Comunión en la mano:
Consideraciones históricas y patrísticas
– Peligro de
Sacrilegio
A lo largo de los
siglos, nuestros padres nos han hablado sobre nuestra Fe y sobre el Santísimo
Sacramento. Nuestros padres nos dijeron que la Sagrada Eucaristía es el
verdadero Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo. Los Padres del
Concilio de Trento definieron el Santísimo Sacramento con precisión y cuidado.
Santo Tomás de Aquino nos enseñó que por reverencia a este Sacramento, tocarlo
y administrarlo corresponde solamente al sacerdote. Nuestros padres en el
hogar, tanto como las Hermanas en nuestra escuela, nos enseñaron que era
sacrílego para cualquiera, salvo para el sacerdote, tocar la Sagrada Hostia.
El Papa San León Magno
(440-461), ya en el siglo V, es un testigo temprano de la práctica tradicional.
En sus comentarios al sexto capítulo de San Juan, habla de la Comunión en la
boca como del uso corriente: “Se recibe en la boca lo que se cree por la
Fe”. El Papa allí no habla como si estuviera introduciendo una novedad,
sino como si fuera un hecho ya bien establecido.
A lo largo de los
siglos, los Papas, obispos y sacerdotes nos enseñaron lo mismo, no tanto con
palabras sino por el ejemplo – y especialmente por la celebración de la Antigua
Misa en latín, donde la profunda reverencia por el Santísimo Sacramento como
verdadero Cuerpo de Cristo estaba en cada movimiento que hacía el sacerdote.
Nuestros padres nos enseñaron estas cosas no por transmitirnos una venerada
tradición sin fundamentos, ellos nos han enseñado estas cosas con la palabra y
el ejemplo, para mostrarnos fidelidad a la Fe Católica y reverencia hacia el
Santísimo Sacramento. Nuestros padres nos dijeron esto porque era la verdad.
Pero la introducción de la Comunión en la mano y de los ministros laicos de la
Eucaristía muestra un descuido arrogante por lo que nos enseñaron nuestros
padres. Y aunque estas prácticas han sido introducidas con el pretexto de ser
una “auténtica” evolución mandada por el Vaticano II, la verdad es que la
Comunión en la mano no es una auténtica evolución, no fue mandada por el
Concilio Vaticano Segundo, y muestra ante nosotros un absoluto desafío y
desprecio por siglos de enseñanza y práctica católicas. La Comunión en la mano
fue introducida so capa de un falso ecumenismo, que pudo crecer debido a
debilidad en la autoridad, aprobada por compromiso y por un falso sentido de
tolerancia, y ha llevado a una profunda irreverencia e indiferencia hacia el
Santísimo Sacramento como el lugar común del abuso litúrgico y deshonra de
nuestra época.
No mencionado en ningún lugar en el Vaticano II
En los dieciseis
documentos del Vaticano II, no hay ninguna mención de la Comunión en la mano, y
no fue mencionada durante ninguno de los debates durante el Concilio. Antes del
Concilio Vaticano Segundo, no hay registro histórico de obispos, sacerdotes o
laicos pidiendo a nadie la introducción de la Comunión en la mano.
Absolutamente lo contrario, cualquier persona educada en la Iglesia del
pre-Vaticano II recordará claramente que se le enseñó que era sacrílego que
cualquiera tocara la Sagrada Hostia, salvo el sacerdote.
La enseñanza de Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa
Teológica, lo confirma. Así lo explica:
“La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote
por tres razones.
“Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como
Cristo consagró Su Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también El lo dió a otros
para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo
de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente su distribución corresponde a
él.
“Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado
entre Dios y el pueblo, por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del
pueblo a Dios. Así, corresponde a él distribuir al pueblo los dones
consagrados.
“Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca
sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e
igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no
es lícito para nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera
caído en tierra o también el algún otro caso de urgencia.” (Summa, III, Q. 82,
Art. 13)
Santo Tomás, quien es el príncipe de los teólogos en la Iglesia
Católica, quien se destaca por sobre todo el resto, cuya Summa Teológica fue
puesta en el altar al lado de las Escrituras durante el Concilio de Trento, y
de cuya enseñanza San Pío X dijo que era el remedio contra el Modernismo...
