo demás se colocaría fácilmente en su lugar, pues una vez que se enderezan las conciencias, también lo harán todos los problemas y se encontrará fácilmente una solución para ellos.

¡Oh almas, vengan y límpiense en la Sangre del Cordero! Y tú, alma que esto lees, ora e intercede por los pecadores, y ten siempre valor por los méritos de la Sangre Preciosísima de Jesucristo, nuestro Señor.

Invito a todas las almas a que, con entusiasmo, llenen todas las horas del año en adoraciones a los misterios de la Sangre de Jesucristo, uniendo a estas devociones, la reparación por los muchos pecados cometidos en contra de Jesús, en partículas, las blasfemias, las indiferencias a su Amor, etc. El tiempo de oración se puede realizar tanto en el hogar o en la Iglesia, arrodillado o sentado. Cuanto más se propague esta devoción, más abundantes serán las bendiciones de Dios.

Sí, la Sangre de Jesucristo debe limpiar el mundo. Si insistimos en la propagación de la devoción a su Preciosísima Sangre, vamos a ser santos. Hay que continuar alimentando una gran confianza en Quien es la fuente de todo Bien. ¡Cuánto le debemos a Jesús, que nos ha redimido con su Sangre!

¡Que gran Fiesta de Amor a Jesús es la Fiesta de la Sangre Divina! Sí, vamos a amar a Jesús sin cesar, irrevocablemente, a fin de que podamos amarlo eternamente en el paraíso. El mirar a Jesús derramando su Sangre es un acto de religión que nos ayuda a hacer un gran trabajo para nuestra propia salvación eterna, asó como la de nuestro prójimo, rezando de manera especial para el éxito de las Misiones y para el trabajo apostólico que se está promoviendo en todo el mundo católico. Es la Divina Sangre la que aplaca al Padre Eterno, la que purifica nuestros corazones y nos embriaga de amor a Jesús, quien nos ama y nos lava con su Sangre.

Quitando los primeros siglos de la Iglesia, siglos hechos de mártires, en las siguientes épocas que registra la historia para nosotros, podemos observar cómo uno y otro fundamento de Fe Católica fue atacado con verdadera ferocidad, como las Cosas Sagradas son objeto de burla en una y otra parte del mundo católico. En nuestra miserable época, la crisis en la población es de carácter general, con indescriptible perversión de los principios básicos y con acciones tan bajas que cada una es un insulto al acto Redentor de Dios y, a través de la malicia humana fracasa la aplicación de los Méritos de Jesucristo que nos ha redimido por el precio de su Sangre. Ahora, es necesario reavivar el celo apostólico y seguir las inspiraciones del alma que son tan favorecidas por Dios para que podamos revivir en la memoria de estas personas el inestimable precio de nuestra Redención y el intento de mover al verdadero arrepentimiento.

Por lo tanto, hay dos cosas que deben necesariamente ser hechas en estos tiempos en que vivimos. El primero es encontrar una forma de aplacar al Padre Eterno, y para esto tenemos la Divina Sangre: “Tomaré el Cáliz de salvación e invocaré el Nombre del Señor”. Los pecadores siguen siendo terriblemente temerarios y el Señor, en su Amor, sigue diciendo a cada uno: ¿Qué utilidad te acarreará mi Sangre? (Cfr. Salmo 29,10). Así que no hay nadie que, a través de este sagrado y solemne culto, procure la adoración reparadora, y predique a todos sus glorias. En esta devoción tenemos un compendio de la fe misma, es por eso que, en la consagración del Cáliz, decimos: “Misterio de Fe”, así, por consiguiente, en él está la salvación de las almas.

Sólo por medio de esta devoción, nuestro Bautismo a través del cual nuestras almas fueron limpiadas, es revivido; también lo aplico a la Confesión y los demás Sacramentos. Otras devociones son todas, los medios para facilitar la piedad católica, pero esta devoción es la base, el sustento y la esencia de todas. La devoción a la Preciosa Sangre de Jesús es tan antigua que se remonta al momento mismo en que Adán pecó, por lo que Jesús fue llamado el Cordero inmolado desde el principio del mundo.

