Santo Tomás de Aquino
28 de Enero
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Presbítero y Doctor de la Iglesia
Martirologio
Romano: Memoria de
santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la
Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos
comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el
Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el
viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y
muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en
Francia (1274).
Perfil Biográfico
Santo
Tomás de Aquino nace en el castillo de Roccaseca (Italia) el año 1225. Hijo de
los condes de Aquino recibe la primera educación religiosa y científica en la
abadía de Montecasino, para pasar después a la universidad de Nápoles. Allí el
contacto con fray Juan de San Juliano fue causa de que, a sus dieciséis años,
frecuentase la comunidad de los hermanos predicadores, siendo el principio de
su vocación a la vida apostólica. A los diecinueve años ingresa en la Orden de
Predicadores. Esta opción juvenil de Sto. Tomás deberá ratificarla más de una
vez; primero, frente a su aristocrática familia que, de novicio, le secuestra y
le pone en calabozo durante seis meses en el castillo de Roccaseca; y,
posteriormente, frente a los maestros de París, que no le permiten la docencia
en la universidad por su condición de fraile mendicante.
Por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno, quien le convence de la necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la razón, la razón es don de Dios y a él debe ordenarse.
A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología de París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la primacía sobre las otras ciencias, y hace de la oración la fuente más fecunda de sus investigaciones. Mientras permanece en París, Tomás y los hermanos Predicadores elaboran en comunidad filosofía y teología, para después hacerla presente en la universidad. Escribe muchas obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y estudiantes por la claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que escribió sobre el Maestro de las Sentencias. En estos años dio de sí tales muestras arguyendo, discutiendo y respondiendo que, según el sentir de la universidad, sólo Dios podía dar tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda Europa volaba su fama, llevada por los que de todas partes iban a estudiar a la Sorbona y luego regresaban a sus tierras cantando la sabiduría del maestro.
Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras muchas obras la Suma Teológica.
Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el día siete de marzo de 1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el dieciocho de julio de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor de la Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas católicas.
Por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno, quien le convence de la necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la razón, la razón es don de Dios y a él debe ordenarse.
A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología de París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la primacía sobre las otras ciencias, y hace de la oración la fuente más fecunda de sus investigaciones. Mientras permanece en París, Tomás y los hermanos Predicadores elaboran en comunidad filosofía y teología, para después hacerla presente en la universidad. Escribe muchas obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y estudiantes por la claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que escribió sobre el Maestro de las Sentencias. En estos años dio de sí tales muestras arguyendo, discutiendo y respondiendo que, según el sentir de la universidad, sólo Dios podía dar tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda Europa volaba su fama, llevada por los que de todas partes iban a estudiar a la Sorbona y luego regresaban a sus tierras cantando la sabiduría del maestro.
Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras muchas obras la Suma Teológica.
Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el día siete de marzo de 1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el dieciocho de julio de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor de la Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas católicas.
Semblanza Espiritual
Alternó
la enseñanza con la predicación. Actuó con eficaces intervenciones ante la
curia pontificia ea favor de los mendicantes. Destacó por su gran candor de
vida y una fiel observancia de la vida conventual. La misión de la Orden, es
decir, el ministerio multiforme de la Palabra de Dios en la pobreza voluntaria,
en él se centró en una continua dedicación al trabajo teológico; investigar
incansablemente la verdad, contemplarla con amor y entregarla a los demás en
escritos y en la predicación directa. Empleó su capacidad totalmente al
servicio de la verdad, ansioso de encontrarla, recibiéndola de donde quiera que
viniese y participarla a los demás.
Tuvo siempre un comportamiento humilde y cordial. Su obra demuestra la estrecha coherencia entre la razón humana y la divina revelación.
Santo Tomás de Aquino fue devotísimo de Cristo Salvador, especialmente de la cruz y de la eucaristía, que exaltó en sus composiciones litúrgicas para la fiesta del Corpus Christi. Tuvo una ferviente devoción filial a la Madre de Dios, la Virgen María.
