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La Santa Misa Tradicional nos devuelve a nuestras raíces fundamentales

 


La misa tridentina es el nombre que recibe la celebración de la misa del rito romano de la Iglesia católica según las prescripciones y rúbricas de las sucesivas ediciones del misal romano promulgadas desde 1570 a 1962.
El calificativo de «tridentina» se refiere a su origen, ya que el rito fue finalmente codificado y luego extendido a toda la Iglesia latina por iniciativa del Concilio de Trento. 



También se la llama misa de san Pío V, el papa que hizo la reforma deseada por dicho concilio. Otros nombres son misa latina (misa en latín – expresión ambigua), misa preconciliar (es decir, de antes del Concilio Vaticano II), misa tradicional o, desde la publicación del motu proprio Summorum Pontificum, forma extraordinario del rito romano, o sencillamente, forma extraordinaria.



LA SANTA MISA TRADICIONAL: ¿SANTAMENTE PROHIBIDA?

¿Qué pasa? ¿La nueva misa promulgada en 1969 sustituye la Misa de siempre, la que durante siglos unió y santificó a los miembros de la Iglesia en la fe Católica y Apostólica?
¿sería entonces posible suprimir católicamente el Santo Sacrificio, obra de Dios por la cual el demonio fue definitivamente vencido?
De hecho, dice San Alfonso María de Ligorio: «el demonio siempre intentó, usando a los herejes, privar al mundo de la Misa haciendo de ellos precursores del Anticristo que abolirá efectivamente el Santo Sacrificio del Altar, para castigar a los hombres de sus pecados, realizando la predicción de Daniel: 
“Y poder le será dado contra el sacrificio continuo  (Daniel 8, 12)». 

¿Qué pasa? «sí Satanás no llega a suprimir totalmente el único acto de culto aceptable, él luchará para limitarlo a las almas y a los corazones del más pequeño número posible de individuos»

En su rebeldía satánica, Lutero dijo: «Todo esto (papado… altares, ministros y doctrinas) será aplastado cuando se aplaste la sacrílega y abominable Misa».


Mirando nuestra época, podríamos decir entonces: lo que satanás quiso, lo que Lutero soñó, la nueva misa lo hizo en parte.

El Cardenal Ratzinger, elegido Papa bajo el nombre de Benedicto XVI, dice: «El segundo gran evento, al principio de mis años en Ratisbona, fue la publicación del misal de Paulo VI, acompañada de la prohibición  casi total del Misal tradicional después de una transición de seis meses solamente. Estaba consternado de la interdicción del Antiguo Misal; eso nunca se vio en toda la historia de la liturgia» (1). Para entender mejor el problema y encontrar con certeza la solución, miremos la historia.

LA BULA QUO PRIMUM TEMPORE DE SAN PÍO V

Conscientes de los peligros  que amenazaban la Santa Misa, corazón de nuestra religión, los Padres del Concilio de Trento (1545-1563) vieron la necesidad de restablecer en su integridad este tesoro para proteger con más vigor la fe católica. Para restaurar la misa romana en su forma más pura, San Pío V eligió sabios eruditos católicos sin buscar seis pastores protestantes como lo hizo Paulo VI para elaborar un nuevo misal. Que «el sacrificio se cumpla según el mismo rito para todos y por todos de forma que la Iglesia de Dios no tenga más que una sola lengua… que los misales sean restaurados según el uso y costumbres antiguos de la Misa Romana» dice el Concilio de Trento.


El Misal, así restaurado, fue promulgad el 19 de julio de 1570 por medio de la Bula Quo Primum Tempore, dada a conocer de una forma particularmente solemne y clara. La Bula precisa que no se trata de un nuevo rito sino de “un Misal renovado y corregido”. El Papa Benedicto XVI lo confirma: “Pío V no hizo nada más que revisar el misal romano en uso en la época como tal se hace normalmente en una historia que evoluciona…”

En esta Bula San Pío V prohíbe categóricamente los ritos recientes de menos de 200 años, e impone a perpetuidad esta Misa llamada hoy tridentina, tradicional o Misa de siempre; Misa que nadie podrá jamás prohibir de celebrar a ningún sacerdote

“Nos concedemos y acordamos a tenor de las presentes y por Nuestra Autoridad Apostólica  que este mismo Misal podrá ser seguido en su totalidad…, sin ningún escrúpulo de conciencia y sin incurrir en ningún castigo, condenación o censura que podrá válidamente usarse libre y lícitamente y esto a perpetuidad, y de una manera análoga Nos hemos decidido y declaramos que los superiores… y otros sacerdotes de cualquier Orden no pueden ser obligados a celebrar la Misa de otra manera diferente a como Nos la hemos fijado y que jamás nadie, quienquiera que sea, podrá contrariarles a cambiar de Misal“.