Es bien sabido que el mismo infierno tiembla a la mención de “Sangre Divina”. Al mismo tiempo, a la ira del diablo, quien no ha dejado ni dejará a partir de ahora de librar una guerra contra esta expresión: “Preciosísima Sangre de Jesucristo”. De una manera particular, la devoción a la Divina Sangre debe ser nuestro armamento en humillar al diablo. Por lo tanto, trata siempre de hacer todo lo posible para difundir esta devoción, en nombre de las necesidades de la Santa Madre Iglesia.

En tu comunidad, no dejes de promover esta importante devoción, para que se conceda la paz para la Iglesia. Si promueves esta Devoción con celo obtendrás un gran mérito a los ojos de Dios. El amor por la Misa y el oficio de la Sangre Divina es algo que viene de Dios y según Dios, y recuerda que la gran palabra: “Sangre Divina” derrota a Lucifer, quien, por esto, desprecia a los que promovemos la Gloria de la Devoción a esta Sangre Preciosísima.

Hay también otra buena obra que es necesario promover, y es la adoración perpetua a la Divina Sangre. Esto también es un método muy eficaz de oración por las necesidades urgentes de la Santa Madre Iglesia. Oremos, oremos para que la Divina Sangre limpie las conciencias de las personas.

Dios ha reservado para sí mismo el tiempo para el fin del mundo. Pero, antes de ser su Juez, Él hace que recordemos el Precio de la Divina Sangre por la que fuimos redimidos, así como el desprecio que se le da por las almas indiferentes a su Amor. Señala para nosotros la Divina Ofrenda en justificación por nuestras faltas, y abre las puertas de la Divina e Infinita Misericordia a los pecadores arrepentidos.

Alma querida, si te preocupas por difundir, extender y promover cada vez más la devoción a la Divina Sangre encontrarás paz y tranquilidad. No hay ninguna duda: la devoción a la Divina Sangre es el armamento en la mística de nuestros tiempos: “Ellos derrotaron al dragón por la Sangre del Cordero”. En momentos de tentación, invocar la Divina Sangre. Promovamos el mes de la Divina Sangre a fin de compensar los abusos que se dan hoy en día a la misma por los pecadores.

Necesitamos el coraje de permanecer con Jesús en la cruz para defender la santidad de la vida y la virtud de superar al infernal dragón con la Divina Sangre, por lo tanto, la devoción a ella es capaz de alcanzarnos una mayor unión con Jesucristo.

Un enemigo que hay que evitar: el mundo. Un tesoro para tener custodiado y vigilado: el alma. Un medio para lograr el triunfo sobre el enemigo y el éxito de nuestro tesoro: la devoción a la Preciosísima Sangre.




En la Actualidad

Resumen de la Devoción a la Preciosa Sangre de Jesucristo recibida por Bernabé Nwoye

http://forosdelavirgen.org/ 


En Julio de 1995, exactamente a las 3 de la tarde, hora de la Divina Misericordia, Nuestro Señor llamó por primera vez a Bernabé Nwoye, un joven de 17 años, de Olo, Estado de Enugu, Nigeria. Nuestro Señor pidió a Bernabé que adorara Su Preciosa Sangre, y lo consolara de todos los ultrajes cometidos contra Ella.

Dos años después, el Señor le enseñó el Rosario a la Sangre Preciosa (en una visión), y todas las plegarias que lo componen. Los mensajes, oraciones e himnos, lo mismo que las instrucciones, dados directamente por Nuestro Señor, Su Madre María, Ángeles y Santos, entre 1997 y 2001, constituyen la Devoción a la Preciosa Sangre.

LLAMADO A LA SANTIDAD

La Devoción a la Preciosa Sangre, es un llamado diario a la santidad. Los devotos deben rezar diariamente, por lo menos, el Rosario a la Preciosa Sangre (después del de la Sma. Virgen), las letanías y la Consagración.
Está Devoción es un arma esencial contra satanás y sus espíritus malignos. Más que todo, la Devoción es una manera de vivir. El Señor la describe como “el camino de la aridez y del desierto”, lleno de cruces. Nos recuerda que solamente a través, de la cruz, puede un alma alcanzar la tierra de felicidad (el Cielo). Cualquier otro camino nos llevará al Infierno.

