Señora



 Nuestra Señora de Todos los Pueblos

 Tomado de  https://www.de-vrouwe.info

Oración

EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE AMSTERDAM

«He escogido Ámsterdam como el lugar de la Señora de todos los Pueblos.
Es también el lugar del Sacramento.»
 
Del mensaje del 20 de marzo de 1953

En 1345, exactamente 600 años antes de la aparición
de la Señora de todos los Pueblos en Ámsterdam,
en la antigua ciudad portuaria, sucedió un milagro Eucarístico, gracias al cual
la capital de los Países Bajos creció ampliamente en popularidad y economía.
Lo que varias fuentes y crónica antiguas con pequeñas diferencias entre ellas cuentan
sobre este increíble suceso, puede resumirse como sigue a continuación:

El milagro de Ámsterdam ocurrió el 15 de marzo de 1345, seiscientos años antes de la primera aparición de la Señora de todos los Pueblos.
Un enfermo se encontraba moribundo en su casa, ubicada en la calle Kalverstraat. Había recibido los santos Sacramentos, pero luego vomitó la Hostia. La señora que lo atendía limpió y echó todo al fuego. Al día siguiente por la mañana, al encender otra vez el fuego, la señora vio que la Hostia flotaba sobre las llamas. La cogió y la envolvió en un pañuelo, la puso en un cofre y mandó llamar a un sacerdote. Sin decirle nada a nadie, el sacerdote llevó la Hostia a la iglesia de San Nicolás, que actualmente es la “Vieja iglesia”. Pero ante la sorpresa de todos, al día siguiente la Hostia se encontraba de nuevo en el cofre. Por segunda vez, el sacerdote vino y se llevó la Hostia a la iglesia de San Nicolás. Cuando al día siguiente, de un modo inexplicable, la Hostia estaba por tercera vez en el cofre, comprendieron que había que dar a conocer este milagro al público. La Hostia fue llevada nuevamente a la iglesia de San Nicolás, pero esta vez en solemne procesión.

El obispo de Utrecht declaró la autenticidad del milagro, tras una investigación, en 1346. La conmemoración del Milagro se convirtió en fiesta religiosa y municipal. La solemne procesión se celebraba todos los años. La casa en que murió el enfermo se convirtió en una capilla. Entre los peregrinos que en el curso de los años han acudido a Ámsterdam, figura el Emperador Maximiliano de Austria, que fue a pedir la curación. En agradecimiento por la gracia obtenida, concedió a la ciudad de Ámsterdam tener su corona en el escudo de la ciudad.
En 1578, la procesión anual fue prohibida por las autoridades municipales protestantes de Ámsterdam, y la capilla quedó inaccesible para los católicos.

Asimismo, cuando la tradicional Procesión del Milagro fue estrictamente prohibida, los católicos continuaron caminando silenciosamente en su amada procesión. Es por eso que se le designó la “Procesión Silenciosa”, la cual fue reiniciada y permitida nuevamente en 1881. Aun hasta ahora, cada año en el mes de marzo, la noche del sábado al domingo sucesivo al 15 de marzo, unas 10.000 personas de toda Holanda caminan rezando en silencio, siguiendo el recorrido de la histórica Procesión del Milagro.
En 1908 la capilla, en desuso, fue demolida a pesar de las protestas de muchos. Mientras tanto, la capilla de la plazuela Begijnhof fue indicada como el lugar conmemorativo del Milagro de Ámsterdam.

LA PRIMERA APARICIÓN DE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS
Todavía no había terminado la Segunda Guerra Mundial, cuando el 25 de marzo de 1945 empezaron las grandes apariciones marianas de Ámsterdam. Ese día la Iglesia celebra la fiesta de la Anunciación, el hecho más importante de la historia del hombre: Dios asumió en Jesucristo la naturaleza humana para redimirnos del pecado y de la muerte.
En silencio y ocultamente empieza la obra de la redención en el seno bendito de la Inmaculada, quien un día será llamada la Corredentora. Sin duda, no es casualidad, que María Santísima haya escogido precisamente esa fiesta para manifestarse como ‘Señora y Madre’, pues en la historia de la salvación los mensajes de Ámsterdam son de importancia universal para la Iglesia y el mundo.

Así cuenta Ida lo que pasó: “Era el 25 de marzo de 1945, fiesta de la Anunciación. Mis hermanas y yo estábamos sentadas alrededor de la calefacción conversando. Era tiempo de guerra y era un invierno de hambre. El Padre Frehe se encontraba ese día en la ciudad y vino a visitarnos”.

“Ya se sabe lo que pasa: Se discute de la guerra y de todo lo que habíamos pasado. Durante la semana había habido de nuevo redadas y cosas parecidas. Teníamos mucho que contar. Estábamos discutiendo animadamente cuando, de pronto, todavía no sé cómo, fui atraída al otro cuarto. Miré y de repente vi llegar una luz. Pensé: ¿de dónde viene, y qué luz tan extraña es ésta? Me levanté y tuve que dirigirme hacia aquella luz.



La luz, que resplandecía en un rincón del cuarto, se acercó. La pared desapareció de mi vista junto con todo lo que había en la habitación. Era un mar de luz y un vacío profundo. No era luz del sol, ni tampoco eléctrica. No sabía explicarme qué clase de luz era. Era sin embargo un vacío profundo. De ese vacío vi de pronto brotar una figura femenina. No sé explicarlo de otra forma.




Vestía un hábito blanco, largo, con un cinturón. Estaba de pie con los brazos abiertos, con las palmas de las manos abiertas hacia mí.
Mientras la observaba tuve un extraño sentimiento. Me dije: ‘¿Quién será?’. Y hasta ahora no entiendo cómo me atreví a pensar: ‘Tiene que ser la Virgen, no puede ser otra’. Mientras tanto oía decir a mis hermanas y al Padre Frehe: ‘¿Pero ¿qué te pasa?’ y ‘¿qué haces?’, pero no podía contestar porque estaba demasiado cautivada de la figura. 

De repente la figura empezó a hablarme. Dijo: ‘¡Repite lo que te digo!’. Empecé a repetir cada una de sus palabras. Hablaba muy lentamente.
Mis hermanas y el Padre Frehe se estrechaban a mi alrededor. Oí que el Padre Frehe decía: ‘¿Pero ¿qué hace? Ahora se vuelve también una santa’. Cuando empecé a hablar, dijo a mi hermana Truus: ‘¡Enseguida, escribe lo que está diciendo!’. Mi hermana no tenía ganas, le parecía una tontería. Pero el Padre Frehe repitió: ‘¡Escribe!’. 
Después que había repetido algunas frases, le oí decir al Padre Frehe: ‘Oye, pregúntale quién es’. Entonces le pregunté: ‘¿Es usted María?’. La figura contestó sonriendo: ‘Me llamarán la Señora, la Madre’. Al decir ‘la Señora’ inclinó un poco la cabeza hacia mí, y repitió: ‘Me llamarán la Señora, la Madre’.
Oí que el Padre Frehe decía: ‘¿La Señora? ¿Nunca he oído decir la Señora?’. Tanto él como mi hermana, que estaba escribiendo todo, soltaron una carcajada. Me molestó y pensé: ‘Si pudieran ver sólo lo que yo veo, no se reirían tanto’. El caso es que no podía enfadarme con ellos, ya que no podían ver lo que yo estaba viendo en ese momento.
Después de haberme hablado, la figura se fue alejando muy despacio. Sólo luego desapareció también la luz y volví a ver todo lo que estaba en la habitación, como siempre había estado. 
Naturalmente, el Padre Frehe empezó a preguntar: ‘¿Pero ¿qué era realmente?’. Le contesté: ‘Yo tampoco lo sé, pienso que era María’. ‘¡Ah!’, dijo, pero no añadió ningún comentario”. 
(El Padre Brouwer, † 27.10.2008, de la Congregación de los Asuncionistas, ha recogido y grabado este relato directamente de la boca de la vidente.)

