SANTO ROSARIO
Muchos términos engloban tantas ideas y sentimientos, que no se les
puede definir en un par de palabras. Eso pasa con el Rosario.
En teoría, el Rosario es una combinación de oraciones vocales y a
la vez meditadas. Pero es mucho más.
El Rosario es un modo de oración que todos podemos practicar.
Consiste en ir repitiendo el avemaría (que es el saludo que el ángel le dio a
María) interponiendo un Padrenuestro entre cada diez. Esto nos sirve de fondo
para, a la vez, ir meditando en la vida de Cristo.
"Rosario" significa "corona de rosas", y así se
le considera, como la "rosa de las devociones", la principal. Es una
oración muy apreciada por los santos y por gran parte de la Iglesia. A través
del permanente saludo del Ángel (el Avemaría) el Rosario nos permite
reflexionar sobre los principales episodios de la vida de Cristo llamados
"Misterios" (gozosos, dolorosos, luminosos y gloriosos). Por ello al
Rosario se le conoce como "Compendio del Evangelio".
El Rosario alarga nuestra práctica cristiana porque enriquece y
complementa a la misma liturgia. Es decir, más allá de nuestra participación
dominical en la Misa y otros sacramentos, el Rosario refuerza nuestra fe con su
práctica. No hay creyente que no ore, y a eso, precisamente, nos remite el
Rosario.
Ayuda a diario a mejorar espiritualmente. Es un instrumento por el
que podemos meditar en medio de un mundo tan ruidoso y rápido, que a veces no
nos deja reflexionar, pensar o comunicarnos con Dios.
Es una herramienta ideal para todo misionero cristiano, que busque
inspiración, fuerza y valor. Cuando meditamos los misterios (que no es difícil
como muchos creen) nos centramos en las actitudes que toma Cristo en su tarea
como salvador y profeta, por lo que aprendemos de ellas recordando siempre que
Jesús es el perfecto misionero.
Es la oración ideal para las familias cristianas, pues une a
nuestros hogares en meditación, reflexión y súplica, con Cristo como el centro
del Hogar y con María como Madre.
Algunos pueden tener la idea que el Rosario es monótono por la
repetición vocal de las oraciones, pero es porque no entienden su naturaleza.
Si se realiza correctamente, atrae un sinnúmero de beneficios no sólo al que lo
reza (o a los que los rezan), sino a aquellos por los que se reza.
La misma Virgen María, en sus apariciones, nos pide que recemos el
Rosario. Respondamos a su llamado, hagamos caso al pedido de nuestra Santa
Madre y tratemos de empezar hoy mismo. Quizás podamos empezar con cinco
avemarías, luego una decena. Después, dos misterios. Poco a poco, viviendo la
oración. Asumámoslo como una meta, y como un deber. Recemos el Rosario, vivamos
la paz que nos transmite y comprendamos la riqueza que él encierra.
Modo de rezarlo
1. Hacer el signo de la cruz y rezar
el símbolo de los apóstoles o el acto de contrición
2. Rezar el Padrenuestro
3. Rezar 3 Avemarías y Gloria.
4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro.
5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro.
7. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.
9. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro.
11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro.
13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
14. Rezar la Salve.
SEÑAL DE LA CRUZ
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios
nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia
católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las
cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque
podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la
penitencia que me fuere impuesta. Amén.
PADRENUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén.
JACULATORIAS
Puede usarse una de estas dos:
- María,
Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos
y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Oh
Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y
guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más
de tu misericordia. (Oración de Fátima).
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza
nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después
de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh
clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que
con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la
gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada
de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por
su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte
eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
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MISTERIOS GOZOSOS (lunes
y sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
4. La Purificación de la Virgen Santísima.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes
y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.
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MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles
y domingo)
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3. La Venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen.
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.
2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La institución de la Eucaristía.
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Santo Domingo de Guzmán.
La
Madre de Dios, en una aparición a Santo Domingo le enseño a rezar el rosario,
en el año 1208. Le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma
poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo
de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para
convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense.
Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó
todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los
albingenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el
cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.
También
negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se
rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias.
Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de
convertirlos, pero sin mucho éxito. También había factores políticos envueltos.
Domingo
trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación,
sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo,
por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por
vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes
convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla
dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó
a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
La Virgen pide a Santo Domingo
le ayuda a propagar la devoción.
La
Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó
a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole
que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Domingo
salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo
predicó, y con gran éxito porque muchos albingenses volvieron a la fe católica.
Lamentablemente
la situación entre albingences y cristianos estaba además vinculada con la
política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el
dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste
enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de
su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había
sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud,
De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.
Las
promesa de la Virgen María a los que recen devotamente el Santo Rosario.
Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con
la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (más
conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de
conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes
países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
El
rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando
la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le
dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se
necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por
medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al
rosario.
Promesas de Nuestra Señora del
Rosario, según los escritos del Beato Alano.
1.
Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los
que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio,
libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas
consigan la misericordia divina. Sustituye
en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva
a desear las cosas
celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados
misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte
desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si
es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los
Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la
luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos
bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi
Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos
tengan en vida y en muerte como hermanos a todos
los
bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos
de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de
predestinación de gloria.
La
Virgen del Santo Rosario, ¡Auxilio de los Cristianos!
Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción.
Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no puede ocurrir pero,
humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los musulmanes se
proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían
tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y
España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, y muchos
mártires derramaron su sangre, muchas diócesis desaparecieron completamente.
Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron
librarse del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen de
Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los reyes católicos,
Fernando e Isabel, pudieron definitivamente expulsar a los moros de la
península en el 1492. ¡La importancia de esta victoria es incalculable ya que en
ese mismo año ocurre el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar
en el nuevo continente!