Es un llamado santo a los Católicos y a todos los Cristianos, que viven hoy en un mundo corrupto, lleno de engaños de satanás, a que regresen a la Verdadera Fe. A través de esta Devoción. Nuestro Señor ha anunciado el nacimiento del Triunfo del Inmaculado Corazón de María, y Su Glorioso Reino sobre la tierra. La humanidad debería, por lo tanto, señalar el día 14 de Septiembre como la fiesta del Triunfo de los dos Corazones de Amor.

Así lo ha pedido el Señor. Lo que queda por suceder en los días venideros, es la confrontación final entre el bien y el mal, que dará paso a esta Nueva Era.

Cada oración, cada himno de esta Devoción, ha venido directamente del Cielo.
Algunas de las de las oraciones de esta Devoción son las que siguen.

EL ROSARIO
Puede verse completo aquí:
Este le fue enseñado a Bernabé después de haber presenciado toda la Pasión de Nuestro Señor, desde Getsemaní hasta la Resurrección. Jesús se le apareció, y le entregó un rosario para honrar la Preciosa Sangre. Este rosario estaba confeccionado como los demás rosarios, excepto que en vez de diez cuentas, tenía doce cuentas rojas, y las cuentas que las separaban eran blancas. El Rosario, para ser rezado inmediatamente después del Santo Rosario a la Virgen, consiste en cinco misterios relacionados con las cinco Llagas de Cristo,



CONSOLACIÓN
Puede verse completo aquí:
El segundo componente de la Devoción le fue entregado el 23 de Junio de 1997; estas oraciones son específicamente dirigidas al Padre Eterno y a Su Hijo Unigénito. Esta segunda parte de la devoción busca aplacar al Padre y al Hijo por las ingratitudes del mundo, las blasfemias y negligencias a la Preciosa Sangre, que tienen lugar en la Iglesia, en nuestras vidas, y en la sociedad en general.


ADORACIÓN
Puede verse completo aquí:
En la tercera parte de esta Devoción, encontramos siete oraciones que adoran, glorifican y hacen peticiones a la Sangre Preciosa. Nuestro Señor reveló estas oraciones el 23 de Junio de 1997, junto con las oraciones de Consolación.
Las peticiones son por la Iglesia Católica, su jerarquía, el clero y todos los fieles. Se pide también por los pecadores empedernidos, las Almas del Purgatorio, y por los bebés abortados, para que reciban los beneficios de la Sangre Preciosa.

REPARACIÓN
Puede verse completo aquí:
La cuarta parte de esta Devoción, fue revelada durante una visión de Jesús crucificado, el 10 de Diciembre de 1998. En siete angustiosos llamados, Jesús describe los pecados de la Iglesia y en el mundo en general, que lo mantienen místicamente crucificado. Estos pecados incluyen agravios y ofensas durante la Santa Misa, negligencia de los Sacramentos, modas inmodestas, avaricia, codicia, lujuria, etc., los cuales son causa de que millones caigan al infierno. Esta parte de la devoción consuela a la Santísima Trinidad, por las ofensas que le inflige la humanidad.

INTERCESIÓN
Puede verse completo aquí:
En la quinta parte de la Devoción, están las oraciones especiales de intercesión, llamadas “Oraciones Místicas”. Estas son unas muy eficaces oraciones, enseñadas por Nuestro Señor durante el mes de Julio de 1998. Nuestro Señor reveló a Bernabé que estas oraciones son las mismas que pronunció El por la humanidad durante Su Pasión, y antes de exhalar Su último aliento. Son plegarias intercesoras “clave” para derrotar a todos los enemigos de la Santa Cruz (el Anticristo y sus fuerzas), para sostener nuestra fe, y liberarnos de maldiciones ancestrales.