San Pío V

El indulto y la misma Bula están protegidos de forma particularmente fuerte contra todo tipo de alteración. “Estatuimos y declaramos que nadie podrá anular la presente instrucción o modificarla, sino que ella estará siempre en vigor y con toda su fuerza… Sin embargo, si alguien se permitiese una tal alteración, sepa que incurre en la indignación de Dios Todopoderoso y sus bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo”.

Con esta solemnidad, claridad y fuerza se encuentran, en esta parte de la Bula e indulto, las condiciones necesarias de la inefabilidad pontificia, no puede nadie censurar ni impedir a un sacerdote que celebre la Misa Tridentina sin poner en entredicho la autoridad de la Iglesia.
Entonces aunque el demonio luchará siempre para abolirla o disminuirla, nunca la Santa Misa podrá ser prohibida o sustituida delante de Dios y de la Iglesia.

1969: PROMULGACIÓN DE LA NUEVA MISA

Promulgando la nueva misa, prohibió el Papa Paulo VI la santa Misa tradicional. La Constitución Apostólica Missale Romanum del Papa Paulo VI, en su primera versión el 3 de abril de 1969, promulgando la nueva misa en el primer párrafo dice: “El Misal Romano promulgado en 1570… ha sido recibido por todos como uno de los muchos y admirables frutos que el santo Concilio ha diseminado por toda la Iglesia de Cristo… Hombres sin cuento, además de santa vida y costumbres, han nutrido su piedad para con Dios en gran medida con sus preces o lecturas de la Sagrada Escritura, cuya traza general se remonta, en lo esencial, a San Gregorio el Grande”. 

San Gregorio. Doctor de la Iglesia


¿Cómo podríamos pensar que aquel que hace esta alabanza, después ira a prohibirla o sustituirla? Es inconcebible.

PAPA PAULO VI AMIGO Y SOSTÉN DE LOS MODERNISTAS.

Todo lo que sigue en esta misma promulgación, es una mezcla de miel y hiel, hablando explícitamente de “nuevas reglas”, “nueva composición”, “la mayor innovación”: “3 nuevos Canones”, “nuevo rito”, “cambios”, de partes “revisadas y considerablemente modificadas”; en fin “una renovación fundamental… un cambio total… una nueva oración” afirma sin vergüenza el coautor de la nueva Misa el P. Annibale Bunigni. Y el Papa Paulo VI concluye su promulgación así: ” deseamos que a todo lo que hemos dicho tocante al nuevo Misal Romano se le de fuerza de ley… conforme a la orden del Concilio Vaticano II, dejamos espacio en el nuevo Misal para las legítimas variaciones y adaptaciones”. 

¿Cómo encontrar la infabilidad en un espacio dejado vacío o en “variaciones” que como las modas “pasan de moda”? … Esperamos que el Misal sea recibido por los fieles… queremos que estos nuestros decretos y prescripciones surtan su efecto y mantengan su rigor ahora y en lo futuro…” No encontramos para nadala fuerza de las palabras presentes en la Bula de San Pío V.

En la segunda versión fechada en el mismo día, fue añadido sin ninguna explicación el artículo siguiente: “Ordenamos que las prescripciones de esta Constitución entren en vigor el 30 de noviembre de este año, el primer Domingo de Adviento”... 

¿Cómo es posible: precipitar la obligación de esta Constitución sin ninguna explicación? 
Eso es un verdadero error en su publicación. También se encuentran errores graves en su aplicación: un artículo no firmado en el Osservatore Romano dijo: “los obispos de Italia aplicarán la Constitución en un mes”mientras que la Congregación del Culto dejaba su aplicación a la libertad de las conferencias episcopales.

¿Qué pensaban los Cardenales acerca de la Institutio Generalis de la nueva misa y de su promulgación? “El padre Bugnini puede entrar en la oficina del Santo Padre y hacerle firmar lo que quiere” decía el cardenal Cicognani, secretario de Estado. Cuando el Cardenal Journet fue a ver al Papa diciéndole. “Santo Padre, no puede dejar esta definición (de la misa), ya que es hereje. No puede estampar su firma bajo eso”. Y el Papa parece haber contestado: “A decir verdad, no lo he leído. He firmado sin leer”. El Cardenal Seper, prefecto del Santo Oficio, dijo que esta Institutio Generalis (de la misa) no había pasado por el Santo Oficio de controlar la ortodoxia de los textos. 
Los Cardenales Ottaviani y Bacci supieron también publicar bajo sus firmas el famoso Breve examen crítico del novus ordo acompañado de una carta dirigida a Paulo VI. El Cardenal Gut, prefecto de la Congregación del Culto, mostró igualmente el poder de Bugnini diciendo: “No soy yo el que manda aquí”.
Todo eso deja a los católicos perplejos: cardenales, obispos, sacerdotes (más de 5,000 en España), religiosos y fieles del mundo entero (25% de toda Francia) se levantan para defender su Fe y guardar íntegro este tesoro, el Santo Sacrificio de la Misa. Cosa cierta: esta promulgación no prohíbe explícitamente el rito antiguo como lo hizo el Papa San Pío V para los ritos que no tenían 200 años. No existe tampoco un decreto para afirmar que la nueva misa sustituye a la antigua.