IDA Y LOS MENSAJES
“Tú eres el instrumento. La Señora se encarga de todo”.
En su infancia y en su juventud, Ida había sido preparada para su especialísima vocación. Más adelante, como fue para todos los profetas, también ella, una simple empleada, a sus cuarenta años se le confía de repente e inesperadamente una tarea de gran responsabilidad. Durante 15 años, hasta el 31 de mayo de 1959, recibió 56 mensajes de la Virgen. 
Y sucesivamente, hasta los años 80, el Señor le concedió las así llamadas ‘Experiencias Eucarísticas’.

En Ámsterdam, al contrario de lo que pasa en tantos lugares de apariciones, todo sigue en el silencio y oculto. “Yo vine en toda calma”, dijo la Señora el 31 de mayo de 1958. Ida recibió la mayor parte de los mensajes en su casa. Su hermana Truus (Gertrudis), maestra, puso por escrito lo que Ida decía, palabra por palabra, repitiendo lo que decía la Señora. Esto fue fácil, porque la Señora hablaba lentamente y hacía largas pausas antes de mostrar a la vidente una nueva escena o confiarle un nuevo pensamiento. Más tarde, cuando le parece necesario, Ida añade al texto comentarios personales. 
Sobre todo, en los primeros años el significado de los mensajes es hermético, apocalíptico y simbólico. Como los grandes profetas del Antiguo Testamento, la vidente de Ámsterdam es una mujer del pueblo, carente de una formación teológica; a menudo no entiende casi nada de lo que ve. Palabras como ‘Paráclito’, ‘meteorito’ o ‘ruah’ son para ella desconocidas y le cuesta bastante referir los acontecimientos misteriosos a los que asiste en las visiones.
Sin embargo, es consolada por la Virgen: “Di a tu director espiritual que el Señor siempre escoge lo débil para sus planes grandiosos. Que esté tranquilo” (4.04.1954). “Te repito: El Hijo busca siempre lo pequeño y lo sencillo para su Obra” (15.04.1951). Pero también le dice: “Tú tienes una gran misión que cumplir” (15.06.1952). 
“Tú eres el instrumento”, le dice a menudo la Virgen, y añade: “Por medio de este instrumento en un pequeño país que está al borde del precipicio, la Señora de todos los Pueblos dará cada año sus amonestaciones y su consuelo” (31.05.1954).

Primer Mensaje - 25 de marzo de 1945
Fiesta de la Anunciación a María, Domingo de Ramos
La Señora se aparece

Era el 25 de marzo de 1945, fiesta de la Anunciación. Mis hermanas y yo estábamos sentadas alrededor de la estufa de la calefacción, conversando. Era tiempo de guerra y fue un invierno de hambre. El Padre Frehe se encontraba ese día en la ciudad y vino a visitarnos. Estábamos muy entretenidos hablando, cuando de repente me sentí atraída hacia la habitación de al lado y de pronto vi salir una luz. Yo me levanté y fui hacia allí. La pared desapareció ante mis ojos y todo lo que allí estaba había desaparecido. Era todo un mar de luz y un vacío profundo. Y de esa profundidad vi surgir de pronto una figura viviente, una silueta femenina. La vi a mi izquierda, sobre mí, vestida con un traje largo y blanco y con un cinturón; realmente femenina. Estaba con los brazos extendidos hacia abajo y con las palmas de las manos abiertas. Mientras la contemplaba, tuve una sensación extraordinaria. Pensé: “Tiene que ser la Santísima Virgen, no cabe duda”.

Anunciación de la liberación de Holanda de la ocupación alemana
Ida Peerdeman

Entonces, la figura empieza a hablarme y me dice:
“Repite lo que digo”.

Y yo empiezo –Ella habla muy despacio– a repetir palabra por palabra.
Ella levanta primero tres dedos, luego cuatro y después cinco, mientras me dice:
“Ese 3 es marzo, el 4 es abril y el 5 es el 5 de mayo”.

El Rosario y la oración

Entonces Ella muestra el rosario y dice:
“Es gracias a esto. ¡Perseveren!”.
Se detiene un instante y dice:
“Hay que difundir la oración”.

Después veo a mi alrededor muchos soldados, son aliados, y la Señora los señala. Entonces toma la crucecita del rosario y señala el crucifijo. Indica de nuevo a los soldados. Yo comprendo que ése debería ser el apoyo de la vida de los soldados, porque la voz dice:
“Ahora estos se irán pronto a casa”.
Y señala a las tropas.

La Señora, Madre

Mis hermanas y el Padre Frehe se acercaron a mi lado, de pie. Oyendo él que yo hablaba, dijo a una de mis hermanas: “Escribe lo que dice”. Después de haber dicho un par de oraciones, le oí decir: “Oye, pregúntale quién es”. Y entonces yo pregunto: “¿Es usted María?”. La figura me sonríe y responde:
“Me llamarán ‘la Señora’, ‘Madre’”.


La Cruz
Esa imagen desaparece ante mis ojos y después me miro la mano. Entonces colocan una cruz delante de mí, y yo tengo que levantarla. Yo la levanto lentamente y es muy pesada. Después que la figura dijo todo, se fue lentamente. A continuación, desapareció también la luz y a mi alrededor en la habitación vi todo como siempre.

Segundo Mensaje - 21 de abril de 1945
La imagen de la Señora
De repente me veo llevada a una iglesia. Entonces me digo: “Estoy frente a un altar especial y veo la imagen de la Señora”. Es una imagen de la Señora, como la vi la primera vez. Se encuentra rodeada de flores. Hasta en los peldaños del altar veo una enorme cantidad de flores. Miles de personas están arrodilladas ante el altar.

La Paz en Cristo
La imagen me mira y amonesta con el dedo. Tres veces dice:
“Ustedes, hombres, conservarán la paz si creen en Él. Difunde esto”.
Diciendo así, la Señora me pone un crucifijo en la mano y señala el crucifijo, que tengo que mostrar a mi alrededor.

Nuevo peligro
Después me lleva como afuera de la iglesia, y allí, frente a mí, veo un vacío infinito. Pero mientras miro el vacío, veo en él cabezas humanas. Entonces es como si tuviera que sacar de acá y de allá alguna que otra, y la imagen me dice:
“Son personajes que otra vez están planeando algo”.