EL SELLO
Puede verse completo aquí:
A esta Devoción, el Cielo ha vinculado un preciado y poderoso regalo para los devotos a la Sangre Preciosa. El Gran Sello de Dios (el tabernáculo viviente en nuestros corazones) es una marca espiritual concedida a los devotos de la Sangre Preciosa contra el sello del enemigo, el 666. Este Sello de Dios, concede a los devotos fortaleza espiritual para resistir todas las tentaciones de satanás, y soportar los sufrimientos que vengan a través del Anticristo. Este Sello se consigue permaneciendo en estado de Gracia Santificante, especialmente en los periodos especificados por Nuestro Señor, cuando los Ángeles recorran la tierra para otorgarlo.

LA HORA DE GETSEMANÍ
Puede verse completo aquí:
Finalmente, Nuestro Señor hace un llamado a todos Sus escogidos, para que permanezcan con El, cada jueves, de 11 p.m. a 3 a.m. del viernes (o por lo menos una hora dentro de este período). En este tiempo, se pueden llevar a cabo los cuatro componentes de la devoción, junto con la Santa Misa y la bendición (si fuera posible). En esta Hora de Getsemaní, los devotos compartirán la agonía experimentada por Jesús en el Huerto de Getsemani (Huerto de los Olivos). La intención es obtener gracias para soportar el Gran Castigo, y mantenerse firmes en la fe.



NOVENA A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO






































































































































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PREPARACIÓN
(Se dice cada día de la novena)



Día primero

Leo en la Palabra de Dios. "¡Dichosos los que lavan sus vestiduras en la Sangre del Cordero!" (Apocalipsis 22:14).

¿Debe espantarnos el pecado? Sí; porque es el mal de los males, que lleva consigo la separación de Dios y la condenación eterna. Dios nos ofrece su perdón, pero nosotros podemos desoír la llamada del Espíritu, que nos invita siempre a la conversión y a la perseverancia. ¿Y si yo he pecado? Podría anidar en mi alma cualquier sentimiento, menos el de la desesperación. Porque tengo un Salvador que pagó por mí y me llama de nuevo a su amor. Confío en la Sangre de Cristo, que me ha limpiado de


toda mancha. Señor Jesús, ¡gracias por tu bondad! No quiero pecar más en adelante. Lo que quiero es amarte cada vez más con todo mi corazón.

Padrenuestro.

Las lágrimas de mis ojos ahora son el cantar de un alma que, arrepentida, no sueña más que en amar.

Oración. OH Dios, que nos pides el amor de nuestro corazón, concédenos la gracia de vivir siempre en el amor a Jesús y obtener por su Sangre nuestra salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor Amén.

Día segundo

Leo en la Palabra de Dios. "Tenemos, hermanos, una confianza jubilosa de entrar en el santuario del Cielo por virtud de la Sangre de Jesús" (Hebreos, 10:19).

Dios nos infundió en el Bautismo la esperanza, junto con la fe y el amor. Llego al Cielo por lo méritos de la Sangre de Cristo. A ellos uno mi esfuerzo, para corresponder con mis obras a lo que El hizo por mí. Mi vida, para conseguir la salvación, debe ser digna de la Sangre que me compró. Por eso, debo trabajar siempre mí salvación con "temor y temblor", como nos dice San Pablo. Miedo a Dios, no; porque El es Fiel y me salva; sino miedo a mi debilidad o malicia, porque yo puedo fallar a Dios. Pero, ¡confianza! Porque Jesús y yo juntos lo podemos todo.

Padrenuestro

Cielo azul, cielo estrellado, Cristo tus puertas abrió. ¡A ti voy, por ti suspiro, Patria de mi corazón!

Oración. OH Dios, que nos has redimido con la Sangre preciosa de tu Hijo, conserva en nosotros la acción de tu misericordia para que podamos conseguir sus frutos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Día tercero

Leo en la Palabra de Dios. "Ellos vencieron al dragón por la fuerza de la Sangre del Cordero y en virtud del testimonio que dieron, pues despreciaron sus vidas hasta morir por él" (Apocalipsis 12: 9-1 l).

