San Pablo de la Cruz
19 Octubre
Pablo
Danei Massari nació en Ovada, Italia, el 3 de enero de 1694; más tarde se
trasladó a Castellazzo-Bormida, no lejos de su pueblo natal. Su madre le enseñó
a encontrar en la Pasión de Cristo la fuerza para superar las pruebas. Le
recordaba del crucifijo cada vez que experimentaba algún sufrimiento. Enamorado
de Jesús Crucificado desde su infancia, quiso entregarle toda su vida.
Su
padre le leía las vidas de Santos y esto lo animaba mucho a ser mejor. Aquel
buen hombre le avisaba también acerca de lo peligroso y dañino que es juntarse
con malas compañías. Así lo libró de muchos males.
A los
15 años, un inspirado sermón cambió su vida. Su tema era la frase de Jesús:
"Si no se convierten y no hacen penitencia, todos perecerán". Para
Pablo fue el momento que él llama "conversión". Hizo una confesión
general y desde aquel día empezó a una vida de penitencia muy rigurosa. Dormía
en el suelo, ayunaba, dedicaba varias horas de la noche a rezar y a leer libros
santos. Luego organizó con algunos de sus compañeros una asociación de jóvenes
para ayudar a los demás con sus palabras y buenos ejemplos a ser mejores.
Varios de esos muchachos se hicieron religiosos después. Durante una grave
enfermedad, la visión del infierno le horrorizó.
Hacia
1715-1716, deseoso de servir a Cristo, se alistó en el ejército en Venecia.
Quería defender el cristianismo de los turcos que amenazaban a Europa. Pero, mientras
adoraba el Santísimo Sacramento en una iglesia, comprendió que no era aquella
su vocación. Abandonó el camino militar, sirvió algunos meses en una familia y
regresó a casa. Aunque un tío sacerdote le dejaba una herencia para que se
casara, Pablo renunció. Rechazó también unos negocios muy prometedores que le
ofrecían y se quedó por varios años en la casa de sus padres dedicado a la
oración, a la meditación y a practicar la caridad hacia los pobres.
La
Virgen María se le apareció y le dio a conocer el hábito, el emblema y el
estilo de vida de una comunidad religiosa, que giraría siempre en torno a
Jesucristo Crucificado. Pablo presentó estos mensajes al obispo de Alejandría,
Mons. Gattinara y a su director espiritual. Previo el juicio de confesores prudentes,
el obispo le revistió del hábito de la Pasión el 22 de noviembre de 1720. Se
pasó 40 días en una habitación junta a la sacristía de la iglesia de San
Carlos, en Castellazzo para redactar los Reglamentos de la futura comunidad a
quienes llamaba "Los Pobres de Jesús". Vivía todo este tiempo a pan y
agua y durmiendo en un lecho de paja. Sus experiencias y el estado de su
espíritu durante aquella "cuarentena" se han conservado con el nombre
de "Diario Espiritual".
Concluida
la experiencia, el obispo le autorizó a vivir en la ermita de San Esteban de
Castellazzo y a realizar apostolado como laico, ayudando a los sacerdotes a dar
clases de catecismo y dando misiones. En el verano de 1721 viajó a Roma, con el
deseo de obtener del Papa una audiencia, a fin de explicarle las luces
recibidas sobre una futura Congregación. Los oficiales de la residencia Papal
no le dejaron entrar por parecerles un aventurero más.
Pasión de Jesucristo
En la
basílica de Santa María la Mayor de Roma, ante la Virgen "Salus Populi
Romani", hizo voto de consagrarse a promover la memoria de la Pasión de
Jesucristo. De regreso a su pueblo se detuvo un poco en Orbetello, en la ermita
de la Anunciación de Monte Argentario. En Castellazzo se le asoció su hermano
Juan Bautista y se fueron a hacer vida eremítica en Monte Argentario. Después,
invitados por Mons. Pignatelli, estuvieron en la ermita de Nuestra Señora de la
Cadena en Gaeta. Mons. Cavallieri los recibió un tiempo en Troia y volvieron a
Gaeta, pero esta vez fueron al santuario de la Virgen de la Civita, en Itri.
Fracasaban
una y otra vez los intentos de fundar una comunidad. Para ser predicadores de
la Pasión necesitaban acceder al sacerdocio por lo que viajaron a Roma. En el
hospital de San Gallicano atendieron a los enfermos mientras estudiaban
teología. El Papa los saludó en el Celio, junto a la iglesia llamada 'La
Navicella' y les permitió oralmente fundar en Monte Argentario. Una vez
ordenados sacerdotes en 1727, los dos hermanos abandonaron Roma para marchar a
Monte Argentario.
