La Divina Pastora
14 Enero
Historia del origen
a esta Devoción
La noche del 24 de
junio de 1703, festividad de San Juan Bautista, cuando se encontraba rezando en
el coro bajo de la Iglesia conventual de los padres capuchinos el padre fray
Isidoro de Sevilla, tuvo una visión en la que vio a la Virgen portando atributos
pastoriles. Llevaba un
báculo en la mano
diestra mientras que con la otra acariciaba un cordero con una rosa en la boca
y una enseña que salía de la misma simbolizando el Ave María, mostrando así la pleitesía
humana a la Virgen y su amor por Ella. A lo lejos una oveja descarriada del
sendero de Dios era atacada por el lobo, representación del pecado y el demonio.
Ésta al verse acosada invocaba a María, apareciendo instantáneamente el
arcángel San Miguel, que lo ataca y clava una flecha en su testuz, defendiendo
a la oveja descarriada y apartando al lobo del rebaño.
En la mañana de San
Juan de 1703, fray Isidoro acudió a su hermano don Antonio Rodríguez de Medina
y Vicente lo para que financiara la ejecución de un cuadro en el que apareciera
la visión tenida.
Sería ejecutado por
un pintor amigo de la familia, Miguel Alonso Sánchez Tovar, como lo cuenta en
su libro La Pastora Coronada. En el mismo aparece en el centro y bajo la sombra
de un árbol la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro
divino amor y ternura.
Volvió a ir al
taller de Tovar el 15 de agosto, para que pusiese sobre las sienes de la
Pastora una corona que sujetaban dos ángeles querubines afirmando así la
Realeza Universal de María.
No se hizo esperar
mucho la presentación pública de la Divina Pastora a su pueblo. El día 8 de septiembre
de 1703, coincidiendo con la fiesta de su sacrosanta Natividad, una procesión
del Rosario con la imagen del cuadro, salió de la iglesia de San Gil en dirección
a la Alameda de
Hércules, en donde
entre gentío inmenso y ya con muchos devotos, fray Isidoro explicó la nueva
advocación mariana, que pronto desde su cuna de Sevilla se extendería por el
mundo, provocando profundos sentimientos religiosos de arrepentimiento y
devoción.
El 8 de mayo de
1798, la Orden Capuchina la acogió como patraña y protectora de todas sus misiones,
siendo el beato fray Diego José de Cádiz uno de sus más destacados apóstoles.
Hoy en día, en cada rincón por donde haya pasado un capuchino se encuentra siempre
la mirada tierna y atrayente de la Divina Pastora de las almas.
María Divina Pastora
de las Almas, conocida como la Divina Pastora, es venerada con especial cariño
y devoción por el pueblo larense (Estado Lara, Venezuela).
Su historia se remonta a
1736 cuando por una extraña equivocación llegó al pueblo de Santa Rosa, quienes
esperaban una imagen de la Inmaculada Concepción.
De inmediato el párroco intentó devolverla, pero por más que
intentaron, fue imposible levantar el cajón donde la habían colocado, extrañamente la imagen se había vuelto muy pesada. A partir de ese momento, la población
de Santa Rosa interpretó que la Divina Pastora quería quedarse.
Posteriormente, en 1812 un fuerte terremoto sacudió el templo donde
era venerada, nuevamente un hecho curioso envolvió a la imagen. La Iglesia
quedó totalmente destruida, pero milagrosamente ella se mantuvo intacta, reforzando
la creencia de los fieles que la Virgen quería quedarse siempre entre ellos.
A mediados del siglo XIX, específicamente en 1855, Venezuela sufrió
una terrible epidemia de cólera. Por lo que ya desesperados, como último
recurso decidieron sacar en procesión por las calles de Barquisimeto la imagen
de la Divina Pastora.
Implorando su infinita misericordia, el padre Macario Yepez, quien
estaba afectado por la epidemia, pidió a la
Divina Pastora ser la última persona en morir de la enfermedad, petición que
fue concedida.
A partir de ese día cesó el cólera, por lo que en recuerdo a ese
hecho cada 14 de enero se traslada en una multitudinaria y fervorosa procesión
a la Divina Pastora, desde su iglesia en Santa Rosa hasta Barquisimeto.
Esta procesión es considerada
la más grande a nivel mundial. Se diferencia de otras celebraciones
como la Virgen de Guadalupe, porque en el caso de la Divina Pastora ella sale
en procesión, mientras que, en México es una peregrinación de los fieles al encuentro
con María.
Según los estudios realizados con respecto a la concentración como
tal, la procesión de la Divina Pastora de Barquisimeto, es la tercera
concentración mariana más grande del mundo, concentrando más de tres millones
de personas en su honor, detrás de la Virgen de Guadalupe en
México y la Virgen de Fátima en Portugal.
Oración a la Divina Pastora
Oh Divina Pastora de almas,
Madre de los bienaventurados
Tú que siempre te has preocupado por nosotros.
Tú que eres nuestra salvación, que nos has cobijado y cuidado
con maternal protección, que nos has dado fuerza y valor en las
tristezas, pesares y desalientos, que con cariño y comprensión nos das
esperanza en nuestra aflicción, sigue estando con nosotros, concédenos siempre
tu ayuda, amparo y atención.
María madre amorosa y mediadora nuestra Virgen pura, tú que lo
puedes todo: intercede por nosotros ante Jesucristo tu Hijo, el Buen Pastor,
para que no conceda los favores que ahora pedimos con fe y humildad
de corazón:
(solicitar lo que se desea conseguir).
María, Divina Pastora, que tus manos de Madre guíen y orienten
nuestros pasos en el difícil camino de la vida.
Madre, condúcenos con tu inmensa ternura y misericordia, haznos
fieles al seguimiento de tu Hijo, fieles discípulos como tú. Madre amada, que
siempre has guiado a las almas a su encuentro.
Danos fortaleza en nuestros cansancios y miserias, y auxilio en nuestros
problemas y necesidades, libéranos del mal y del enemigo que podamos
encontramos, y haz que aborrezcamos la envidia y el odio.
Divina Pastora, Virgen santa, que con tu ayuda podamos vivir con
fe, esperanza y amor, que arda en nuestros corazones la virtud de la caridad con
nuestros hermanos los hombres.
Amén.
Rezar la Salve y tres Avemarias.