¿Qué significa mi vida cristiana? Es lucha: contra el dolor, que podría desesperarme; contra el cansancio, que podría rendirme en el camino; contra los que atentan mi fe y mi virtud, que exigen mi testimonio; contra mi contra el pecado, que podría hacerme perder a Dios... Pero tengo en mis manos la fuerza del mismo Cristo. El luchó contra Satanás y el pecado hasta la sangre, y con su Sangre nos da la victoria a nosotros. ¿Puedo yo acobardarme y ceder ante el enemigo, si cuento con la fuerza de la gracia de Cristo?...

Padrenuestro

La vida es de los valientes, de los que saben luchar. Con Cristo, que va delante, ¿Me puedo yo acobardar?...

Oración. OH Dios, que en la Sangre de Jesús, derramada valiente y generosamente en la cruz, nos das la fuerza contra todos los enemigos. Haz que por ella me mantenga yo siempre fiel a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

Día cuarto

Leo en la Palabra de Dios. -El Espíritu Santo os ha constituido vigilantes, para que apacientes la Iglesia de Dios, que él se adquirió con su propia Sangre" (Hechos 20:28).

Lo que dice San Pablo a los pastores de la Iglesia vale para todos nosotros, porque todos somos Iglesia por la cual Cristo derramó su Sangre. ¿Puedo desentenderme yo de la Iglesia? ¿Puedo aceptar los ataques de que es objeto? ¿Puedo ver despreciada su verdad? ¿Puedo tolerar la desobediencia a sus Pastores? ¿Puedo mirar sin horror a los que abandonan con peligro grave su salvación? ¿Puedo dejar de trabajar en una u otra obra de apostolado, tal como lo exigen mi Bautismo y  Confirmación? Si no trabajo por la Iglesia, estoy  traicionando a la Sangre con que Cristo se la adquirió...

Padrenuestro

¡OH, Iglesia Santa y Católica, todo mi amor para ti!  Tú sabes que sólo anhelo en tu regazo sobrevivir.

Oración. Señor Jesucristo, hazme vivir en tu Iglesia, Esposa tuya que adquiriste con tu Sangre. Que por ella trabaje, en ella viva y en ella sobreviva. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos Amén.

Día quinto

Leo en la Palabra de Dios.-¡Bebed, pues ésta es mi sangre!" (Mateo 26: 27-28). "El cáliz de la bendición que consagramos, ¿no es comunión con la Sangre de Cristo". "Cuantas veces coméis este pan y bebéis este cáliz, proclamáis la muerte del Señor hasta que él vuelva" (I Corintios 10:16; 11:26).

Padrenuestro

¿En qué hago consistir yo mi devoción a la Sangre de Cristo? En oraciones, ciertamente. Pero jamás podré buscar otro punto en que centrar esa mi devoción como la Eucaristía. Recibo la Sangre de Cristo en la Comunión. En la Comunión me comunica la Sangre divina toda su fuerza. En la Comunión me aseguro para siempre el fruto de la salvación que Cristo me ganó al derramar su Sangre por mí. ¿Comulgo todas las veces que puedo y de la mejor manera que puedo?...

Eres bebida del Cielo, eres vino embriagador. Eres amor y alegría, ¡Cáliz de la salvación!

Oración. Señor Jesucristo, hazme beber con ansia tu Sangre, Vino Nuevo del Reino, y prenda de las delicias que me embriagarán en la Patria celestial. Amén.

Día sexto

Leo en la Palabra de Dios. -Os habéis acercado a Jesús, que nos ha rociado con una sangre que habla más elocuentemente que la de Abel" (Hebreos 12: 23-24).

¿Qué pedía a gritos la sangre de Abel? ¡Venganza! "La sangre de tu hermano grita a mí desde la tierra", de Dios a Caín. Pero la Sangre de Cristo clama mucho mejor: "¡Padre, perdónalos!"... La Sangre de Jesús nos da la paz con Dios y derriba todo muro que nos divide a los hombres, porque "todo lo pacificado con la sangre de su cruz". Entonces, ¿Somos dignos de Cristo cuando anida un rencor en nuestro corazón? ¿Somos como el Jesús de la cruz, si, no perdonamos nosotros de verdad?... ¿Podemos beber la Sangre de Cristo en la Comunión, si, no rebosamos amor a todos?....