Israel resurgirá
Entonces veo una escena de gentes que huyen y se alejan, y en mi interior percibo: Esto es el éxodo de los hebreos de Egipto. Mientras la Señora indica el éxodo, dice:
“Pero Israel resurgirá”.
Sobre la escena del éxodo, veo en las nubes una figura de Dios Padre. Se cubre los ojos con las manos y la Señora me dice:
“Y Yahvé se avergüenza de su pueblo”.

Caín y Abel. Las tablas de piedra
Después veo muy claramente la escena de Caín y Abel. Y allí hay realmente una gran mandíbula de asno. Veo a Caín huir.
A continuación, veo a alguien con una túnica larga, con barba, y en sus manos dos tablas de piedra. Las tablas están escritas en un idioma que no conozco. Entonces las dos tablas se hacen añicos. Veo los pedazos tirados en la arena.

La procesión del Milagro
Después, soy puesta de nuevo ante el altar y veo como una procesión que pasa afuera de la iglesia. La Señora me la indica y dice:
“Ésa es la procesión del Milagro de Ámsterdam”.
Veo pasar la procesión por el centro antiguo de la ciudad. Hay también un sacerdote que camina delante con Nuestro Señor. Entonces veo que la procesión se dirige de repente hacia esta parte (Ámsterdam Sur), hacia una explanada. Después todo desaparece.

Tercer Mensaje - 29 de julio de 1945
Yahvé advierte
Oigo otra vez esa voz y veo de repente un altar para sacrificios antiguo. El humo desciende. Oigo esa voz que dice:
“Yahvé advierte a su pueblo”.
Entonces oigo:
“Sean fieles. Han dispersado a mis ovejas”.
Al oír estas últimas palabras, veo ovejas que se separan y que se van por todo el mundo.

Vengan, fieles
La Señora planta ahora una cruz sobre el altar de los sacrificios y entonces veo como si el mundo entero estuviera allí alrededor. Sin embargo, todos están cabizbajos y apartados de la cruz. Entonces oigo:
“Vengan, fieles”.
Y veo que se pasa un cáliz entre la multitud.
“Pero para una parte es inútil”, oigo decir.

Cristo, el camino
Tengo que mirar hacia arriba y de repente veo a la Señora de pie, que sonríe, extiende los brazos y dice:
“Ven”.
Ante mí se encuentra una multitud de toda clase de hombres: señores, hombres fuertes; también sacerdotes y religiosos, vestidos de negro. Hay entre ellos gente buena y menos buena. La Señora los invita a ir con Ella. Ahora veo un camino largo y difícil ante a mí y al final una luz resplandeciente.




“Eso es”, dice la Señora, y con un gran gesto indica a los hombres que tienen que ir por dicho camino. Es difícil y fatigoso; algunos caen por los dos lados. La Señora los mira con materna solicitud y les sonríe siempre. Entonces veo escrito ante a mí: “Volver a la vida con Cristo”.

Inglaterra y Estados Unidos
Después de esto la Señora mira triste y dice:
“Inglaterra me volverá a encontrar”.
Hace una pausa y entonces dice bajo y lentamente:
“También América”.
Entonces la Señora se va lentamente y veo una niebla extraña que se extiende sobre el mundo.

Cuarto Mensaje - 29 de agosto de 1945
Tristeza y alegría
Veo a la Señora de pie. Me indica que tengo que mirarme la mano. Veo como si de ella salieran cosas extrañas. Veo una gran tristeza; me la ponen en la mano y tengo que mirarla. Cuando miro mi mano, siento que me sobreviene una gran tristeza.
La Señora sonríe y dice:
“Pero después vendrá la alegría”.
En ese momento puedo sentir también la alegría. Veo rayos, rayos luminosos.

Una sola Comunidad
Después veo grandes edificios, iglesias. Aparecen toda clase de iglesias, no sólo católicas. La Señora dice:
“Tiene que formarse una sola Comunidad”.

Al oír estas palabras siento unos terribles dolores en mi mano. Estas iglesias serán azotadas por tormentas.
Período de tres Pontífices
La Señora muestra ahora tres Papas. A la izquierda, en lo alto, está el Papa Pío X. En medio está nuestro Papa, Pío XII, y a la derecha veo un nuevo Papa.

La Señora señala los tres Papas y dice:
“Estos tres son una época. Este Papa y el nuevo son los luchadores”.

Una nueva guerra
Entonces la Señora señala una nueva guerra, pero extraña, para mucho más tarde, que ocasionará terribles desastres.

La formación de los religiosos
Ahora veo pasar filas de jóvenes eclesiásticos. La Señora dice:
“Sin embargo, hay mucho que cambiar en la Iglesia. La formación de los eclesiásticos tendrá que ser modificada; más moderna, una formación que sirva para este tiempo, pero buena, con el buen espíritu”.
La Señora dice esto último con fuerza.
Veo de repente una paloma que vuela alrededor de mi mano. La agarran, pero ella sigue volando alrededor. La paloma emana nuevos rayos.
Entonces la Señora señala al Papa y dice:
“Hay que dar mayor espacio, más espacio social. Diversas tendencias se inclinan hacia el socialismo, lo cual está bien, pero eso puede hacerse bajo la dirección de la Iglesia”.
La Señora pone un rostro afligido y dice:
“Hay muchísimo que cambiar en la formación”.
Veo enormes corrientes contrarias; muchas oposiciones en contra de eso en la Iglesia.
Y entonces la Señora se va de repente.

Quinto Mensaje - 7 de octubre de 1945
Fiesta de Nuestra Señora del Rosario
Los pueblos de oriente

Veo un sol y una media luna, y percibo en mi interior: Eso es el Extremo Oriente. En China veo una bandera roja. Después veo musulmanes y otros pueblos, veo por un lado rojo y por el otro negro, pero este último mucho menos. Oigo esa voz que dice:
“Es como si se encogiera”.

El camino al castillo
Entonces veo un camino largo y hermoso. Tengo que ir por ese camino, pero siento como si no tuviera ganas. Yo represento a la humanidad. Entonces voy por ese camino. Estoy tan cansada, pero de todas formas he de proseguir, aunque sea muy despacio. Estoy al final del camino y me encuentro ante un castillo grande, con torres. La puerta se abre de adentro hacia afuera. Una mano me invita a entrar, pero yo no quiero. Es como si quisiera echarme atrás; pero de todas formas entro. Alguien me toma de la mano y veo a la Dama de blanco, a la Señora. Me sonríe y me dice:
“Ven”.
Siento dolor en mi mano y casi no lo soporto, pero la Señora me la tiene fuerte y proseguimos juntas.

El jardín de la Justicia
Llego a un jardín hermoso, magnífico, muy diferente de los que se ven aquí en la tierra. La Señora me lleva a un sitio y dice:
“Ésta es la Justicia; ellos tienen que buscarla allá afuera y volver a encontrarla, porque si no el mundo se perderá de nuevo”.
Mientras la Señora dice eso, indica hacia afuera. Es como si yo pudiera sentir la Justicia. La mano me duele tanto, no lo soporto, pero la Señora sonríe y seguimos.

El jardín de la Verdad
Vamos a otra parte del jardín. La Señora dice, mientras mueve el dedo como advirtiendo:
“Ésta es la Verdad. Escucha bien. También la Verdad está aquí dentro, pero no ahí afuera, en absoluto”, dice de nuevo.
También la Verdad llega a mí como una sensación. Quiero soltarme de su mano y digo: “Es tan pesada”.