La Batalla de Lepanto:
En
los tiempos de Santo Padre Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban el
Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes
católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro
inminente. El Papa pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el
peligro se hizo muy real y la invasión era certera. El 17 de septiembre de 1569
pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron
las dos flotas, la cristiana y la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de
la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de soldados de los
Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de
Austria entró en batalla contra un enemigo muy superior en número y buques de
guerra. Se jugaba el destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las
tropas cristianas rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La batalla de
Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos
resultaron victoriosos.
Mientras
la batalla transcurría, en Roma el Papa recitaba el Rosario en su capilla. En
eso, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos
los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la
victoria a los cristianos. Semanas más tarde llegó el finalmente el mensaje de
la victoria de parte de Don Juan de Austira, quién, desde un principio,
atribuyó el triunfo de cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora
del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de
Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen
el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa
Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.
El
sitio de Viena.
Los turcos seguían siendo poderosos en tierra y, en el siglo siguiente,
invadieron a Europa desde el Este y, después de tomar enormes territorios,
sitiaron a Viena, capital de Austria. Una vez más, las tropas enemigas eran muy
superiores. Si conquistaban la ciudad, el resto de Europa caería rendida. El
emperador depositó su confianza y rogó protección a Nuestra Señora del Rosario.
Hubo una gran batalla y gran derramamiento de sangre y ya, cuando todo parecía
perdido, el alivio llegó el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de
septiembre, de 1683, cuando el rey de Polonia, Jan Sobieski, llegó con al rescate
al frente de un ejército cristiano, derrotando a finalmente a los turcos.
La batalla de Temevar.
Los
turcos sufrieron otra gran derrota a manos del Príncipe Eugenio de Saboya,
comandante de los ejércitos cristianos, en Temesvar (en la Rumania moderna), el
5 de agosto de 1716, en aquel entonces era la fiesta de Nuestra Señora de
las Nieves. El Papa Clemente XI atribuyó esta victoria a la
devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario. En acción de gracias, mandó
que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.
Los Pontífices.
A
lo largo de los siglos los Papas han fomentado la pía devoción del rezo del
rosario y le han otorgado indulgencias.
Dijo
Nuestro Señor: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos" (Mt 18:20). El rosario en familia es algo
maravilloso. Es un modo práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar.
Es una oración al alcance de todos. Los Papas, especialmente los más recientes,
han hecho gran énfasis sobre la importancia del rosario en familia.
El
Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dio el encargo a su congregación de
propagar el santo rosario. Desde entonces los Papas han sido grandes devotos
del rosario y de su propagación.
S.S
León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario. Insistió en el
rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el
título de "Reina del Santísimo Rosario" en la Letanía de la Virgen.
Por todo esto mereció el título de "El Papa del Rosario"
Todos
los Papas del siglo XX han sido hijos devotísimos el Santo Rosario.
Su Santidad Juan Pablo II insiste en el rezo del Santo Rosario en familia, en
grupos, en privado. Pide que se invite a todos a rezar, a no temer el compartir
tan hermosa devoción, que es una catequesis de la fe. No alerta a que el mundo
está en crisis y nuestras fuerzas humanas no bastan. La victoria, dice el
Papa, vendrá nuevamente de la mano de Virgen María. Es la victoria de Su Hijo
Jesucristo, el Señor, Rey del Universo.
Recomendado
por la Virgen en varias de sus apariciones más importantes.
La importancia del rosario como medio eficaz de los creyentes ha sido confirmada
no solo por los pontífices, sino por Nuestra Madre misma, la Virgen María. Es
la oración de los sencillos y de los grandes, está al alcance de todos, en todo
tiempo y lugar. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo
especial. En Lourdes, la Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le
apareció a Santa Bernardita. Y también llevaba un rosario cuando se les
apareció a los tres pastorcitos de Fátima. Y fue en Fátima donde ella misma se
reveló a los niños su título: "Nuestra Señora del Rosario".
Diez frases de santos que hablan
del Rosario como su devoción preferida, en la que siempre han encontrado
consuelo y compañía.
1-San Juan Pablo II: "El Rosario es mi oración predilecta.
¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad".
2- San Juan Pablo II: "El Rosario
me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he
confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo".
3-San Josemaría: "Ojalá sepas y quieras tú
sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción
mariana".
4-Beata Teresa de Calcuta: "María es nuestra
Madre, la causa de nuestra alegría. Por ser Madre, yo jamás he tenido
dificultad alguna en hablar con María y en sentirme muy cercana a Ella".
5-San Juan Bosco: "Quien confía en María
no se sentirá nunca defraudado".
6-San Pio X: "El Rosario es de todas las
oraciones la más bella, la más rica en gracias y la que más complace a la
Santísima Virgen".
7-San Juan XXIII: "El Rosario es una muy
excelente forma de oración meditada, compuesta a modo de mística corona."
8-Santa Teresita de Lisieux: "Lo que
me cuesta en gran manera (me da vergüenza confesarlo) es el rezo del rosario...
¡Reconozco que lo rezo tan mal! En vano me esfuerzo para meditar los misterios
del rosario, no consigo fijar la atención. Durante mucho tiempo estuve desolada
ante esta falta de devoción, que me sorprendía, pues amando tanto a la
Santísima Virgen, debiera resultar fácil rezar en su honor oraciones que tanto
le agradan. Ahora me desconsuelo menos, pues pienso que la Reina de los cielos,
siendo mi MADRE, ha de ver mi buena voluntad y contentarse con ella".
9-Pablo VI: "El rezo del Rosario exige un ritmo
tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de
los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que
estuvo más cerca del Señor".
10- Beato Álvaro del Portillo: "Al
desgranar el Rosario, suplicad a la Reina del Mundo por la santidad de la
familia"