Padrenuestro

Sangre de Jesús, que gritas: ¡Perdón, oh Padre, perdón!" Di, ¿qué quieres de nosotros?... ¡Qué sea perdonador!

Oración: Señor Jesucristo, que nos mandas a perdonar generosamente hasta el peor de nuestros enemigos. Infúndeme tú mismo amor a fin de que, amando sin distinción a todos, merezca tú perdón y tú gracia. Amén.

Día séptimo

Leo en la Palabra de Dios. -Vi el cielo abierto. Y el que se llama desde siempre El Verbo de Dios, estaba cubierto con un manto lleno de sangre" (Apocalipsis 19: 12-13).

Jesucristo, el Hijo de Dios, aparece en el Cielo como un militar triunfador. Se empapó de sangre, en la suya, y ahora ostenta las propia, luchando contra el enemigo condecoraciones ganadas en una guerra a vida o muerte.  Ha vencido en toda la línea. "El príncipe de este mundo ha sido echado fuera". Y llega el día en que "todos sus enemigos estarán colocados como escabel de sus pies"... ¿Me doy cuenta a qué me llama el Señor? El Cielo no es para cobardes, sino para los esforzados que, como Jesús, saben enfrentarse cada día, hasta la sangre, en la lucha contra el mal.

Padrenuestro

Por tú Espíritu, Señor, danos valor en la lucha, danos la victoria; victoria sobre la muerte danos la Gloria futura.

Oración. Señor Jesucristo, que nos dijiste que el Reino de los Cielos lo arrebatan únicamente los valientes. Dame el esfuerzo que necesito para ir contigo hasta el Calvario a fin de subir desde él al Cielo. Amén.

Día Octavo

Leo en la Palabra de Dios. "Estos son los que han lavado y blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios" (Apocalipsis 7:14).

Hemos de contar con el pecado como una triste realidad de nuestra vida. Heredamos de nuestros padres Adán y Eva una naturaleza dañada, y nuestra malicia a veces, y nuestra debilidad siempre, nos llevan a ofender a Dios de muchas maneras. ¿Quién pondrá remedio a esta dolorosa condición nuestra?.

¡Gracias sean dadas a nuestro Señor Jesucristo, que con su Sangre nos ha librado de tan lastimosa condición! Dios nos pide solamente arrepentimiento, conversión, reconciliación con El mediante los Sacramentos. Y, eso sí, lucha valiente para no hacer nunca las paces con el pecado.

Padrenuestro

¡Qué divino tesoro, Jesús, me has dado en tu Sangre! ¡Límpiame de toda mancha, para ser como te agrada!...

Oración. Señor Jesucristo, amador de los pecadores, que somos todos. Derrama sobre mí la abundancia de los méritos de tú Sangre, para que, con limpieza de corazón, vea siempre a Dios en todas las cosas. Amén.

Día noveno


Leo en la Palabra de Dios. -Tenemos un Pontífice excelso, Jesús, que ha penetrado los cielos - con su propia sangre - y está siempre vivo para interceder por los que por él se llegan a Dios" (Hebreos 4:14, 19:12, 7:25).

Una última mirada a la Sangre de Cristo. ¿Qué nos ha merecido Jesús con ella? Nada menos que la Gloria de Dios, la misma con la que Dios es infinitamente dichoso, la que tiene el mismo Jesucristo glorificado a la derecha del Padre. Y ante este su Padre está repitiendo continuamente: "Quiero que donde yo estoy estén también los míos que Tú me diste". Ya que para esto se adelantó: "Voy a prepararos un lugar" Nuestro destino es el Cielo, que no es propio de almas débiles, sino de los espíritus más grandes, que no se contentan sino con Dios.

Padrenuestro

Como Esteban, entreabierto veo el Cielo, Señor. ¿Cuándo podré estar contigo? ¡Hoy lléname de tu Presencia!