La Iglesia Católica
Pero entonces la Señora me señala algo y es como si yo, volando como un pájaro, me encontrara sobre algo. Levanto dos dedos y veo de pronto a nuestro Papa y allá abajo el Vaticano.



Después veo toda la Iglesia de Roma. Sobre el Vaticano, en el aire, veo escrito con letras grandes y claras: “Encíclicas”.
“¡Ése es el buen camino!”, me dice la Señora con fuerza.
“Pero no son puestas en práctica”, añade tristemente.
Veo de nuevo el Vaticano y toda la Iglesia Católica a su alrededor. La Señora me mira y se lleva un dedo a los labios, diciéndome:
“Esto es como un secreto entre tú y yo”, y de nuevo se pone el dedo sobre los labios y dice en voz muy baja:
“No siempre ahí tampoco...”.
Me sonríe de nuevo, me mira como dándome ánimo y luego dice:
“Pero puede arreglarse”.

Ir con los tiempos
Y entonces veo otras iglesias de diferentes confesiones. La Señora levanta el dedo advirtiendo y dice, mientras me muestra otra vez toda la Iglesia Católica:
“Sin duda la Iglesia Católica puede crecer, pero…”.
Entonces se detiene y veo pasar ante mí filas enteras de clérigos, de estudiantes, de monjas, etc. La Señora mueve otra vez la cabeza y dice con énfasis:
“Es muy triste, pero todo eso no sirve para nada”.
Y otra vez dice:
“Todo eso no sirve para nada”.
Ella mira seriamente a su alrededor e indica a los estudiantes, sacerdotes y religiosos, diciendo con tono firme:
“Una mejor formación, conforme a los tiempos, más moderna, más social”.

Una nueva y blanca Paloma
Entonces veo volar sobre nuestra Iglesia una paloma negra. Yo digo: “No blanca, sino negra”. La Señora señala la paloma y dice:
“Ése es el viejo espíritu, que tiene que desaparecer”.
Veo de repente que esa paloma se transforma en una paloma blanca. La Señora dice:
“Ésta es una nueva Paloma, blanca. Ella envía sus rayos por todas partes, porque el mundo se está tambaleando; un par de años más y el mundo se destruiría, pero Él vendrá y restaurará el mundo. Sin embargo…”
–la Señora se detiene un instante–
“...tienen que escuchar”.

La Señora acentúa la palabra “tienen”, como si advirtiera de nuevo. Luego dice:
“Los hombres quieren salir de aquí, no quieren estar en este lugar, ya no les interesa”.

Tomar la Cruz
Entonces me lleva de nuevo y seguimos hasta el fondo del jardín, hasta que llegamos ante una gran Cruz.
“Tómala. Él la llevó antes que tú”, dice la Señora.
Yo rehúso y siento como si todos los hombres de todo el mundo hicieran lo mismo y volvieran la espalda a la Cruz. Me tira de la mano y veo que la Señora está de nuevo delante de mí, con su mano en la mía, y me dice otra vez:
“Ven”.

La Cruz por el mundo
Y ahora veo una Figura resplandeciente, luminosa, con un vestido largo, que va caminando delante de nosotros. Es la figura de un hombre, pero todo espiritualizado. Lleva una cruz grandísima, como arrastrándola por tierra. No veo su rostro; es todo un rayo de luz. Va por el mundo con la Cruz, pero nadie Lo sigue.
 “Está solo”, me dice la Señora.
“Va solo por el mundo, y todo seguirá de mal en peor hasta que en un cierto momento suceda algo grave y de repente la Cruz quede plantada en medio del mundo. Ahora sí que tienen que mirar, quieran o no”.

El triunfo de la Cruz
Entonces veo muchas imágenes extrañas. Veo caer cruces gamadas (cruces nazis) bajo la Cruz, las veo caer. Después veo estrellas; todas caen; hoces y martillos: todo cae bajo la Cruz. Veo rojo; lo rojo no desaparece del todo. La Señora dice:
“Todos miran hacia arriba. Ahora, de repente, sí que quieren, pero a costa de… Estaba todo negro sobre el globo, pero ahora todo está iluminado. Ya ves que nada tiene importancia”.

El Rosario

La mano se me vuelve más ligera.
Después veo de nuevo a la Señora de pie, con el rosario, y dice:
“Sigan rezando; ¡todo el mundo!”.
Ella señala la Cruz y dice:
“Todo el mundo tendrá que volver a ella, desde el más grande al más pequeño, tanto el pobre como el rico; pero costará mucho”.

La Señora ayudará
Ahora veo el globo terrestre ante mí, y la Señora, poniendo un pie sobre él, dice:
“Yo pongo el pie sobre el mundo. Yo los ayudaré y los conduciré hasta la meta, pero tienen que escuchar”.
Entonces todo desaparece ante mis ojos.

Acá algunos extractos de los Mensajes recibidos

“Cuando el dogma, el último dogma de la historia mariana, sea proclamado, entonces la Señora de todos los Pueblos dará la Paz”

Los antiguos pensamientos

Veo a la Señora de pie y con cara muy seria me dice:
“Aquí estoy de nuevo. ¡Escucha bien! Desde el principio la Sierva del Señor había sido escogida para ser la Corredentora. Di a sus teólogos que pueden encontrar todo en los libros”.
Veo ahora una antigua biblioteca con muchísimos libros. La Señora me la indica. Después de un instante, sonriendo para sí, como si se divirtiera, y casi susurrando, dice:

“No traigo una nueva doctrina. Traigo ahora los antiguos pensamientos”.
La Inmaculada Concepción
De nuevo la Señora se detiene y luego dice:
“Por ser María Corredentora, Ella es también Medianera, Ella es también Abogada. No sólo por ser la Madre del Señor Jesucristo, sino —fíjate bien—porque Ella es la Inmaculada Concepción. Les pregunto a los teólogos: ¿Todavía tienen objeciones contra este dogma? Ustedes pueden encontrar estas palabras y estos pensamientos. Les pido que trabajen por este dogma. No, no tengan miedo. Va a provocar una lucha. Ellos, los otros, los atacarán, pero la sencillez de este dogma está en estos últimos pensamientos que María, la Señora de todos los Pueblos, os ofrece hoy. Luchen y oren por este dogma. ¡Este dogma es la coronación de su Señora!”.
La Señora dice esto, subrayando casi cada palabra.

La Señora y el Espíritu Santo. Los apóstoles
Entonces mira largo rato ante Ella, con una expresión particular en su rostro; como si se pareciera a la que era mucho tiempo atrás, cuando aún estaba en la tierra. Entonces dice:
“La Señora, la Sierva del Señor, fue elegida y fecundada por el Espíritu Santo”.
Hace una pausa y veo a su alrededor una niebla, como un velo luminoso. Entonces dice lentamente:
“La Señora fue elegida. Ella también estaría presente en la venida del Espíritu Santo. El Espíritu Santo tenía que venir sobre los apóstoles…”
—y con fuerza, levantando el índice, la Señora exclama—
“¡los primeros teólogos! Por eso el Señor quiso que su Madre estuviera presente. Su Madre, la Señora de todos los Pueblos, en el momento en que su Hijo se fue al Padre, se convirtió en la Señora de todos los Pueblos, la Corredentora, Medianera y Abogada, según el testimonio de un apóstol, un teólogo, ya que él tenía que cuidar de la Madre y Ella tenía que cuidar de sus apóstoles”.
Mientras la Señora dice esto, veo en primer plano, de pie junto a Ella, alguno de tiempos pasados, un hombre joven aún, con una túnica. Después se va y veo a varios clérigos de pie alrededor de Ella.