Tuvo siempre un comportamiento humilde y cordial. Su obra demuestra la estrecha coherencia entre la razón humana y la divina revelación.
Santo Tomás de Aquino fue devotísimo de Cristo Salvador, especialmente de la cruz y de la eucaristía, que exaltó en sus composiciones litúrgicas para la fiesta del Corpus Christi. Tuvo una ferviente devoción filial a la Madre de Dios, la Virgen María.
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Seguramente
el aporte más grande de Santo Tomás de Aquino fue el legado de su sabiduría,
porque en sus escritos supo amalgamar la tradición griega con el
pensamiento cristiano, convirtiéndose en el mayor pensador católico de la
historia.
Pero
también ha realizado milagros físicos,
especialmente luego de su muerte, los cuales son poco mencionados porque su
obra filosófica y teológica es tan monumental que opaca el resto.
Se
cuenta que era tal su humildad que
una vez se dio a la quema de sus escritos porque decía que era
indigno tratar de comprender el ser divino.
Gracias
a Dios sus hermanos lograron persuadirle y salvaron la mayor
parte de ella.
UNA APARICIÓN CONTEMPORÁNEA DE SANTO TOMÁS A UN
ABORTISTA
Stojan
Adasevic era un abortista de Serbia que logró matar a 48.000 niños en el
útero, en sus 26 años como un proveedor de la muerte, cuando todavía era un
país comunista. A veces hasta 35 por día.
Pero
eso está en el pasado, porque Stojan es ahora una de las más importantes
voces pro-vida de Serbia.
En
aquel tiempo los libros de medicina del régimen comunista decían que el
aborto era simplemente la eliminación de una masa de tejido.
Los
ultrasonidos que permitían que el feto se pudiera ver no llegaron hasta la
década de 1980, pero en realidad no cambiaron su opinión.
Pero
aun así Stojan comenzó a tener pesadillas.
Contando
sobre su conversión Stojan Adasevic señala que soñaba con un hermoso campo
lleno de niños y jóvenes que estaban jugando y riendo, de cuatro a 24 años de
edad, que se escapaban de él con miedo.
Y
con un hombre vestido de negro y un hábito blanco se le quedaba mirando en
silencio.
El
sueño se repitió cada noche y se despertaba con un sudor frío.
Una
noche Stojan preguntó al hombre en blanco y negro en su sueño
aterrador sobre su identidad.
“Mi
nombre es Tomás de Aquino” le respondió.
Stojan,
que fue educado en las escuelas comunistas que enseñaban el ateísmo, no
reconoció el nombre del santo dominico.
Entonces
Stojan preguntó al visitante nocturno, “¿Quiénes
son estos niños?”
“Ellos
son los que mataste con tus abortos” le contestó Santo Tomás.
Stojan despertó
en estado de shock y miedo.
Y decidió
negarse a participar en ningún aborto más.
Por
desgracia, ese mismo día en el que tomó su decisión, uno de sus primos
llegó al hospital con su novia embarazada de cuatro meses, que estaba esperado
por un aborto.
Al
parecer, no era su primera vez, lo que no era poco común en los países del
bloque soviético.
Stojan
aceptó de mala gana, pero en lugar método habitual de la dilatación y legrado,
en el que el feto es desgarrado con el uso de un cuchillo en forma de gancho
llamado cureta, decidió eliminarlo como una sola masa.
Providencialmente, el
corazón del pequeño niño salió aun latiendo.
Fue
entonces cuando el doctor Adasevic se dio cuenta que efectivamente había
matado a un ser humano.
Stojan notificó
inmediatamente al hospital que ya no iba a realizar abortos.
Ningún
médico en Yugoslavia comunista nunca antes se había negado a realizar un
aborto.
La
reacción del hospital y del gobierno fue rápida y severa.