Oración. Señor Jesucristo, autor, guía y consumador de la fe, que vas al frente de los que caminan hacia la Patria. Hazme seguir fielmente tus pisadas para conseguir ese Cielo que me tienes prometido y preparado. Amén.

"EN SU GRAN AMOR DIOS ME HA LIBERADO POR LA SANGRE QUE SU HIJO DERRAMÓ, Y HA PERDONADO MIS PECADOS". (Efesios 1:7)

OH DIVINO ANTÍDOTO, LIBÉRAME DEL VENENO DEL PECADO AMÉN, ALELUYA, AMÉN.


ORACIÓN

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del Costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡OH buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén, Aleluya, Amén.



Los Santos del Apocalipsis cantan fervorosamente: "Con tu Sangre has comprado para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación; has hecho de ellos una dinastía sacerdotal, que sirve a Dios y reina sobre la tierra"  Ap. 5:9.

Nosotros ahora nos unimos a este clamor celestial, y en la comunión del Espíritu con todos los santos de la tierra, y venerando esa Sangre divina que nos rescató del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino de la luz, rendimos culto reverente a Dios, como pueblo sacerdotal que somos. Col. 1: 13 y 20.

Cristo Jesús, Cordero de Dios, que nos has salvado con tu sangre, ¡te alabamos!,¡te bendecimos!, ¡te adoramos!,¡te damos gracias rendidas!, Y te pedimos la salvación de todos los que nos hemos lavado en tu Sangre Sagrada. Amén

Letanías a la Preciosa Sangre de Cristo

Ordenada por el Papa Juan XXIII

El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.

Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación.
¡Sálvanos ahora y siempre!

Señor ten piedad. Cristo, ten piedad.
-Señor ten piedad. 
-Cristo, óyenos
-Cristo, escúchanos.

Dios, Padre Celestial, ten piedad.
Dios, hijo Redentor del mundo, ten piedad.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad.
Trinidad Santa, que eres un sólo Dios, ten piedad.

RESCÁTANOS (se repite en cada una)
-Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre.
-Sangre de Cristo, del Verbo de Dios hecho Hombre.
-Sangre de Cristo, de la Nueva y Eterna Alianza.
-Sangre de Cristo, caída en la tierra durante la agonía del Huerto.
-Sangre de Cristo, que corrió abundante durante la flagelación.
-Sangre de Cristo, vertida de la cabeza en la coronación de espinas.
-Sangre de Cristo, derramada en la cruz.
-Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación. 
-Sangre de Cristo, con la cual hay redención de los pecados.
-Sangre de Cristo, bebida nuestra en la Eucaristía y baño de las almas.

- Manantial de misericordia
- Río de misericordia
- Lago de misericordia
- Catarata de misericordia
- Mar de misericordia
- Océano de misericordia

Sangre de Cristo
-Sangre de Cristo, victoria sobre el demonio.
-Sangre de Cristo, fuerza de los mártires.
-Sangre de Cristo, vigor de los confesores de la fe.
-Sangre de Cristo que engendra vírgenes.
-Sangre de Cristo, fortaleza de los que peligran.
-Sangre de Cristo, alivio de los que sufren.
-Sangre de Cristo, consuelo en la aflicción.
-Sangre de Cristo, esperanza del pecador.
-Sangre de Cristo, seguridad de los moribundos.
-Sangre de Cristo, paz y delicia de los corazones.
-Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna.
-Sangre de Cristo, liberación de las almas del purgatorio.
-Sangre de Cristo, digna de toda gloria y honor.
-Nos has redimido, Señor, con tu Sangre.
-Y has hecho de nosotros un Reino para nuestro Dios

Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la Sangre de tu Hijo Jesucristo, constituido Redentor del mundo. Al venerar esta Sangre Sagrada, líbranos de todo mal y danos la alegría del cielo. Amén




CARTA APOSTÓLICA INDE A PRIMIS DE SU SANTIDAD  JUAN XXIII FOMENTO DEL CULTO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (Click en el enlace)