El colofón de los pensamientos marianos
Entonces la Señora me mira y dice con vehemencia:
“Es la última vez que la Señora habla de este dogma. Ella volverá, pero para otras cosas. Sin embargo, di a sus teólogos que ahora tienen todo en las manos. Ahora tienen que cumplir la voluntad del Señor Jesucristo. Este dogma tendrá que ser el colofón de los pensamientos marianos. Di a los teólogos que la Señora de todos los Pueblos quiere ver esto cumplido”.

El Papa. El sacristán del Papa
Ahora la Señora extiende las manos, como en gesto de protección. Veo entonces al Santo Padre, el Papa Pío XII. La Señora dice:
“Yo ayudaré al Santo Padre. Pon atención a mis palabras. Él recibirá la fuerza para preparar todo. Sucederán muchos cambios”.
Veo ahora claramente a la Señora de pie sobre la basílica de San Pedro y es como si ahí todo diera vueltas. La Señora dice:
“Que el Santo Padre realice su grandioso plan, cuanto antes posible. Dile que la Señora de todos los Pueblos lo ha ayudado y que le dará la fuerza que necesite. El Santo Padre ya sabe todo. La Señora le dará la fuerza que le haga falta”.
La Señora mira ahora muy compasiva al Papa Pío XII. En voz baja y con compasión Ella dice:
“Él sabe lo que tiene”.
Entonces la Señora pone las manos en la postura habitual y dice con vehemencia:
“Dile al sacristán que todo saldrá bien. Que actúe y vaya adelante en este asunto, como la Señora le pide”.
Mensaje para el obispo
Ahora la Señora me mira sonriente, advirtiendo con el dedo, y dice:
“Ahora viene tu obispo. Tú le pedirás que dé a conocer la oración y los mensajes”.
Veo ahora un obispo; no sé quién es, y le digo a la Señora: “No va a querer hacerlo; temo decírselo”. La Señora me mira compasiva y dice sonriendo:
“No tengas miedo, hija, simplemente pídeselo. Dile que el tiempo ya ha llegado. Él puede aprobar esta oración como mía. Él puede aprobar que se construya la iglesia. Los signos están contenidos en mis palabras, dile esto. Dile también que la Señora quiere llevar ahora su imagen al público, junto con palabras que digan que la oración viene de su Madre María, que quiere ser la Señora de todos los Pueblos. Dile que María se asume toda la responsabilidad al respecto.
Más adelante daré otros signos, cuando terminen mis palabras. Yo volveré para hablar a los pueblos. Todo esto tiene que preceder”.

La mano de Satanás
Entonces la Señora mira muy seriamente ante Ella. Es como si alrededor del globo, sobre el que está de pie, se adensaran nubarrones, mientras éste gira rápidamente sobre su eje. La Señora indica el globo y dice muy triste:
“Mira el mundo, pon atención a lo que voy a decir”.
La Señora levanta la mano derecha, y me la muestra. Veo que tiene en la mano un dado grande. La Señora sacude la mano sobre el mundo. De repente cambia esa imagen. Ahora veo una mano completamente distinta, es una especie de garra, y siento una extraña y desagradable sensación. También esa mano tiene un dado. La Señora dice:
“La mano de Satanás está sobre el mundo con un dado. ¿Sabes tú, Iglesia, Comunidad, qué significa eso? Que Satanás es todavía el príncipe de este mundo. Él agarra lo más que puede. Por eso tiene que venir ahora la Señora de todos los Pueblos, en este tiempo, ya que Ella es la Inmaculada Concepción y por lo tanto la Corredentora, Medianera y Abogada. Estos tres pensamientos en uno solo. ¿Teólogos, escuchan bien esto?”.
Y es como si la Señora uniera algo que está en tres partes y lo convierte en una sola cosa. Entonces dice:
“La Señora ha tenido que traer ahora su oración a este mundo satánico, ya que el Espíritu Santo aún tiene que venir sobre los pueblos. Entiendan bien este mensaje. Digan por lo tanto, oh pueblos, mi oración, para que el Espíritu Santo venga de verdad y realmente”.
Al decir esta última frase, la Señora une las manos y las levanta, como si enseñara a los hombres cómo deben orar.

Sacrificio y lucha
Luego la Señora espera un momento, me mira muy seria y no obstante esto me dice sonriendo:
“Y tú, hija, ¿tienes miedo de decir todo esto? Entonces la Señora te dice: Deja que vengan los hombres con todas sus necesidades espirituales y materiales. La Señora está aquí y Ella los hará regresar y los ayudará. Haz de tu vida una ofrenda y di a tu director espiritual que el Señor siempre escoge lo débil para sus planes grandiosos. Que esté tranquilo”.
Entonces la Señora mira a lo lejos y dice:
“Y a todos los demás: que sigan trabajando y luchando por la Señora de todos los Pueblos, que tiene que venir en este tiempo. Yo les ayudaré.
Volveré el 31 de mayo”.

Después la Señora se va lentamente.

50ª APARICIÓN
31 de mayo de 1954
(María, Medianera de todas la Gracias)
Pidan por este dogma
“Aquí estoy de nuevo. La Corredentora, Medianera y Abogada está ahora ante ti. Yo he escogido este día; en este día la Señora obtendrá su coronación. Teólogos y apóstoles del Señor Jesucristo, escuchen bien. La explicación del dogma ya se la he dado. Trabajen y pidan por este dogma. Tienen que pedir al Santo Padre este dogma. El Señor Jesucristo hizo grandes cosas y Él dará mucho más aún a todos ustedes en este tiempo, en este siglo XX”.
En este día
“En este día la Corredentora, Medianera y Abogada, como la Señora de todos los Pueblos, obtendrá su título oficial. Pon atención, estos tres conceptos en un solo gesto. Estos tres”.
Ahora la Señora me muestra tres dedos y con la otra mano hace un movimiento rotatorio a su alrededor; entonces se forma como una niebla, como un velo luminoso a su alrededor.

“Y ahora muestro estos tres conceptos a tus teólogos, estos tres conceptos en un solo gesto. Repito dos veces esto, porque hay algunos que quieren un solo concepto. El Santo Padre lo aprobará, pero lo tienen que ayudar. Comprendan bien esto”.

El día de la coronación de la Señora
Ahora es como si de repente estuviéramos la Señora y yo sobre la cúpula de una gran iglesia. Mientras entramos, oigo decir a la Señora:
“Yo te traigo aquí. Cuenta lo que te hago ver y oír”.
Estamos ahora en una iglesia muy grande, en la basílica de San Pedro. Veo muchos cardenales y obispos reunidos. Entonces entra el Papa. Lo van llevando en una especie de silla, pero más tarde él va caminando. La gente aplaude, el coro empieza. Ahora el Papa dice algo en un idioma que no entiendo, mientras que levanta dos dedos.