Su
salario se redujo a la mitad y su hija fue inmediatamente despedida de su
trabajo.
Además, al
hijo de Stojan no se le permitió matricularse en la universidad estatal.
Después
de muchos años de sobrevivir a las muchas privaciones orquestadas por el
gobierno, Stojan estaba a punto de ceder a sus demandas ante la presión.
Afortunadamente,
Stojan tuvo otro sueño con Santo Tomás de Aquino.
Y
Stojan volvió a estar inspirado por lo que le dijo San Tomás:
“Eres
mi buen amigo, persevera”.
El
médico comenzó a implicarse en el movimiento pro-vida en Yugoslavia.
Y
consiguió que el canal de televisión yugoslavo estatal transmitiera dos
veces la película anti-aborto de Bernard Nathanson El Grito Silencioso.
Desde
entonces, Stojan ha dicho a los periódicos y estaciones de televisión en toda
Europa del Este sobre su postura anti-aborto y su vuelta a la fe ortodoxa
de su infancia.
De
hecho, él comenzó una fuerte devoción a Santo Tomás de Aquino y lee a su
santo constantemente.
EL ANUNCIO DE SU MUERTE
Un
cometa que durante tres años había brillado sobre el
monasterio desapareció el día que el Doctor Angélico murió.
En
medio de la tristeza generalizada, fue enterrado en la iglesia del monasterio.
Y en
Ratisbona, San Alberto Magno, su viejo maestro, tuvo una visión de la muerte de
su amado discípulo. Sus compañeros lo vieron de repente envuelto en
lágrimas.
“Les
anuncio a ustedes”, les dijo, “la más triste de las noticias. El
Hermano Tomás de Aquino, mi hijo en Cristo, que era la luz de la Iglesia, acaba
de morir”.
Y
desde ese día en adelante, cada vez que el nombre de Santo Tomás fue
mencionado ante él, lloraba y decía: “Él era la flor y la gloria del
mundo”.
EL DULCE OLOR QUE EMANABA
Unos
siete meses después de la muerte del santo, el abad de Fossa Nuova quiso
cambiar el lugar de su sepultura, y abrió en secreto su tumba.
Un
dulce olor a rosas se escapó y llenó la capilla, el claustro, y todo el
monasterio, por lo que el secreto no se podía mantener.
.
Los monjes atónitos se apresuraron al lugar de donde vino este perfume.
.
Y vieron la tumba abierta, y el cuerpo del santo intacto como la de un hombre dormido.
.
Los monjes atónitos se apresuraron al lugar de donde vino este perfume.
.
Y vieron la tumba abierta, y el cuerpo del santo intacto como la de un hombre dormido.
Lo
mismo pasó catorce años más tarde.
Lady
Teodora deseaba poseer como reliquia la mano derecha de su hermano.
De
la tumba abierta y del cuerpo intacto salió una inundación de perfume.
La
Señora Teodora recibió con gran devoción y muchas lágrimas la reliquia
consagrada.
Ella
la mantuvo durante mucho tiempo, y luego se la regaló a una capilla
Dominicana.
Pasó
el tiempo. Hacía cuarenta y dos años desde que el Santo Tomás se había
unido al coro celestial de los elegidos, cuando un visitante de esta capilla le
pidió al hermano que estaba a cargo mostrarle las reliquias.
Él
las venera muy piadosamente, pero ante la mano de Santo Tomás se echó a
reír y burlar.
Inmediatamente
fue presa de una extraña enfermedad, comenzó a temblar, y su cabeza empezó a
palpitar.
Aterrado,
vio su error, fue a la confesión, y volvió a besar con respeto la mano de la
que se había burlado.
El
olor dulce que lo invadió lo curó, y llenó tanto su persona como su ropa.
Todos
aquellos que le conocieron más tarde hablaron de este buen olor y le
preguntaban la causa.