INTOLERANCIA DE LOS AÑOS 1970.

Hasta el 24 de mayo de 1976, el Papa Paulo VI dejaba decir que él había prohibido la Misa Tradicional, pero no lo decía personalmente. El dejaba decir al mismo tiempo y en sentido contrario que había concedido a menudo estas autorizaciones sin ser de su agrado, según las palabras del Cardenal Gut. 
El 14 de junio de 1971, él autorizó, en efecto, la celebración del rito antiguo, pero con el permiso del Ordinario y únicamente a los sacerdotes ancianos o enfermos, celebrando solos, sin persona en la asamblea. ¡Con eso, los ángeles son los únicos que podían estar en la asamblea! El 24 de mayo de 1976, el Papa declara a los Cardenales: “…El novus ordo missae fue promulgado para tomar el lugar del antiguo…”. Profiriendo estas palabras, aunque no las haya dicho usando su infabilidad, Paulo VI concluye la ruptura; brilla la intolerancia.

CRECIDA TOLERANCIA DE JUAN PABLO II


En 1984, dándose cuenta que la Misa Tradicional subsiste todavía, Juan Pablo II da un indulto un poco más favorable para las celebraciones de la Misa Tridentina pero siempre en condiciones difíciles. En 1986, Juan Pablo II preguntó a una comisión de 9 cardenales (Stickler, Mayer, Oddi, Casaroli, Gantin, Innocenti, Palazzini, Tomko, y Ratzinger) si el Papa Paulo VI o cualquier otra autoridad competente prohibió la celebración universal de la Misa Tridentina hoy en día. 8 de los 9 cardenales afirmaron que “la Misa de San Pío V nunca ha sido suprimida” y los 9 reconocieron que todos los sacerdotes del mundo podían celebrar con toda libertad la Misa de siempre. En 1988, para intentar recuperar a los que permanecen fieles a la Misa Tradicional, Roma permite en un grado muy ligeramente mayor la celebración de ésta, y siempre con condiciones difíciles. 

Afirmaron que nunca fue prohibida la Misa de siempre, los Cardenales Stickler, Medina y Castrillón Hoyos. 
El pueblo no supo nada de todo eso.

LIBERTAD CONDICIONADA CON BENEDICTO XVI.


Con el combate de Monseñor Lefebvre, la Santa Misa de siempre permanece, crece e impide el buen funcionamiento del modernismo. 

Pero su libertad entera no está reconocida todavía.

Monseñor Lefebvre

El Cardenal Ratzinger dijo: “He abogado desde el principio en pro de la libertad de continuar el viejo Misal… Me parece indispensable conservar la posibilidad de celebrar según el Misal antiguo como signo de la identidad permanente de la Iglesia”. “Es importante dejar de prohibir el rito litúrgico en vigor hasta 1970. A quien defiende hoy la validez de esta liturgia o la práctica se le trata como a un leproso: toda tolerancia al respecto brilla por su ausencia. Constituye ésta una intolerancia nunca vista en la historia de la Iglesia. Se desprecia de ese modo todo el pasado de ésta”.

“La promulgación por Pablo VI de la prohibición del Misal de San Pío V que se había desarrollado a lo largo de los siglos desde el tiempo de los sacramentales de la Iglesia antigua, comportó una ruptura en la historia de la liturgia cuyas consecuencias sólo podían ser trágicas”.

“(con la) reforma litúrgica de Pablo VI acaeció algo más que una simple ‘revisión’ del Misal anterior, pues se destruyó el edificio antiguo y se construyó otro, si bien con el material del cual estaba hecho el edificio antiguo y utilizando también los proyectos precedentes. (…) Para la vida de la Iglesia es dramáticamente urgente una renovación de la conciencia litúrgica, una reconciliación litúrgica. (…). Estoy convencido de que la crisis eclesial en la que nos encontramos depende en gran parte del hundimiento de la liturgia”


EN CONCLUSIÓN

Lo que hizo Bunigni y los liturgistas modernistas, “la gente más idealista e inofensiva con que cuenta la Iglesia” (N. Giampietro, El Cardenal Ferdinando Antonelli y la reforma litúrgica,Cristiandad, Madrid 2005, pág. 272), es una revolución en Tiara y capa con la cruz en la mano, en nombre de la Iglesia y del Papa.