Luego la Señora está de nuevo sobre el mundo. Ella sonríe y dice:
“De este modo, hija, te he hecho ver cuál es la voluntad del Señor Jesucristo. Este día será la coronación de su Madre, la Señora de todos los Pueblos, que un día era María”.
Y la Señora permaneció junto a sus apóstoles
La Señora permanece de pie sin decir nada, con la mirada profundamente fija en la lejanía. Esto dura un poco y luego dice:
“Y la Señora permaneció junto a sus apóstoles hasta que vino el Espíritu Santo”.
Mientras dice esto, su rostro tiene de nuevo esa transformación peculiar, como si hablara desde un tiempo muy remoto. Veo religiosos y otras personas de pie  su alrededor, mientras Ella dice:
“De la misma manera, la Señora puede venir donde sus apóstoles y pueblos de todo el mundo, para traerles de nuevo el Espíritu Santo, pues el verdadero Espíritu Santo ha de ser invocado siempre antes de grandes decisiones”.
Después, tras un instante de espera, la Señora dice suavemente y de forma impresionante:
“Y María permaneció junto a sus apóstoles”.
Entonces veo a la Señora sentada en una sala, rodeada de personas de tiempos antiguos, con túnicas.

Me llamarán bienaventurada
Luego la Señora mira a su alrededor, como a lo lejos, y dice claro y despacio:
“Mi profecía, ‘Desde ahora me llamarán bienaventurada todos los pueblos’, se cumplirá aún más, cuando el dogma sea proclamado. El Santo Padre sabe cuál es su tiempo. Él preparará y cumplirá esto, antes de ser llevado con los Nuestros. Ese día, todos los pueblos me llamarán bienaventurada. Yo he venido en esta fecha para que ellos…”
—y la Señora indica a su alrededor—
“den testimonio que de verdad y realmente la Señora de todos los Pueblos ha dicho esto”.
El signo de la Señora de todos los Pueblos
“Yo he dicho: Iglesia de Roma, vendré sólo pocas veces más. Con esto, la Señora de todos los Pueblos quería decir: Sólo algunas veces antes de la proclamación del dogma. Pon mucha atención; ahora viene el signo: La Señora de todos los Pueblos puede reunirse cado año, bajo este título, con sus hijos, con sus apóstoles, con todos los pueblos”.
La palabra, la voz de su Madre
“Yo he venido al mundo de diferentes maneras”.
Ahora la Señora mira el mundo y menea la cabeza con tristeza.
“Ahora yo pregunto: ¿Ha servido de algo? El Señor Jesucristo aún quiere dar al mundo otra inmensa gracia, y ésta es la palabra, la voz de su Madre, la Señora de todos los Pueblos. Por medio de este instrumento en un pequeño país que está al borde del precipicio, la Señora de todos los Pueblos dará cada año sus amonestaciones y su consuelo. Más tarde esto terminará. Hija, ellos te creerán. Yo estoy aquí. Estaré a tu lado y te ayudaré.
La imagen tiene que ir entre la gente. Pídeselo a tu obispo. Él aprobará que la imagen sea expuesta. Aprobará que se construya la iglesia que te he mostrado. Todos lucharán por ello. Dile esto a tu director espiritual. Yo lo ayudaré, así como a los otros. Es mi oración, díselo a tu obispo. Él estará de acuerdo. No, hija, no tengas miedo”.

Después del dogma, la Paz
Ahora la Señora mira a su alrededor y tras un instante prosigue:
“Desde ahora me llamarán bienaventurada todos los pueblos. La Señora de todos los Pueblos desea la unidad en el verdadero Espíritu Santo. El mundo está envuelto por un falso espíritu, por Satanás. Cuando el dogma, el último dogma de la historia mariana, sea proclamado, entonces la Señora de todos los Pueblos dará la Paz, la verdadera Paz al mundo. Sin embargo, los pueblos junto con la Iglesia tienen que rezar mi oración. Ellos tienen que saber que la Señora ha venido como la Corredentora, Medianera y Abogada. Así sea.
Yo volveré, como he prometido hoy, pero en público”.
Yo me asusto muchísimo al oír esto, pero Ella dice:
“No, hija, no temas. Así sea”.

Arrodíllense ante su Creador
La Señora espera largo rato y luego sigue diciendo:
“Ahora hablo a los pueblos de todo el mundo. Arrodíllense, apóstoles y pueblos, ante su Señor y Creador y sean agradecidos. La ciencia de este mundo ha enseñado a los hombres a olvidar la gratitud. Ya no conocen a su Creador. Pueblos, ya están advertidos. Arrodíllense en adoración ante su Creador”.
La Señora dice esto con impresionante reverencia y devoción. Ella cae de rodillas y se postra tan profundamente, que casi toca el suelo.
“Pidan su misericordia y Él será misericordioso. ¿Acaso no les da suficiente prueba de ello en este tiempo? El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo esté con ustedes todos los días de su vida. Que el Padre y el Hijo les traiga la Señora de todos los Pueblos”.

Todas las gentes
“No importa quienes sean o lo que sean, yo puedo ser para ustedes la Madre, la Señora de todos los Pueblos”.
La Señora mira profundamente a lo lejos, como si estuviera buscando alguien. Realmente es como si Ella quisiera atraer hacia sí a todas las gentes, a los que pertenecen a nuestra Iglesia, a los que no pertenecen a ella e incluso a los que no pertenecen a ninguna iglesia.
“Pueblos, hagan que los necesitados –y me refiero también a los necesitados espiritualmente– sean llevados a la Señora. Trabajen entre los otros con mi oración”.
La Señora se detiene un momento y luego dice:
“La Señora volverá cada año”.
Y entonces se aleja lentamente.

LA IMAGEN DE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS
SIGNIFICADO DE LA IMAGEN 
Los mensajes de Amsterdam son únicos en la historia de las apariciones marianas, porque la misma Virgen describe en seis mensajes detalladamente su imagen.

María se muestra de tres maneras como la CORREDENTORA:


• Ella está irradiada de la luz divina, delante de la Cruz de Su Hijo, a Quien está inseparablemente unida.


• Ella lleva un paño a la cintura y explica: “Escucha bien lo que esto significa: Es como el lienzo que cubrió la cintura del Hijo en la Cruz, pues estoy como la Señora ante la Cruz del Hijo” (15.04.1951).


• Sus manos presentan llagas luminosas. Con esta imagen, María describe el sufrimiento físico y espiritual que ha soportado, junto con su Divino Hijo, por la Redención de la humanidad.
La Señora pide de nuevo a Ida que se fije en sus manos, y se muestra así como LA MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS: “Observa ahora mis manos y dime lo que ves”. 
Entonces Ida ve en medio de las manos como si hubiese habido una herida y de ahí, de cada mano, salen tres rayos que iluminan las ovejas. La Señora sonríe y dice:
“Estos son tres rayos, los rayos de Gracia, Redención y Paz” (31.05.1951). La Gracia que viene del Padre, la Redención del Hijo y la Paz del Espíritu Santo. 
“He puesto mis pies firmemente sobre el globo terrestre, porque en este período el Padre y el Hijo quiere traerme en este mundo como la Corredentora, Medianera y Abogada” (31.05.1951). “Este tiempo es nuestro tiempo” (02.07.1951).