Esta
fue la única penitencia del pobre clérigo: cada vez que alguien le
preguntaba, él tenía que decir de su falta de irreverencia, su extraña
enfermedad, su repentina cura, y el perfume milagroso de la mano, todavía
intacta.
Y
así dio gloria al santo a quien Dios ha honrado por tantos milagros.
Un
gran número de personas enfermas que lo invocaron en sus oraciones o que
visitaron su tumba se curaron milagrosamente.
LOS MENSAJEROS
Un
día, mensajeros que portaban documentos relativos a los milagros atribuidos a
fray Tomás de Aquino para el Papa, iban por los Alpes por encima de
Lausana.
Una
mula con una carga muy pesada se resbaló y cayó, rodó por la ladera de un
acantilado, y finalmente se precipitó contra unas rocas escarpadas.
Don
Mathieu, uno de los enviados, invocó la ayuda del santo. Entonces vieron a
la mula, sana y salva, caminar en el fondo del precipicio.
La
carga que llevaba ni siquiera se había salido fuera de lugar.
Otros
mensajeros también, llevando al Papa Juan XXII el testimonio escrito con
respecto a la vida y milagros del Doctor Angélico, se encontraron un día en un
velero de Nápoles a la Curia Romana.
El
viento, al principio favorable, dio paso a una tormenta. Y en medio de una
espantosa tempestad el buque se vio impulsado hacia un arrecife.
Uno
de los marineros comenzó a llorar y decir en voz alta a los hermanos que
eran los mensajeros, “¡Orad a sus santos! Porque en un momento el
buque se precipitará contra las rocas”.
Los
hermanos, con todo su corazón, se volvieron hacia la Reina del Cielo y el Beato
Domingo.
.
Pero, sobre todo, hicieron un llamado a Santo Tomás. Entonces todo cambió.
.
Un nuevo viento se levantó, y la galera, corriendo hacia el mar abierto, se salvó de una destrucción segura.
LA CURACIÓN DE UN BRAZO EN LA TUMBA DE TOMÁS
Pietro
Grasso de Nápoles, un caballero y funcionario en la asistencia del Rey fue preguntado
por la Inquisición sobre milagros realizados por el hermano Tomas de Aquino, el
testigo dio el siguiente relato de uno, según las actas de Investigación sobre
la vida, la moral y los milagros del hermano Tomás de Aquino
Había
estado aquejado de una parálisis completa de su brazo derecho, por lo que
ni siquiera podía levantar la mano para peinar su cabello o enrollar una
bufanda debajo de la barbilla sin ayuda.
Esto
continuó durante unos diez meses, hasta que en la Cuaresma de 1316, viajando a
Roma, y, entrando en el barrio de Terracina, fue a visitar la tumba del hermano
Tomas en la abadía de Fossa Nova.
Le
habían dicho que Tomas estaba enterrado allí, y se le había pasado por la
cabeza que tal vez los méritos del hombre santo podrían ayudar a curar su
brazo; de hecho, pronto comenzó a creer firmemente que iba a ser curado.
Así,
con dos compañeros – Nicola Filmarini y Enrico Caracciolo, ambos caballeros de
Nápoles como él, y con tantas ganas de visitar la tumba como él fueron a
Fossanova, dejando a los otros viajeros continuar su viaje a Roma.
Al
entrar en el patio del monasterio, se encontraron con un monje que los dirigió
hacia la tumba de Tomas, apuntando a la misma desde cierta distancia.
Se
encontraba, el caballero dice, a la izquierda del altar mayor, cubierta con una
especie de alfombra.
Esta
fue quitada, y entonces, de rodillas en el suelo y frente a la tumba, él oró
con estas palabras:
“Señor
Dios, que eres maravillosa en todos tus santos, por los méritos de este tu
santo restaura la fuerza a mi brazo”
Luego
se acostó en la tumba; y al mismo tiempo sentía que su brazo se hacía más
fuerte.