El Movimiento litúrgico desviado tuvo con Bunigni una influencia decisiva, nefasta para toda la Iglesia. En 1968 el cardenal Antonelli había escrito acerca de los supuestos reformadores: “Lo que es triste… es un dato de fondo, una actitud mental, una postura preestablecida, y es que muchos de los que han influido en la reforma…, y otros, no tienen amor alguno, veneración alguna por lo que se nos ha transmitido. Tienen un menosprecio por todo lo que hay actualmente. Una mentalidad negativa, injusta y perjudicial. desgraciadamente también el Papa Paulo VI está un poco de esa parte. tendrán todas las mejores intenciones (?), pero con esta mentalidad son llevados a derribar y no a restaurar.

Como lo sabemos, la mejor manera de defender es el ataque, razón por la cual ya habrá tiempo de escribir un artículo sobre el siguiente tema:

¿La nueva misa (intrínsecamente mala) podría ser santamente prohibida?. ¡Sí, como el comunismo y la masonería!

https://eccechristianus.wordpress.com

 

MISA TRADICIONAL. LOS PEORES ENEMIGOS ESTÁN DENTRO


Para empezar, vamos a ponernos de acuerdo en que es la Iglesia quien ha recibido del Señor el encargo de anunciar el evangelio y de administrar los dones de la salvación. Vamos a confesar que es la Iglesia quien tiene potestad para determinar cómo celebrar los sacramentos en modo y tiempo. Es la Iglesia quien regula cómo celebrar correctamente la Eucaristía, los posibles ritos, tiempo y lugar y demás circunstancias.


Hoy en la Iglesia subsisten diferentes ritos aprobados por ella para celebrar la Eucaristía. El más conocido y generalizado, el que tiene como referencia el misal de Pablo VI, con el que celebramos en la inmensa mayoría del orbe católico. Junto a él subsisten otros como podría ser el ambrosiano, el siro malabar, el mozárabe o el maronita. También, cómo no, el que sigue el misal de San Pío V, llamado hoy “rito tradicional”.
Una celebración de la eucaristía, celebrada por el rito que sea, siempre y cuando sea un rito aprobado por la Iglesia, y siguiendo las normas dadas para ello, es EXACTAMENTE igual de digna y válida. Cada uno asiste al que le parce y no hay más que hablar.
El problema, y eso lo veo desgraciadamente con una cierta frecuencia, es cuando los partidarios de un rito, en concreto el “tradicional” se despachan negando la validez o al menos la plena dignidad de otros, especialmente el del misal de Pablo VI. Los que piensan así son los peores enemigos del rito tradicional.
Hace unos días alguien me decía que “en conciencia” no podía asistir a una misa celebrada según el misal de Pablo VI. ¿Un católico diciendo eso? ¿Qué formación, qué conciencia, qué barbaridades está diciendo? ¿Un católico que se niega a aceptar la misa celebrada según las normas de la Iglesia? ¿La misma misa que ha celebrado tantas veces el beato Juan Pablo II, por ejemplo, o el papa Francisco hoy?

Más aún, entre otras razones aducía que no podía asistir a la misa según el misal de Pablo VI porque para esta persona “Cristo es lo primero y el centro de la misa”. Pero bueno, qué pasa, ¿que para los que celebramos la misa según lo mandado por la Iglesia, Cristo no es lo primero ni el centro de la Eucaristía? No tengo nada contra los que prefieren otro rito, me parece perfecto que alguien se sienta más cómodo con el misal de San Pío V, que experimente más devoción con el rito ambrosiano o más elevación con el siro-malabar. De ahí a decir que en conciencia no puede asistir a una misa celebrada según el aprobado misal de Pablo VI media un abismo.

Un error, un inmenso error. Por eso digo que los mayores enemigos de la misa tradicional hay que buscarlos dentro. Cada vez que alguien dice que las demás misas son menos misas, o que en con ciencia no puede asistir a ellas, está tirando piedras contra el misal de san Pío V. Y no lo digo yo, lo dice la Iglesia que da libre uso al rito tradicional siempre y cuando eso no se use en menoscabo del misal de Pablo VI y de la validez del concilio Vaticano II.

Descarga aqui el Misal Romano (click)

La Santa Misa Tridentina Explicada