Como en una imagen bíblica, María hace ver a la vidente, en torno a todo el globo, el rebaño que representa a todos los pueblos y razas de la tierra, añadiendo a continuación: “No hallarán descanso hasta que se humillen y miren pacíficamente la Cruz, el centro de este mundo”(31.05.1951).  


Acá los
Mensajes del 6 al 10 Mensajes del 6 al 10  y subsiguientes 

PRUEBAS DE AUTENTICIDAD
LAS PRUEBAS ESTÁN CONTENIDAS EN LAS PALABRAS DE MARÍA
La Señora de todos los Pueblos da en Ámsterdam tan fascinantes pruebas de autenticidad, como muy pocas veces se pueden encontrar en la historia de las apariciones marianas. Adicionalmente, ella elige un medio muy poco común: la Virgen María prueba el carácter sobrenatural de los mensajes siempre con nuevas y numerosas predicciones, las que se fueron cumpliendo en el transcurso de los años. Ella misma dijo: “Los signos están contenidos en mis palabras.” (31.05.1955 y 31.05.1957) esto quiere decir que las pruebas están contenidas en las palabras de María. “Saldrá a la luz con el transcurso de los años” (3.12.1949).
Los mensajes de Ámsterdam están dirigidos a todas las naciones y por lo tanto tienen un significado universal. Por esta razón, las pruebas de autenticidad también conciernen a todos los pueblos del mundo. Ellos van dirigidos a los diferentes ámbitos de la vida y atañen a todos: Al Papa y a los obispos, a los científicos y a los políticos, a los profesionales y a la gente sencilla, a los creyentes y aún a los incrédulos. 
Además, es importante tener en consideración que la vidente no podía imaginarse profecías tan espectaculares, ni tener la menor influencia para que se llevasen a cabo.

AMSTERDAM, CONTINUACIÓN DE LA RUE DU BAC (Medalla Milagrosa)
En Ámsterdam, la Inmaculada ha proseguido, con la nueva advocación de Señora de todos los Pueblos, el camino comenzado en la Rue du Bac. Podemos decir que el Señor se ha servido del “viaje a Francia de la imagen de Ámsterdam” (1) para mostrar la profunda relación que hay entre París, lugar de gracia en que ha comenzado la época mariana, y Ámsterdam, lugar de gracia en cuanto culminación del cumplimiento de la época mariana. Para exponer las concordancias más evidentes entre ambas apariciones, hacemos fundamentalmente referencia a un estudio del Comité Señora de todos los Pueblos, de 1973.
* Conviene ante todo señalar que tanto en Francia, como en los Países Bajos los acontecimientos milagrosos ocurrieron en la capital.
* Los mensajes de la Stma. Virgen han sido revelados a dos mujeres sencillas, absolutamente sinceras. Las dos habían perdido a su propia madre en tierna edad y habían sido preparadas a su propia vocación por numerosas experiencias sobrenaturales.
* La Virgen revela a cada una de las videntes una oración relacionada con una imagen, con el encargo de hacerla conocer. En París le enseña a Catalina Labouré una invocación hasta entonces desconocida: “Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros, que recurrimos a Ti”. En Ámsterdam, la Señora de todos los Pueblos revela solemnemente a Ida Peerdeman su ORACIÓN, que contiene la insólita y sorprendente expresión “que un día era María”.
* Ambas videntes no sólo oyen la oración, sino que al mismo tiempo la ven escrita. Catalina vio el texto entero de la oración en un semicírculo que partía de la mano derecha de María, proseguía circundando su cabeza y terminaba en su mano izquierda, y el nuevo título: LA INMACULADA CONCEPCIÓN. En Ámsterdam, en la visión del 11 de febrero de 1951, Ida vio las palabras de la oración escritas con grandes letras; en otra visión sucesiva, leyó el nuevo título de SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS en semicírculo en torno a la cabeza de María.
* El hecho de que tres veces en la Rue du Bac y seis veces en Ámsterdam la Stma. Virgen haya dado precisas explicaciones sobre su imagen demuestra la importancia que le da a su fiel representación. Tanto en la Medalla Milagrosa, como en la imagen de la Señora de todos los Pueblos, María se presenta como la Mujer vestida de Sol de pie sobre el globo terrestre con los brazos tendidos. Catalina vio rayos deslumbrantes de esplendor que brotaban de las manos de María y oyó su voz que decía: “Estos rayos son el símbolo de las gracias que María obtiene para los hombres”. En Ámsterdam, los tres rayos que brotan de las llagas transfiguradas en la palma de sus manos significan la gracia del Padre, la redención del Hijo y la paz del Espíritu Santo.
* Las apariciones en la Rue du Bac iban destinadas tanto a Francia, como al mundo entero, como lo precisó la Stma. Virgen aludiendo a la esfera dorada que sostenía en las manos. Lo mismo vale para Ámsterdam, donde la Señora pide repetidamente ser llevada desde los Países Bajos a todo el mundo.
* Sin que se dieran cuenta, en el momento de las apariciones de la Stma. Virgen, Francia y Holanda estaban al borde del precipicio. Ella vino a ayudarlas y a indicar la vía de salvación.
* Tanto en París como en Ámsterdam la Señora subraya la gravedad de los tiempos, sea en el aspecto religioso que en el político.
En París dice: “Los tiempos son muy críticos”. “Sobre Francia se adensan las desgracias”. “El mundo entero sufrirá desventuras de todo tipo”.
En Ámsterdam amonesta de igual manera: “Esta época, de tal apostasía, el mundo nunca la ha vivido …”. (28.03.1951) “… el mundo entero se autodestruirá”. (19.11.1949)
* Ambos mensajes llaman la atención también al desprecio de la cruz. A Catalina le dice: “Hija mía, la cruz será despreciada, será tirada al suelo”. E Ida Peerdeman refiere: “Ahora veo de repente la Cruz… plantada en el centro del mundo. A su alrededor hay toda clase de personas, que sin embargo vuelven la cabeza”. (29.03.1946) “Es una grave lucha espiritual... Quieren transformar esa Cruz en otras cruces”. (3.01.1946) “Ella señala la Cruz y dice: ‘Todo el mundo tendrá que volver a ella, desde el más grande al más pequeño, tanto el pobre como el rico; pero costará mucho’”. (7.10.1945) “Que todos vuelvan a la Cruz; sólo entonces habrá paz y tranquilidad”. (11.02.1951)
* Sabemos que el Papa Pío IX proclamó solemnemente en 1854 el dogma de la Inmaculada. Pero ya 24 años antes la “Inmaculada Concepción” se había manifestado a la novicia Catalina, invitando a los creyentes a decir esta jaculatoria: “Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.
También en Ámsterdam María desea que los fieles invoquen a la Corredentora, Medianera y Abogada. Como en París, su oración y su imagen preceden un dogma, el más grande y “el último dogma de la historia mariana” (15.11.1951), que, promete, será solemnemente proclamado un día: “Este dogma será muy discutido, pero se cumplirá”. (31.05.1951)
* En París “la voz celestial” continuó después de que se terminaron las visiones. “Hija mía, de ahora en adelante ya no me verás”, dijo la Stma. Virgen a Catalina, “pero en tus oraciones oirás mi voz”.
En Ámsterdam, después de los mensajes, Ida siguió oyendo una voz celestial, como ella refiere en las “Experiencias eucarísticas”.
* Una evidente concordancia entre la INMACULADA y la SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS resulta así mismo de la fecha del primer mensaje de Ámsterdam, del 25 de marzo de 1945, que no sólo era la Fiesta de la Anunciación, sino también el día en que, en Lourdes, en 1858, la “bella Señora” manifestó su nombre a Bernadette Soubirous con estas palabras pronunciadas en el dialecto de los Pireneos: “Que soy era Inmaculada Concepción”, o sea: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