Los
primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos en la nueva
Congregación encontraron demasiado duro el Reglamento y se retiraron. Mientras
tanto San Pablo de la Cruz y un compañero suyo viajaban por los pueblos
predicando misiones y obteniendo muchas conversiones.
El
Papa Benedicto XIV aprobó los Reglamentos pero suavizándolos un poco. Entonces
empezaron a llegar novicios y pronto tuvo tres casas de religiosos pasionistas.
En
todas las ciudades y pueblos a donde llegaba predicaba acerca de la Pasión y
Muerte de Jesucristo. Le gustaba utilizar símbolos que ayudasen a expresar la
pasión. A veces se presentaba con una corona de espinas en la cabeza, siempre
llevaba en la mano una cruz. Con los brazos extendidos, el santo hablaba de los
sufrimientos de Nuestro Señor en forma que conmovía aun a los más duros e
indiferentes. A veces, cuando el público no demostraba conversión, se azotaba
violentamente delante de todos, por los pecados del pueblo, de modo que hacía
llorar hasta a los soldados y a los bandoleros.
Un
oficial que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo he estado en
muchas batallas, sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de los cañones.
Pero cuando este padre predica me hace temblar de pies a cabeza". Es que
Dios le había dado la eficacia de la palabra y el Espíritu Santo le concedía la
gracia de conmover los corazones.
En
los sermones era duro para no dejar que los pecadores vivieran en paz con sus
vicios y pecados, pero luego en la confesión era comprensivo y amable,
invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de vida, y
aconsejándoles medios prácticos para perseverar siendo buenos cristianos, y
portándose bien.
Dones extraordinarios
Dios
colmó a San Pablo de la Cruz con dones extraordinarios. A muchas personas les
anunció cosas que les iban a suceder. Curó a innumerables enfermos. Estando a
grandes distancias, de pronto se aparecía a alguno para darle algún aviso de
importancia y desaparecía inmediatamente. Rechazaba toda muestra de veneración
que quisieran darle pero las gentes se apretujaban junto a él y hasta le
quitaban pedacitos de su sotana para llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con
su hermano Juan Bautista trabajaron siempre juntos predicando misiones,
enseñando catecismo y atendiendo pobres. Como ambos eran sacerdotes, se
confesaban el uno con el otro y se corregían en todo lo necesario. Pablo sufrió
mucho la muerte de su hermano en 1765.
Aunque
desde 1747 San Pablo fue siempre superior general, no dejó de predicar ni de
escribir cartas como director espiritual. El Instituto tropezó con oposiciones
dentro de un sector de la lglesia y la fundación de varios conventos se
suspendió hasta que una comisión pontificia dictaminó en favor de los
Pasionistas.
San
Pablo de la Cruz fundó la comunidad de las Hermanas Pasionistas que se dedican
también a amar y hacer amar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Una
campesina, Lucía Burlini, le habló de las "palomas del Calvario",
símbolo de unas almas con el mismo espíritu contemplativo que los religiosos.
Aunque Pablo tardó casi cuarenta años en realizar esta idea, en 1771 nacieron las
Pasionistas de clausura en Corneto, Tarquinia. Al frente puso a Ma.Crucificada
Constantini, benedictina, que con permiso de Clemente XIV pasó al nuevo
monasterio.
En
1772 sintiéndose muy enfermo mandó pedir al Papa su bendición para morir en
paz. Pero el Sumo Pontífice le respondió que la Iglesia necesitaba que viviera
unos años más. Entonces se mejoró y vivió otros tres años.
Después
de la supresión de la Compañía de Jesús, Clemente XIV llevó a los Padres de la
Misión a la iglesia de San Andrés del Quirinal y concedió a Pablo de la Cruz la
casa y la basílica de los Ss. Juan y Pablo. En ella, junto al Coliseo, vivió
los últimos años de su vida; allí recibió las visitas de Clemente XIV, en 1774,
y de Pío V1 en 1775. Y allí falleció unos meses más tarde, el 18 de octubre de
1775, a la edad de ochenta años.
Sus
reliquias se conservan en la capilla que se inauguró en 1880. En 1867 fue
declarado santo.
Oración a San Pablo de la Cruz
Concédenos,
Señor, que san Pablo de la Cruz, cuyo único amor fue Cristo crucificado, nos
alcance tu gracia, para que, estimulados por su ejemplo, nos abracemos con
fortaleza a la cruz de cada día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos. Amén