Santo Tomás enseña claramente que corresponde al sacerdote y solo al sacerdote
tocar y administrar la Sagrada Hostia, porque “solo lo que está
consagrado” (las manos del sacerdote) “podría tocar lo Consagrado (la Sagrada
Hostia)”.
La reverencia hacia la
Eucaristía incorporada a la
Antigua Misa
La enseñanza que solo
los sacerdotes pueden tocar la Sagrada Hostia, que las manos del sacerdote están
consagradas para ese propósito, y que ninguna precaución fue demasiado grande para salvaguardar la
reverencia y evitar la profanación, había sido incorporada en la liturgia de la Iglesia; eso es, en la
Antigua Misa en Latín.
Los sacerdotes fueron instruídos
en la Antigua Misa en Latín a celebrarla con rúbricas precisas que salvaguardan
la merecida reverencia al Santísimo Sacramento. Estas meticulosas rúbricas
fueron grabadas en piedra y nunca fueron opcionales. Todos y cada uno de los sacerdotes
del Rito Romano debieron seguirlas con precisión inflexible. En la Iglesia pre Vaticano II, cuando la Misa
Tridentina en Latín fue la norma, los hombres entrenados para ser sacerdotes no
solo fueron instruídos, sino ejercitados en esas rúbricas.
Algunas rúbricas en la
Antigua Misa en Latín son como sigue:
·
Desde el momento en que
el sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración sobre la Sagrada Hostia,
conserva el dedo índice y el pulgar juntos, y cuando eleva el cáliz, vuelve las
hojas del misal o abre el sagrario, su pulgar e índice no se separan, no tocan
nada sino la Sagrada Hostia. También es digno de notar que nunca se deja la
Sagrada Hostia sobre el altar para caminar por las naves de la iglesia (especialmente
antes que los dedos hayan sido purificados), para dar la mano a la gente en una
muestra torpe de forzada familiaridad.
·
Sobre el fin de la
Misa, el sacerdote raspa el corporal con la patena, y la limpia dentro del
cáliz para que si hubiera quedado la menor partícula, se recogiera y consumiera
reverentemente.
![]() |
De rodillas y en la boca |
·
Los dedos del sacerdote
se lavan sobre el cáliz con agua y vino, luego de la Comunión, para ser
consumidos reverentemente, para asegurar que la menor partícula no sea
suceptible de profanación. Estas son solo algunas de las rúbricas incorporadas
a la Antigua Misa. Estos no son escrúpulos absurdos, sino que mostraron que la
Iglesia creyó con certeza que en la Misa, el pan y el vino se convertían
verdaderamente en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, y que ningún
cuidado fue lo suficientemente grande para estar seguros que Nuestro Señor, en
el antísimo Sacramento, fue tratado con toda la reverencia y el homenaje que
merece Su Majestad. Ahora, cuando se trata de mostrar reverencia, ¿es posible
que estas rúbricas no sean cultivadas? Una verdadera renovación católica
debería o dejar intactos estos gestos de reverencia, o aumentarlos. Pero
eliminarlos sin explicación y sin argumentos conviencentes, como ha sido el
caso durante los últimos 30 años con la introducción de la Nueva Misa, no es
signo de renovación católica genuina, sino que se aproxima al neo-paganismo del
que nos advirtiera Belloc, y a su desprecio arrogante por la Tradición. Y para
agregar insulto a la injuria, la introducción de la Comunión en la mano hace
que todas estas rúbricas cruciales del pre-Vaticano II parezcan
sentimientalismos supersticiosos sin ningún fundamento en la realidad –
nuevamente, desprecio por lo que nos enseñaron nuestros padres y obvio
desprecio por el Santísimo Sacramento mismo.
¿Como apareció la
Comunión en la mano de hoy?
