San Juan XXIII
11 de Octubre
El Papa Bueno

En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar por el director
espiritual del Seminario de Bérgamo , el Padre Luigi Isacchi. Hizo una
profesión de esa Regla de vida el 23 de mayo de 1897. De 1901 a 1905 fue alumno
en el Pontificio Seminario Romano. El 10 de agosto de 1904 fue ordenado
sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del
Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini
Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y
Patrología en el seminario de Bérgamo. Ocupó estos puestos hasta la muerte de
«su» obispo, como siempre recordaría a Radini Tedeschi, acaecida en 1914.
Durante la Primera Guerra Mundial, ejerció primero como sargento
médico y más tarde como capellán militar. En 1921, fue llamado desde Roma por
el Papa Benedicto XV para ocupar el cargo de Presidente para Italia del Consejo
Central de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.
Cardenal y
Patriarca de Venecia
El 12 de enero de 1953 el papa Pío XII lo crea Cardenal
presbítero con el título de Santa Prisca, siendo designado tres días después
como patriarca de Venecia.
Como patriarca de Venecia, solía navegar por los canales de la
ciudad sin la vestimenta de cardenal, y detenerse para hablar con los gondoleros,
las prostitutas y menesterosos, quienes le contaban sus problemas. Su forma de
ejercicio del poder se caracterizó por el servicio y el perdón.
Era patriarca de Venecia. Supo que uno de sus sacerdotes llevaba
una vida turbia y que frecuentaba un lugar poco digno para un eclesiástico.
Pudo suspenderle en sus funciones; pudo aplastarle con su poder; pudo ejercer
toda la fuerza de su autoridad. Pero ¿qué hizo? Lo esperó un día en el lugar
que solía frecuentar. El sacerdote palidece. El Patriarca lo toma del brazo y
con naturalidad le pide que le acompañe al palacio. Y una vez en su despacho se
arrodilla ante el sacerdote caído y le pide: «Por favor, confiéseme». Y lo hace
con toda humildad y naturalidad.
El sacerdote lo absuelve y el patriarca abrazándolo le dice:
«Hijo mío, me gustaría que reflexionases acerca del don maravilloso que Dios te
ha dado de perdonar los pecados a los hombres, incluso a tu mismo arzobispo.
Que esto te anime a evitar lo más posible el pecado en tu misma vida y como
gratitud a Cristo».
Pontificado
El 28 de octubre de 1958, contando con casi 77 años, Roncalli
fue elegido papa ante la sorpresa de todo el mundo. Escogió el nombre de Juan
(nombre de su padre y del patrón de su pueblo natal, aunque escogió este nombre
por el evangelista de nombre Juan). Fue entronizado el 4 de noviembre (21 días
antes de su cumpleaños 77) por el cardenal Nicola Canali, protodiácono de San
Nicola in Carcere Tulliano.
Después del largo pontificado de su predecesor, los cardenales
parecieron escoger un papa de transición a causa de su avanzada edad y de su
modestia personal.
Ni los cardenales ni el resto de la Iglesia esperaban que el
temperamento alegre, la calidez y la generosidad del papa Juan XXIII cautivaran
los afectos del mundo de una forma en que su predecesor no pudo. Al igual que
Pío XI pensaba que el diálogo era la mejor forma para dar solución a un
conflicto.
Enseguida empezó una nueva forma de ejercer el papado. Fue el
primero desde 1870 que ejerció su ministerio de obispo de Roma visitando
personalmente las parroquias de su diócesis. Al cabo de dos meses de haber sido
elegido, dio ejemplo de obras de misericordia: por Navidad visitó los niños
enfermos de los hospitales Espíritu Santo y Niño Jesús; al día siguiente fue a
visitar los prisioneros de la cárcel Regina Coeli.
En su primera medida de gobierno vaticano, que le enfrentó con
el resto de la curia, redujo los altos estipendios (y la vida de lujo que, en
ocasiones, llevaban los obispos y cardenales). Asimismo, dignificó las
condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano, que hasta ese momento
carecían de muchos de los derechos de los trabajadores de Europa, y además
retribuidos con bajos salarios. Por primera vez en la historia nombra
cardenales indios y africanos.
En una visita a Europa, el presidente de Argentina, Arturo
Frondizi visitó El Vaticano y conoció al papa, quien le dio el apodo de
"el estadista de América", también le dijo que en Italia hacían falta
políticos como él.
Tres meses después de su elección, el 25 de enero de 1959, en la
Basílica de San Pablo Extramuros y ante la sorpresa de todo el mundo anunció el
XXI Concilio Ecuménico -que posteriormente fue llamado Concilio Vaticano II-,
el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho
Canónico. Este Concilio fue inspirado en la figura del papa Pío IX precursor
del Concilio Vaticano I y quien, según el papa Juan XXIII, nadie en la historia
de la Iglesia había sido tan amado y tan odiado a la vez.
Concilio Vaticano
II
El 11 de octubre de 1962 el Papa Roncalli abrió el Concilio
Vaticano II en San Pedro. Este Concilio cambiaría el rostro del catolicismo:
una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un nuevo
acercamiento al mundo y un nuevo ecumenismo. Respecto de esto último, Juan
XXIII había creado en 1960 el Secretariado para la promoción de la unidad de
los cristianos, 12 una comisión preparatoria al Concilio que más tarde
permanecería bajo el nombre de Consejo Pontificio para la Unidad de los
Cristianos. Era la primera vez que la Santa Sede creaba una estructura
consagrada únicamente a temas ecuménicos. Para la presidencia de ese organismo
el papa designó al cardenal Augustin Bea, quien luego se convertiría en una de
las figuras determinantes del Concilio Vaticano II.
Desde la apertura del Concilio, el papa Juan XXIII enfatizó la
naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir nuevas verdades
ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia para hacerla
capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos (un aggiornamento),
buscar los caminos de unidad de las Iglesias cristianas, buscar lo bueno de los
nuevos tiempos y establecer diálogo con el mundo moderno centrándose primero
"en lo que nos une y no en lo que nos separa".
Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de
diversos credos, desde creyentes islámicos hasta indios americanos, al igual
que miembros de todas las Iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos,
cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y
calvinistas no presentes en Roma desde el tiempo de los cismas.
Oración
a San Juan XXIII
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan
XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta
tierra del don maravilloso de tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de
diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e
hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin
desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero
porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los
santos del cielo y en especial a este Papa bueno te suplico Padre Santo esta
gracia particular que necesito (haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran
intercesor estoy seguro de que me será concedida. Amén.