LA CLAVE DE LOS CONCEPTOS MARIANOS
“Lo que comenzó aquí, ha sido proseguido por la Señora de todos los Pueblos”, dijo la Señora a Ida cuando la llevó a la Rue du Bac. Según lo cual y teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos concluir que la Rue du Bac con la Inmaculada constituye el luminoso comienzo y Ámsterdam es el punto culminante o –come allí afirmó la Stma. Virgen– “el colofón de los pensamientos marianos”. (4.04.1954)
Si en la Rue du Bac la Inmaculada nos introduce en una época profundamente mariana, así la Corredentora, Medianera y Abogada universal puede venir en cuanto Señora “a sus apóstoles y pueblos de todo el mundo, para traerles de nuevo el Espíritu Santo”. (31.05.1954)

LA MEDALLA MILAGROSA


Los evidentes paralelismos entre la Rue du Bac y Ámsterdam solicitan de nuevo nuestra atención a la Medalla Milagrosa, de la forma como la Stma. Virgen ha querido que se acuñara. Reflexionando sobre el profundo sentido de los símbolos reproducidos en la medalla, se ve como Ella anticipó una medalla de la Corredentora, Medianera de todas las gracias y Abogada.

LA CARA DE LA MEDALLA
Medianera de gracias – Abogada
En la cara anterior de la medalla vemos a María que aplasta la cabeza de la serpiente, como Dios había anunciado en el primer libro de la Sagrada Escritura: la MUJER que con su Hijo Jesús aplasta la cabeza de la serpiente. (cfr. Gén 3,15)
Con los brazos abiertos y las manos de las que brotan rayos de luz, la Inmaculada Concepción distribuye gracias. En cada dedo lleva anillos, algunos de los cuales brillan. Un detalle interesante del diálogo de Catalina Labouré con la Stma. Virgen nos enseña que debemos pedir las gracias, pues a la pregunta de Catalina: “¿Por qué algunos anillos no brillan?”, la Virgen responde: “¡Esas son las gracias que olvidáis pedirme!”.
La cara de la medalla representa a la Señora también como Intercesora, ya que la figura de la Inmaculada está enmarcada por la invocación:
“Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

EL REVÉS DE LA MEDALLA
Corredentora
En la cara de la medalla vemos a María, la Mujer que aplasta la cabeza de la serpiente, la Medianera de gracias y la Abogada. En el revés de la Medalla la Virgen se presenta como Corredentora, mediante los cuatro mayores símbolos de la Sagrada Escritura que se refieren a la corredención: la cruz, la M de María, el Corazón de Jesús coronado de espinas y el de María traspasado por una espada, con las doce estrellas de la Mujer del Apocalipsis.

La CRUZ expresa de forma completa todo el misterio de la Redención.

La M indica a María y su vocación universal. Está unida a la cruz tan estrechamente que no es posible separar una de la otra. Significa que Jesucristo y la Corredentora están profundamente unidos en el mismo amor, en el mismo sufrimiento y en el mismo fin de la Redención.

LOS DOS CORAZONES HERIDOS constituyen el más hermoso símbolo del amor que redime. El Corazón de Jesús y el de María están representados uno al lado del otro, dos corazones unidos indisolublemente en el mismo amor divino.

A la pregunta de Catalina, si en el revés de la medalla había que escribir un texto, María contestó: “La M y los dos corazones dicen lo suficiente”.

Las DOCE ESTRELLAS de la medalla indican la vocación universal de María como madre de todos. Nos recuerdan LA MUJER del Apocalipsis, vestida de sol y con una corona de doce estrellas en la cabeza, que grita en los dolores del parto. Ella sufre en cuanto corredentora por el mundo entero, para que Cristo pueda nacer en cada hombre.

Por tanto, ya en la Rue du Bac, en los dos lados de una medalla, la Stma. Virgen hace alusión a los tres títulos marianos:
Corredentora, Medianera de todas las gracias y Abogada.
En Ámsterdam se da a conocer después directamente como Corredentora, Medianera de todas las gracias y Abogada con una sola imagen, de la cual dice: “Ella es el significado y la representación del nuevo dogma”. (8.12.1952)

LOS EFECTOS DE LA MEDALLA DE PARÍS Y DE LA IMAGEN DE AMSTERDAM
En 1832 se acuñaron las primeras 2000 medallas, precisamente en los meses en que Francia era afectada por una epidemia de cólera, que en poco tiempo provocó casi 20.000 víctimas en París. Las Hijas de la Caridad distribuyeron las medallas en los hospitales. Ocurrieron innumerables curaciones, tanto que desde entonces la medalla de la Inmaculada es llamada “Medalla Milagrosa”. Tres años después, las medallas distribuidas alcanzaron un millón de ejemplares. En 1876, el año en que murió Sor Catalina Labouré, el número de medallas distribuidas era de más de mil millones.
Lo que ha realizado en todo el mundo por medio de la Medalla Milagrosa, Dios quiere hacerlo de un modo aún más potente mediante la difusión mundial de la oración y de la imagen de la SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS de Ámsterdam.
El gran milagro preanunciado aquí es el mismo Espíritu Santo, que debe venir a todos los pueblos.
A cuantos esperan un milagro visible, la SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS dirige su invitación a emprender una gran acción por el Hijo, la Cruz y la Abogada: “Comiencen esta obra de redención y de paz, llenos de celo y fervor, y verán el milagro”. (1.04.1951)

LOS EVENTOS DE AKITA
UNA PRUEBA IRREFUTABLE PARA AMSTERDAM

Cuanto María quiere que su venida a Ámsterdam no pase inadvertida lo demuestra en modo conmovedor a Akita, en Japón. En Akita los milagrosos eventos tuvieron inicio en modo del todo desapercibido con una única pequeña imagen de oración de la Señora de todos los pueblos. Akita es por consiguiente fruto de la Acción mundial.


En los años 60 un sacerdote alemán había regalado una imagen con la oración en japonés a un pequeño convento de hermanas en Japón del norte. En cuanto la hermana encargada a las instrucciones de las novicias recuperó la salud gracias a la oración de la Señora de todos los Pueblos, en señal de agradecimiento la Superiora comisionó a un escultor budista una estatua de madera con el modelo de la imagen representada en la oración de Ámsterdam.
En seguida, esta estatua de la Señora de todos los Pueblos, de la Corredentora, llora por más de un cien veces, emana un sudor perfumado y sangró de la herida de la mano derecha.