Hace 400 años fue
introducida la comunión en la mano en el culto “cristiano” por hombres cuyos
motivos estaban animados por el desafío al Catolicismo. Los protestantes
revolucionarios del Siglo XVI (más cortésmente, pero inmerecidamente llamados
protestantes “reformadores”) re-establecieron la comunión en la mano como un
medio de mostrar dos cosas: 1) Que ellos creían que no había tal
“transubstanciación” y que el pan usado para la comunión era solo pan
corriente. En otras palabras, que la Presencia Real de Jesucristo en la
Eucaristía era solo una “superstición papista”, y que el pan es solo pan y
cualquiera puede manejarlo. 2) Su creencia en que el ministro de la comunión no
es en nada fundamental diferente de un laico. Pero es enseñanza católica que el
Sacramento del Orden da a un hombre un poder espiritual, sacramental, que
imprime una marca indeleble en su alma y lo hace fundamentalmente diferente de
los laicos. El ministro protestante, por lo tanto, es solo un hombre ordinario
que dirige los himnos, lee las lecciones y da sermones para mover las
convicciones de los creyentes. El no puede cambiar el pan y el vino en el
Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor, él no puede bendecir, él no puede perdonar
los pecados. El no puede hacer nada de lo que un hombre normal no pueda hacer.
El establecimiento de la comunión en la mano por los protestantes fue su forma
de mostrar su rechazo por la creencia en la Presencia Real de Cristo en la
Eucaristía, su rechazo del Sacerdocio Sacramental – en suma, de mostrar su
rechazo por el Catolicismo en conjunto. Por ese motivo, la Comunión en la mano
cobró un significado distintivamente anti-católico. Fue una práctica
reconocidamente anti-católica arraigada en la incredulidad en la Presencia Real
de Cristo y en el sacerdocio. Así, si la imitación es la forma más sincera de
la adulación, no es exagerado preguntar ¿por qué nuestros modernos hombres de
iglesia imitan a los autoproclamados infieles que rechazan la esencia
sacramental de las enseñanzas del Catolicismo? Esta es una pregunta que esos
hombres de Iglesia, intoxicados por el espíritu liberal del Vaticano II aún
deben contestar satisfactoriamente.
Después del Vaticano
II, algunos sacerdotes holandeses de mentalidad ecumenista comenzaron a dar la
Comunión en la mano, imitando la práctica de los protestantes.
Pero los obispos, más
que cumplir con su deber, lo toleraron.
Como los jerarcas de
la Iglesia permitieron que el abuso avanzara sin obstáculos, la práctica se
extendió a Alemania, Bélgica y Francia. Pero si los obispos parecieron
indiferentes a este escándalo, los laicos fueron agraviados. Fue la indignación
de gran número de fieles la que apuntó a Paulo VI para que actuara. El sondeó a
los obispos del mundo sobre la cuestión, y estos votaron abrumadoramente por
conservar la práctica tradicional de recibir la Santa Comunión solo en la
lengua. Debe hacerse notar que en ese entonces, el abuso estaba limitado a unos
pocos países de Europa y no había comenzado aún en los Estados Unidos.
“Memoriale Domini”
El 28 de mayo de 1969,
el Papa Paulo VI promulgó la Instrucción Memoriale Domini.
En resumen, el documento
afirma:
1) Los obispos de todo
el mundo estuvieron abrumadoramente en contra de la Comunión en la mano.
2) “Esta manera de distribuir
la Santa Comunión (esto es, el sacerdote colocando la Hostia sobre la lengua de
los comulgantes) debe conservarse”.
3) La Comunión en la
lengua de ninguna manera disminuye la dignidad del comulgante.
4) Hubo la advertencia
que “cualquier violación podría conducir
a la irreverencia y a la profanación de la Eucaristía, tanto como a la erosión
gradual de la correcta doctrina”. El documento dice más adelante que “El
Sumo Pontífice juzgó que la dañosa manera de administrar la Santa Comunión a
los fieles no deberá cambiarse. La Sede Apostólica urge enérgicamente a los
obispos, sacerdotes y al pueblo a observar celosamente esta ley”.
En la actualidad, la
forma tradicional de recibir la comunión en la boca sigue siendo vigente en
todo el mundo. Además, La Sede Apostólica ha permitido que los
obispos decidan si en sus diócesis se permite la opción de recibir la comunión
en la mano. En otras palabras, la recepción en la boca
es aceptada universalmente mientras que la comunión en la mano depende del
beneplácito del obispo local. En los Estados Unidos, Italia y muchísimos
otros países se permite la recepción de la Eucaristía en la mano.
(CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Prot.
n. 720/85)
Excepciones
Sin embargo, en tiempos de persecución, cuando no había sacerdotes disponibles, y los fieles llevaban el Santísimo a sus casas, se daban la Comunión a sí mismos, con sus propias manos. En otras palabras, antes que quedar totalmente privados del Pan de Vida, podían recibirlo en la mano, cuando no hacerlo implicaba quedar privados de este imprescindible alimento espiritual. Lo mismo se aplicaba a los monjes que se habían retirado al desierto, donde no disponían del ministerio de un sacerdote y no querían dejar la práctica de la Comunión diaria.
Sin embargo, en tiempos de persecución, cuando no había sacerdotes disponibles, y los fieles llevaban el Santísimo a sus casas, se daban la Comunión a sí mismos, con sus propias manos. En otras palabras, antes que quedar totalmente privados del Pan de Vida, podían recibirlo en la mano, cuando no hacerlo implicaba quedar privados de este imprescindible alimento espiritual. Lo mismo se aplicaba a los monjes que se habían retirado al desierto, donde no disponían del ministerio de un sacerdote y no querían dejar la práctica de la Comunión diaria.
Extracto de
REDEMPTIONIS SACRAMENTUM
Sobre algunas cosas que se deben
observar o evitar
acerca de la Santísima Eucaristía
acerca de la Santísima Eucaristía
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20040423_redemptionis-sacramentum_sp.html
[93.] La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la hostia sagrada o algún fragmento.[180]
[94.] No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano».[181] En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión. (Subrayado nuestro)
…
¿Y
Jesús que nos dice?
Revelaciones Actuales
Aprobadas por la Iglesia a Bernabé Nwoye en África
Un día de julio de 1995, a la hora de la Divina Misericordia (15:00), Nuestro Señor llamó por primera vez a Bernabé Nwoye, un adolescente de 17 años de edad, de Olo, Estado de Enugu, Nigeria durante una clase de la escuela. Nuestro Señor pidió a Bernabé adorar la Preciosa Sangre y consolarlo por todos los ultrajes cometidos en su contra.
Jesús nos revela allí,
etre muchas otras bellezas y devociones:
Mi agonía es grande
cuando veo a muchos de Mis Sacerdotes que permiten que manos no consagradas
repartan Mi Sagrado Cuerpo y Sangre… Mi agonía es grande cuando veo gente
recibiendo la Santa Comunión en la mano…”
Ver
La Devoción
a la Preciosísima Sangre de Cristo (Da click en el enlace a continuación)
┼
La opinión de la Santa Madre Teresa frente a la comunión en la mano:
"...el peor mal de nuestro tiempo es la
Comunión en la mano." (The Wanderer, 23 de marzo de 1982)
Muchos podrían haber
pensado que para ella el peor mal, podría ser otra cosa, pero no, consideraba
que lo peor en este mundo era recibir a Cristo en la mano.
Jesús sufre terriblemente en esas profanaciones, y por esa razón ha comunicado a una vidente llamada Catalina Rivas sobre la comunión en la mano.
Jesús sufre terriblemente en esas profanaciones, y por esa razón ha comunicado a una vidente llamada Catalina Rivas sobre la comunión en la mano.
Mensaje
de Nuestro Señor Jesucristo a la Vidente Catalina Rivas:
1.
A
quienes no reciban en su mano Mi Propio Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, Yo
Prometo colmarles de Mis Bendiciones en sus manos, corazón, alma y en todo su
ser.
2.
Les
prometo muchísimas más gracias en la vida terrena, y las consiguientes mayores
garantías de salvación y aumento de Gloria esencial y accidental, por todo su
vivir eterno Conmigo en el Cielo.
3.
Me
sentirán en la Comunión tan en todo su ser y con tantísima lenitud, que se les
quite el deseo natural de tocarme.
4.
Si
así obran, recibirán grandes gracias Mías y grandes beneficios para toda su
casa.
5.
Prometo
a quienes debidamente hagan lo que más deseo, especial poder en sus manos
contra los enemigos del alma; y a muchos daré dones de curación.
6.
Yo
prometo que, si así hacen con perseverancia, llegarán en todo con mayor
intensidad, a buscar sólo Mi mayor Honra y Gloria, y Yo los ensalzare
especialmente, toda la eternidad.
7.
Concederé,
a los que, por amor a cumplir todos mis designios, no Me reciben en la mano,
por mayor adoración, humildad y santo respeto, el don de discernimiento de
espíritus con mayor intensidad.