Durante
un tiempo, mantuvo una especie de adormecimiento alrededor de las
articulaciones como si los músculos estuvieran más flojos; pero esto
también había desaparecido a finales de ese mismo día.
A
la mañana siguiente se encontró con su brazo restaurado en una salud perfecta y
no había rastro de la parálisis anterior.
Preguntado
por las fechas, dijo que la parálisis se inició en mayo 1315 y continuó
hasta mayo del año siguiente, cuando se realizó la cura se llevó a cabo.
EL PAPA CANONIZA A TOMÁS DE AQUINO
Al
ordenar la investigación sobre las virtudes y milagros del gran doctor, el Papa
Juan XXII había dicho:
“Creemos
que el hermano Tomas está glorioso en el cielo, porque su vida era santa,
y su doctrina por sí sola es un milagro“.
Entonces,
ante una asamblea de cardenales, miró de derecha a izquierda “con una
mirada dulce como un rayo de sol”, y habló en estos términos:
Venerables
Hermanos, sería una gran gloria para nosotros y para la Iglesia si pudiéramos
inscribir a este siervo de Dios entre los santos.
Debido
a que ha hecho más para iluminar a la Iglesia que todos los otros doctores
en su conjunto.
Y
en un solo año uno puede beneficiarse más de la lectura de lo que ha escrito
que estudiando toda una vida a los otros teólogos.
La
investigación había terminado.
Numerosos
milagros se habían probado con certeza.
La santidad de la vida del hermano Tomás de Aquino fue atestiguada por muchos testigos.
La santidad de la vida del hermano Tomás de Aquino fue atestiguada por muchos testigos.
La
historia de su vida fue escrita, y la investigación respecto a sus milagros fue
conducida por Guillermo de Tocco, que en su juventud había conocido al hermano
Tomas.
Tocco,
también tomó el testimonio de Reginald, el fiel compañero del santo.
Todo
estaba listo. Fue a hablar al Soberano Pontífice.
Entonces, por
una larga carta, del 18 de julio 1323, y dirigida a toda la Iglesia, el
Papa Juan XXII proclamó la santidad de fray Tomás de Aquino.
ORACIÓN DE SANTO
TOMÁS DE AQUINO
Dame, Señor y Dios mío,
que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.
que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.
A nadie desee agradar,
ni a nadie tema disgustar, sino a ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.
ni a nadie tema disgustar, sino a ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.
Que me hastíe el gozo de lo que sea sin ti,
que no desee nada que esté fuera de ti.
Que me deleite el trabajo hecho por ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.
que no desee nada que esté fuera de ti.
Que me deleite el trabajo hecho por ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.
Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón
hacia ti,
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.
Hazme, Señor y Dios mío,
obediente sin contradecir,
pobre sin ser miserable,
casto sin depravación,
paciente sin murmuración.
obediente sin contradecir,
pobre sin ser miserable,
casto sin depravación,
paciente sin murmuración.
Humilde sin ficción,
alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.
alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.
Que sea sincero sin hipocresía,
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.
Concédeme, Señor, un corazón:
vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti,
noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca,
recto, que ninguna intención siniestra lo desvíe,
firme, que ninguna tribulación lo debilite,
libre, que ningún afecto violento lo reclame.
vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti,
noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca,
recto, que ninguna intención siniestra lo desvíe,
firme, que ninguna tribulación lo debilite,
libre, que ningún afecto violento lo reclame.
Concédeme, Señor Dios mío,
inteligencia que te conozca,
diligencia que te busque,
sabiduría que te encuentre,
conducta que te agrade,
perseverancia que te espere confiada
y confianza de que un día al final te abrazaré.
inteligencia que te conozca,
diligencia que te busque,
sabiduría que te encuentre,
conducta que te agrade,
perseverancia que te espere confiada
y confianza de que un día al final te abrazaré.
Concédeme soportar ya aquí tus castigos como
penitencia,
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.
Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de
los siglos. Amén.