8.
Sus
nombres estarán escritos especialmente en Mi Corazón, sí, por darme mayor
gusto, comulgan en la boca y no en la mano.
9.
Prometo
que les aumentaré todas las virtudes, como recompensa a esa mayor humildad que
supone el nunca creer limpias sus propias manos para tocarme.
10.
Prometo
que propagarán fielmente Mi Doctrina, y vencerán con más facilidad toda clase
de tentaciones.
11.
No
distanciarán de Mí, a las almas, los que Me reciban en la boca y no en la mano,
si lo hacen con la debida reverencia, y viven así durante cada uno de los días
de su vida.
12.
Prometo
que no tendrán la puerta cerrada para Mi Amor los que, por afecto a Mi gusto,
Me den consuelo recibiéndome siempre en la boca y nunca en la mano.
13.
Si
así perseveran por agradarme más, comulgando en la boca, les prometo llegarán a
obrar sólo por Mí Corazón, con Mi Corazón, en Mi Corazón, para Mi Divino
Corazón.
14.
Prometo
a los que así Me honren, ser muy intensa y complacidamente oídos por Mi
Corazón.
15.
Si
en esto tan importante para Mí, Me dan el mayor gusto, gustarán siempre, por Mi
Amor, el seguir Mis Divinas mociones, y Yo los recrearé especialmente, como
prueba de Mi complacencia en el hecho de que comulguen siempre en la boca y
nunca en la mano.
16.
Estos,
harán siempre mucho mayor bien a las almas; en cambio, los que insistan en
tomarme, en la mano, estarán endurecidos en muchas cosas hacia Mi Voluntad, y
oscurecidos sobre Mi Propio gusto, Mi Propia Predicación y Mi Propio
Magisterio.
17.
Todo
lo contrario a quienes tiemblen en sus manos y no toquen la Sagrada Forma
Consagrada, se preparen especialmente en todo su ser, a la hora de recibirme en
comunión, Me pidan que Sea Yo Sólo y nada ellos: Prometo la gracia de llegar en
breve a altísima perfección cristiana, buscarán Mi Rostro con más amor, se
olvidarán más fácilmente de sí mismos, tendrán siempre Mi Corazón consolado por
este gesto, recibirán mayores luces celestiales y tendrán mayor alegría de Mi
Corazón por los siglos de los siglos.
Vidente Boliviana Catalina Rivas
Prometo a quienes difundan estas
promesas
·
El
don del conocimiento de los corazones.
·
Alcanzarán
gloria excelsa en el Cielo.
·
Tendrán
larga vida espiritual, aunque no siempre material, pero en pocos años, como si
hubieran vivido muchísimos años de santidad.
·
Daré
grandes bendiciones a su familia.
·
Cuanto
más los difundan, más me derramaré en ellos.
·
Les
haré sentirme de modo inefable, en una plenitud creciente.
·
No
les permitiré las empresas que acometan, si no son de mi agrado.
·
Pondré
en su senda Luz suficientísima para que con Mi sobre abundante asistencia,
eviten el mal y hagan no solo lo bueno, sino lo que más Me agrada.
·
Les
daré aún mayores gracias, incontables si las difunden con fervor: consideren
gran omisión no dar a conocer Mis Promesas.’
"No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo, son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo recibiendo la Comunión en la mano; el trabajo sacrílego de Satanás".
"Prometo a quien ore por Mis sacerdotes la remisión de toda pena temporal debida, no habrá purgatorio para quien se aflige a causa de los sacerdotes tibios sino paraíso inmediato después de su último aliento".
"Mientras el hombre cuente con un instante de vida aún tiene tiempo de recurrir a la Misericordia e implorar perdón... Oigan bien, si les queda un segundo de vida, aprovéchenlo, porque en él pueden ganar la vida eterna".
(Jesús en "La Pasión", dictada a Catalina Rivas, vidente estigmatizada. Imprimátur: Mos. René Fernández, Arzobispo de Cochabamba. Bolivia)
Nota
Acá en esta Página y en @SantosIglesia Propagamos con todo el
corazón este acto de comulgar, recibir la Sagrada Eucaristía directamente en la
boca.
Decida Usted mismo